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EFE
GRANADA
Jueves, 6 de septiembre 2018, 12:49
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Una investigación liderada por Mercedes Murillo, de la Universidad de Granada y con colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España, ha logrado la revisión más completa hasta la fecha sobre la provisión e intercambio de ámbar en la Prehistoria de Iberia y ha confirmado una «conexión siciliana».
El estudio revela que en la Europa de la Prehistoria era un producto clave en el trueque, en las redes de intercambio, debido a sus fascinantes propiedades y la facilidad con la que se convertía en objetos ornamentales.
La investigación ha determinado que la llegada del ámbar siciliano a la península ibérica ocurrió al menos en el cuarto milenio antes de Cristo y que, probablemente, se integró en redes de intercambio mediterráneas más amplias que se intensificaron durante el tercer milenio a.C..
Según Murillo, el trabajo presenta nuevos análisis estandarizados de espectroscopia de infrarrojos de 22 muestras arqueológicas y geológicas de un gran número de contextos en toda Iberia, así como una revisión a gran escala de todos los datos previos disponibles.
Siempre se había creído que el ámbar en la península era extremadamente raro en sus depósitos geológicos, y nada más lejos de la realidad, ha informado este jueves la UGR.
Gracias a más de dos décadas de investigación del ámbar español del periodo Cretácico se disponía en el Museo Geominero (IGME) de muestras variadas, aunque ninguna de Portugal, para hacer los análisis comparativos.
Todas las muestras arqueológicas analizadas, con una edad atribuible entre 4.000 y 1.000 años a.C., se hallaron vinculadas a contextos funerarios, como el del Dolmen de Montelirio en Valencina de la Concepción (Sevilla) en donde se encontraron 19 mujeres enterradas.
Los arqueólogos, los paleontólogos y geólogos han colaborado estrechamente para determinar de dónde procedía el ámbar que se encuentra en los enterramientos prehistóricos, ya que si su origen es muy lejano no hay duda de que los humanos lo transportaron de un lugar a otro.
Esto ha podido saberse ya que los análisis realizados con el uso de rayos de luz infrarroja proporcionan una especie de huella dactilar de las piezas y objetos de ámbar.
Gracias a gran cantidad de datos y a este tipo de análisis, integrados con otros cuerpos de información arqueológica, el estudio ha confirmado que en el norte de Iberia los humanos del Paleolítico hasta la Edad del Bronce encontraban ámbar en las rocas cerca de sus asentamientos o poblaciones y lo aprovechaban para elaborar objetos de adorno.
Una de las evidencias sutiles es que el ámbar siciliano, también llamado simetita, apareció en Iberia con una distribución concentrada en el sur, de forma similar a como ocurre con objetos elaborados con marfil.
Esto sugiere a los investigadores que ambos materiales llegaron siguiendo los mismos o parecidos canales, a través del norte de África.
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