Harold López-Nussa: Timba a la granadina
Juan Jesús García
Miércoles, 5 de noviembre 2025, 00:30
Había expectación por conocer al próximo 'grande' del pianismo cubano tras ver en nuestros festivales a otros como Fonseca, Chocolate, Rubalcaba, Melón, Sosa, Bebo, Rubensito, ... Valdés, Valle… (el año que viene. pfv, Marialy Pacheco, para seguir poniéndonos al día), y más si venía avalado por su tío, el gigante Ernan López Nussa. Y, desde luego, Harold (y su hermano Ruy Adrian en la batería) no defraudarán la saga familiar, puesto que el segundo concierto del Festival de Jazz por este año estuvo a una gran altura, encontrando el pianista un hueco propio en un género tan trillado como el jazz afrocubano, donde es difícil ser distinto. Lo fue, lo fueron.
El combo esquivó el cubanismo más turístico con seriedad y originalidad, eso no significa que la clave no estuviera palpitando casi toda la noche al fondo, y tanto, la tocaba el mismo teclista con un pie. Mientras, su hermano, con una batería estándar y apenas unos bongós realizó una exhibición de posibilidades percutivas 'internacionales', complejisimo, raudo y absolutamente preciso, incluyendo también el cajón en su fondo de armario. De Luques Curtis ya conocíamos por Christian Scott su destreza y su sonido redondo, gomoso y poético; el cuarto en concordia fue el armonicista ginebrino Grégeorie Maret, no se sabe si llegado de Suiza o de otro mundo.
No son muchos los músicos que optan por ese instrumento tan portátil, aquí hemos escuchado en su momento al legendario Toots Thielemans, al reciente premio nacional Antonio Serrano, al argentino Franco Luciani, cada uno en estilo distinto, y por su puesto a legión de amonicistas de blues, pero, en frío, costaba pensar en cubanía con armónica. Y es que Nussa y Maret como pareja de hecho se escapan del estereotipo, lo prueban sus dos discos de la serie 'Timba', recordando ese estilo joven energético y dinámico con una base rítmica sofisticada y una lírica a menudo directa y escandalosa que se pudo de moda en Cuba en los años noventa. Maret puede sonar completamente afrancesado o casi como un Hammond B3, en cualquier caso es un locuacísimo intérprete que consiguió registros emotivos de voz humana. Nos faltó el improvisador Alexis Pimienta, tan amigo de Granada, que participa también en el disco que presentó Nussa y cía.
Precisamente comenzaron por el tema final del álbum 'New Day', al que añadieron una adaptación montunera de 'El Manisero' y la cosa prometía una fiesta en el 'Solar'. Pero no, Nussa es de otra generación y con gustos más globales que algunos de los arriba señalado, puede sonar clásicamente romántico, a club de Nueva Orleans, ir al swing, tan rugoso como amable o tumbar con propiedad y sin exhibicionismo vacuos. Algunos momentos especiales de la noche fueron, por ejemplo la versión del 'Bonito y sabroso' del 'bárbaro' Moré, donde hasta cantaron e hicieron cantar al público, que estuvo en todo momento por la labor; y más si aparece una invitación tan nuestra como las 'Gitanerías', de Lecuona, a piano y... ¡qué cajón'; hay que subrayar la nostalgia emotiva que desprendió desde la distancia 'Tierra mía', y ese juguetón regalo que fue el 'Summertime' a ritmo de compartido chachachá en el bis, que puso unánimemente firme al personal para ovacionar.
Ayer imaginamos que el muelle sobre la bahía donde se sentaba Otis Reding estaba en el Genil, hoy nuestro malecón para pasear pudiera ser el del Darro. Cualquier ubicación es ideal si la timba es tan buena. La semana que viene más: Brandee Younger, Jazzmeia Horn, y Ricahrd Bona. Nuestro festival es chiquito pero matón. No falten, quedan avisados
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