«Recuerdo los puestos donde vendían agua 'a perrachica la panzá'»
Pues no estamos tan mal | Juan Eslava Galán, escritor ·
El escritor Juan Eslava Galán, nacido en Arjona, lleva a sus espaldas medio siglo dedicado a las letras. Busca contar la historia de la gente corriente, esta vez toca conocer más de sus vacaciones literariasMedio siglo. Se dice rápido, pero implica cinco décadas de conocimiento, cultura y pasión a una dedicación: la escritura. Y, por supuesto, su difusión. Juan Eslava Galán, escritor arjonero, recurre a las redes e internet para darse a conocer y ahí confiesa que no sabe si su verdadera vocación es la de lector, novelista o historiador, «probablemente una amalgama de las tres». Amante de la historia, de la arqueología y «el misterio en su más amplia acepción», busca desentrañar los secretos de la humanidad o, al menos, hacerlos más accesibles para los lectores. «Quizá leemos o escribimos para conocernos o comprendernos, no lo sé», afirma. Con casi un centenar de obras publicadas, se prepara para la pausa estival. Aunque, como él admite, lo de descansar no se le da muy bien al jienense.
–¿Se toma alguna vez vacaciones en verano Juan Eslava Galán?
–En mi juventud fui muy holgazán y me tomé todas las vacaciones de mi vida por eso ahora a mis setenta y tres años trabajo todo el año como un subsahariano o afroamericano.
–¿Cómo es su día a día en época estival? Con lo organizado que es habitualmente, ¿cambia mucho el horario de su jornada para los días de descanso veraniego?
–Nunca pongo el despertador. Me levanto hacia las seis o un poco antes y me pongo a trabajar. Sobre las ocho comparece mi mujer, desayunamos juntos, después de aseo y después vuelvo al tajo.
–Pero también hay sitio para una pausa entre tantas horas dedicadas al trabajo, ¿no?
–A media mañana me tomo un descanso para hacer las compras cotidianas, después de almorzar temprano, siesta en el sofá y vuelta al trabajo. A la caída de la tarde vemos una película enlatada y salimos a dar un paseo que puede terminar en tapeo que sirva de cena.
–¿Aprovecha más estos días para leer o escribir? ¿O prefiere buscar alternativas diferentes y desconectar de sus tareas cotidianas?
–Leo y escribo indistintamente. Ya debido a mi edad releo más que leo. De lo nuevo que va saliendo solo leo lo de los amigos o lo que me corresponde como jurado de un par de premios literarios.
–¿Alguna preferencia?
–Casi todo lo que leo es ensayo, lo necesario para escribir mis propios ensayos o novelas-ensayo.
–¿Qué libro se ha reservado para leer este verano o que tenga ganas de coger nada más tener unas horas disponibles?
–Estoy releyendo la obra de Cunqueiro, autor al que admiro mucho. Y también estoy con una novela de Emilio Lara, que se titula 'Centinela de los sueños'. Magnífica.
–¿Qué lectura recomendaría para estos días de calor y viajes a la playa?
–Cualquier novela de Pérez-Reverte o el clarividente y demoledor ensayo 'Tiempo de Hormigas' de Antonio Pérez Henares.
–¿Algún verano de su infancia que recuerde con especial cariño en Arjona u otro punto de Jaén?
–Recuerdo con escasa nostalgia aquellos veranos de Jaén, cuando no teníamos aire acondicionado y pasábamos los primeros ardores de la noche en cualquiera de los doce cines de verano donde había puestos que vendían agua «a perrachica la panzá».
–Bonitos recuerdos.
–Lo que uno recuerda, en realidad, es que era joven y la vida se hermoseaba a nuestras plantas. No es que aquellas escaseces sean para consolar a nadie.
–¿Qué ubicación jienense cree que sería digna de inspiración para ambientar una de sus novelas?
–Tengo en el magín una que ocurrirá en Arjona en 1628, cuando se descubrieron las reliquias de los santos, un asunto que hizo ruido hasta en el Vaticano.
–Es usted protagonista en uno de los cursos de verano que ofrece la UNIA en la sede Antonio Machado de Baeza. ¿Qué sentimiento le provoca formar parte de la programación?
–Una especie de pudor, pero por otra parte pienso que después de más de cien libros publicados quizá pueda comunicar a los escritores jóvenes parte de mi experiencia y eso puede ser positivo.
–¿Es usted más de gazpacho o de salmorejo?
–De los dos, el gazpacho nunca falta en mi mesa en la época de verano, a veces con alguna variante dulce que me permita prescindir de la sal –prescripción médica–. Y añadiré ajoblanco en sus tres versiones jaeneras: de almendra, de huevo y de harina de habas.
–Pues, a pesar de todo, no estamos tan mal, ¿no? ¿En qué proyecto anda ahora?
–Corrijo galeradas de 'Enciclopedia nazi para escépticos', que saldrá en noviembre, y a ratos escribo otro libro sobre la reconquista.
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