Vecinos de Pozo Alcón logran que el párroco reconsidere los cambios al rito

Ni había misa, ni fiesta religiosa ni actos de liturgia. Pero la iglesia de la Encarnación de Pozo Alcón se llenó. Había reunión con el cura párroco, Francisco Daniel Villacañas, con quien muchos vecinos querían abordar un tema que ha levantado ampollas en la localidad serrana: cómo dar el pésame a las familias de los fallecidos. Toda la vida se ha hecho en el pueblo con el féretro en el altar y los familiares en primera fila. Ante ellos se formaba una fila de vecinos que iba pasando para darles las condolencias. Hasta que llegó el padre Villacañas, hace ya más de un año, e instauró un nuevo rito: el féretro se saca hasta un pórtico y allí se forma el duelo. La presión de los vecinos ha obligado al cura a reconsiderar la situación y a volver a la forma tradicional.

«Ha sido un tira y afloja, porque al principio lo que pretendía el cura es que fuera opcional: que se pudiera elegir si hacerlo en el pórtico o hacerlo como siempre. Pero cuando ha visto el desacuerdo tan grande que había hacia la medida que él pretendía, ha cedido, asegura Miguel Fernández.

El que se ha constituido como portavoz de los vecinos ha librado esta batalla por su padre, también de nombre Miguel, de 82 años y con una salud precaria. «Era una cosa que le venía preocupando. Me decía: 'A mí como me van a sacar a la calle cuando me llegue la hora. Yo he participado siempre en las cosas de la iglesia, he contribuido, y quiero que el pésame en mi entierro sea como ha sido toda la vida, y que no me saquen a la calle'». Miguel padre fue a hablar con el cura para intentar cambiar las cosas, pero no lo consiguió. Y seguía teniendo esa comezón por dentro. Miguel hijo también terció, y lograron una reunión con el cura en la iglesia. Para conseguir que fueran más vecinos y hacer toda la presión posible encargó unas octavillas que repartió por el pueblo. La convocatoria ha tenido mucha repercusión, hasta el punto de que logró llenar la iglesia ayer.

Más seriedad

A la reunión asistió tanto el párroco de Pozo Alcón como otro del Fontanar, aldea cercana. Allí se pidieron disculpas públicas por los inconvenientes o problemas que se haya podido causar a los vecinos con los cambios de 'protocolo' que se habían intentado implantar durante los últimos meses.

Los cambios estaban motivados en el deseo de los sacerdotes de poner orden en los duelos y hacerlos más solemnes. En darles más seriedad. Y se había constatado una cierta desorganización a la hora de hacer las filas y del paso de los vecinos ante los dolientes. Sonaban teléfonos móviles en el templo y conforme pasaban los minutos el ambiente se relajaba en conversaciones y corros.

Tras la reunión de ayer existe el compromiso de los vecinos de evitar los teléfonos y de dar toda la seriedad y el rigor que la ceremonia del pésame se merece. Dentro de la iglesia, como siempre ha sido. En memoria de los vecinos a los que despiden, ayer Pozo Alcón acordó tener el pésame en paz.