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"Mi cáncer me enseñó a reír"

"Mi cáncer me enseñó a reír"

Tras darle solo 3 meses de vida, Alejandro Marí se convirtió en el quinto caso conocido del mundo que ha podido superar un extraño tipo de tumor

IDEAL SOCIEDAD

Martes, 18 de agosto 2015, 10:35

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Alejandro Marí, un vecino de Almussafes, se convirtió hace unos años en uno de los pocos enfermos conocidos de Histiocitosis de Cédulas de Langerhand, una enfermedad extraña de la que apenas se conocen casos en el mundo.

Según lasprovincias.es, en el año 2007, acudió al hospital aquejado de un fuerte y persistente dolor en el hombro. Erróneamente, los médicos le diagnosticaron un bulto de grasa, cuando en realidad se trataba de una pequeña tumoración, que 6 años más tarde había crecido y se había extendido a su cabeza y pulmones.

Lo extraño de su enfermedad, impidió saber cómo actuar a los médicos, que desde el primer momento determinaron su ingreso inmediato en el hospital, donde Alejandro redecoró con cuadros, pizarra, ordenador e impresora su habitación, que acabó convirtiendo en una oficina.

Durante su tratamiento, un gran tumor fue extirpado de su cabeza, pero la quimioterapia, no era capaz de reducir el volumen de los tumores en el resto de su cuerpo, por lo que los médicos llegaron a darle 3 meses de vida.

Fue entonces, cuando pensó que iba a morir, que se dio cuenta de que lo que más le preocupaba era lo que pensarían de él por lo que se propuso no perder la sonrisa. No me podía permitir hundirme. Haciendo a los demás felices, yo también iba a serlo. Milagrosamente, cuando todo parecía perdido y se iba a enfrentar a la última quimioterapia que su organismo pudiera soportar, la enfermedad comenzó a remitir, para hacer de Marí el quinto caso conocido del mundo con esta enfermedad que conseguía la sanación.

En la historia de Alejandro, tiene gran importancia Mario, un pequeño de dos años aquejado de leucemia, cuya alegría y ganas de vivir le inspiraron para afrontar todos los obstáculos que le ponía la vida: Era mi fuente de alegría, hacía imposible no pasarlo bien con él. Me enseñó una nueva forma de vivir, irradiaba felicidad. Juntos se embarcaron en una campaña para fomentar las donaciones de médula ósea. Tristemente Mario no encontró un donante para él y finalmente falleció. Pese al dolor, Alejandro prefirió quedarse con todo lo bueno que Mario le había enseñado: Pensar en Mario me impulsa a ayudar a mucha gente, es uno de los motores que me empuja

Ahora Mario tiene planes de futuro y entre ellos está el formar una familia con su novia: Estamos esperando las últimas pruebas para cantar victoria definitivamente. He pasado todo el miedo que tenía que pasar, ahora voy a hacerlo todo.

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