Vilches diseña rutas para atraer al senderismo de la provincia

Con tal idea, el Ayuntamiento de Vilches ha decidido diseñar rutas senderistas emblemáticas que inviten a caminar por los espacios naturales del término municipal. La iniciativa la desarrolla Rosa Conejero, responsable técnica del área de Turismo del Ayuntamiento, que ha presentado el primero de los itinerarios, el denominado 'Senderismo por cuevas, pilares y fuentes del Cerro Mortero', una ruta de dificultad media a base de 10 kilómetros de subidas y bajadas y tres horas y media de duración, porque el trayecto conlleva la visita a un grupo de cuevas que han contribuido a que el municipio condatense ostente la certificación de Pueblo Mágico de España, un reconocimiento otorgado por el Instituto de Desarrollo Local y Estudios Sociales. Y es que durante siglos el vilcheño aprovechó la composición blanda de la piedra arenisca que estructura sus cerros para excavar innumerables cuevas que oficiaron de vivienda habitual hasta hace relativamente poco tiempo. Semiderruidas unas, rehabilitadas otras, ahí siguen como fiel evidencia de la historia, la cultura, la antropología y el patrimonio de un pueblo troglodítico por el que pasaron todas las civilizaciones.

Esta primera ruta oficial de Vilches, que es circular y compagina la actividad física con su patrimonio paisajístico y troglodítico, permite visitar la Fuente de la Atalaya por la que mana agua por los cuatro costados; la Cueva del Escribano, de empleo estacional ya que sus moradores solo la habitaban durante el verano; el Mirador Cueva de las Arenas, de difícil acceso, muy derruido por su composición a base de arenisca blanda; la Cueva del Piojo, la de mayor dificultad, que conserva una hornacina interior muy llamativa; Cueva Barranco Caramba, con corralillo delantero y bazar interior para guardar la cubertería; Pilar del Algarrobo, con un par de árboles de la familia de la fabáceas originarias de la Cuenca del Mediterráneo y una fuente de la que siempre mana agua; Cueva del Jarero, de ocupación permanente, que aprovechaba un venero de agua; El Minao, fría agua a la que arrojaban monedas para pedir deseos; Cueva Moteño, entre olivos, higueras y viñedos; y la más emblemática de todas, la Fuente Vieja, de mediados del XIX, que proporcionaba el agua más potable que llegaba al pueblo portada por mujeres en sus cántaros de barro.

No será la única ruta trazada por el Ayuntamiento. Rosa Conejero expresa que tras la del Mortero llegarán otras entre las que dos destacan sobremanaera: Jarabancil con formaciones geológicas y cueva de cal y Giribaile con el pantano del mismo nombre, poblado ibérico, castillo árabe y eremitorio visigótico.