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Miguel Ángel Muñoz, en el momento de abandonar los juzgados de Astorga.
El asesino de la peregrina le cortó las manos y la llevó en una carretilla

El asesino de la peregrina le cortó las manos y la llevó en una carretilla

Miguel Ángel Muñoz se dedicaba a atacar a las personas que realizaban el Camino y había creado desvíos para vigilarlas y asaltarlas

REDACCIÓN

Miércoles, 16 de septiembre 2015, 13:26

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El mundo de Miguel Ángel Muñoz, esquivo y huidizo, según los vecinos de la localidad de Castrillo de los Polvazares, se reducía al Camino de Santiago. De esa ruta, a la que tenía próxima una finca familiar, 'sacaba tajada' para vivir.

En realidad, según esos mismos vecinos, el asesino confeso de la peregrina norteamericana Denise Pikka Thiem era un 'raterillo' al que todos conocían en la zona. De tarde en tarde, robaba "manzanas y peras" y cada cierto tiempo se cometía en la zona un pequeño robo que se le atribuía a él pero que nadie denunciaba por su nula entidad.

Miguel Ángel, que sólo sonreía cuando se escapaba de la zona para recorrer curiosamente el Camino de Santiago que pasaba ante su puerta, era considerado como un hombre incapaz de cometer fechorías de relevancia.

Lo asegura un empresario de la zona. "No creo que él sea el responsable de la muerte de la peregrina. Es una persona de comportamiento extraño pero no le veo capaz de cometer un crimen, aunque la mente humana nunca se sabe", aseguró apenas unas horas antes de que fuera detenido por la Policía.

El trazado y las vigilancias

Nadie en la zona le creía capaz de una atrocidad de este tipo, pero la realidad era bien diferente. Desde hacía tiempo, y no se sabe exactamente en qué momento comenzó a 'atacar' a los peregrinos de la zona Miguel Ángel había comenzado a construir una telaraña en la que caían uno tras otro los peregrinos.

Su 'plan' era bastante más elaborado de lo que pudiera parecer. Desde Castrillo de los Polvazares hasta Santa Catalina cada peregrino recorre unos 3,4 kilómetros y emplea en ese trazado unos 40 minutos de tiempo. Los más preparados reducen esa 'marca' en otros cinco o diez minutos.

Miguel Ángel había fijado dos puntos de vigilancia. Uno al este y otro al oeste de su vivienda, que coincide en el primer tercio del camino que separa ambas aldeas. Además el asesino confeso de Denise Pikka Thiem había pintado varias señales falsas del camino (flechas amarillas) para intentar desviar a los peregrinos a una ruta alejada en unos cien metros del camino principal.

Unos prismáticos

En el registro de su vivienda se han localizado prismáticos con los que se supone localizaba a los peregrinos y les seguía en ese tramo. Si veía la posibilidad de actuar, lo hacía.

Todas las fatalidades coincidieron en el caso de Denis Pikka Thiem, a la que atacó en la jornada del cinco de abril, después de que ésta pasara la noche en el albergue de San Javier, en la capital maragata. Viajaba sola, lo hacía en un instante en el que nadie atravesaba la ruta, no llevaba teléfono móvil y fue asaltada en una zona de matorral próxima al camino principal. Denise quería llegar a El Ganso, pero su vida se truncó con un huidizo personaje que terminó con su vida. "La golpeé con un palo y al caer se golpeó con una piedra", ha confesado el autor del crimen. Presumiblemente arrastró el cuerpo de Denise de ese punto de la ruta hasta la vivienda prefabricada situada en las inmediaciones. Allí desnudó a Denise y examinó sus pertenencias. Después, Miguel Ángel Muñoz optó por cortar con una sierra las manos de su víctima, pensando que así sería más problemática su identificación, según informa leonoticias.com. La Policía ha localizado restos de ADN en varias herramientas por lo que se supone desmembró el cuerpo antes de su traslado "en carretilla" a la zona en la que fue localizado el cuerpo en un avanzado estado de descomposición.

Evitar la acción policial

Fue el amplio despliegue de efectivos el que hizo que el asesino abandonara la zona y se fuera al Camino de Santiago del Norte. Así creía podría evitar la acción policial, confiando en que el rastro del cuerpo, ubicado a más de tres kilómetros de su vivienda, le hiciera ilocalizable.

Quizá por eso cuando la Policía le localizó en una terraza, junto a otros peregrinos en la localidad asturiana de Grandas de Salime, simplemente se derrumbó y confesó el crimen. Habían pasado más de cinco meses desde que el rastro de Denise se borrara en el Camino. Además, en el registro de la vivienda se localizaron 37.000 euros, una cantidad que se supone corresponde en su mayor parte al dinero obtenido de diferentes 'asaltos' a peregrinos, así como de los hurtos por la zona.

Miguel Ángel Muñoz cobra 400 euros como parado de larga duración una cantidad que, ni de lejos, le habría permitido obtener unos ahorros de ese tipo.

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