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Vista aérea del embalse del Dañador, en Montizón. CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL GUADALQUIVIR
La falta de lluvia provoca que un embalse esté en situación de emergencia y otros dos en alerta

La falta de lluvia provoca que un embalse esté en situación de emergencia y otros dos en alerta

La situación de los recursos hídricos de la provincia (al 34% de su capacidad) no estaba tan crítica desde 2012, cuando también se acusó la sequía

Lorena Cádiz

JAÉN

Miércoles, 2 de agosto 2017, 00:30

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Lo que durante el invierno y la primavera era una situación que no tenía buena pinta, se ha convertido, en pleno verano, en un panorama negro. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) acaba de hacer público su Informe de Sequía de este mes de julio, en el que hace un diagnóstico de la situación de los sistemas de la cuenca y muestra una situación crítica en la provincia de Jaén, donde uno de los embalses, concretamente el Dañador, situado en el término municipal de Montizón, y que abastece a la población del Condado, se encuentra en estado de emergencia.

Eso significa, según explica la propia Confederación en ese informe, que solo tiene capacidad para cubrir la demanda actual de agua, al cien por cien, durante un periodo inferior a un año. Eso para el abastecimiento, porque para el riego solo tiene disponibilidad de agua para cubrir un 60 por ciento de la demanda durante un periodo inferior al año.

Es decir, que o llueve o llueve, no queda otra para la comarca del Condado, que no es la única donde la escasez de agua alcanza niveles complicados. Otros dos embalses de la provincia están en situación de alerta, lo que podría considerarse un grado por debajo del estado de 'emergencia'. Se trata de El Rumblar, situado en Baños de la Encina y La Bolera, en Pozo Alcón. En ambos casos, la situación de alerta significa que su capacidad actual les permite dar abastecimiento al cien por cien de la población durante dos años, mientras que para el riego pueden cubrir un 80 por ciento de la demanda durante un año, y un 60 por ciento otro año.

También la Confederación señala los bajos recursos del embalse del Aguascebas, en Villacarrillo, que está en estado de prealerta, al 53,9 por ciento de su capacidad, lo que supone un descenso considerable a un mes antes, en junio, donde el agua almacenada llegaba al 60 por ciento de capacidad.

El único embalse que el Informe de Sequía muestra en un estado de «normalidad» es del Quiebrajano, en Jaén capital.

La sed de los pantanos de la provincia no era tan alta desde el verano de 2012, cuando el panorama pintaba parecido al de este estío, según muestra el histórico de la CHG.

En general, de media, los embalses de la provincia se encuentran, a fecha de ayer, al 34,58 por ciento de su capacidad. Una imagen llamativa desde hace unos meses a esta parte es ver el 'hilo' de agua en el que prácticamente se ha convertido el embalse del Giribaile, que se encuentra al 25 por ciento de su capacidad.

Uno a uno, el Tranco de Beas está al 40,67 por ciento de capacidad; El Aguascebas al 46,45 por ciento; la presa de Siles al 19,14 por ciento; el Dañador al 41,18 por ciento; el Guadalén al 24, 65 por ciento; la Fernandina al 42,92 por ciento; el Guadalmena al 42,41 por ciento; el Quiebrajano al 26,39 por ciento; el Rumblar al 32,11 por ciento; el embalse del Jándula al 33,14; el Encinarejo al 87,43 por ciento; y el Víboras al 47,46 por ciento.

Hace solo unos días que el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Antonio Ramón Guinea, participaba en la jornada 'Agua y Cambio Climático', organizada por ASA Andalucía y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP). Allí aseguró que el Plan Hidrológico del Guadalquivir «es un plan concebido para garantizar la sostenibilidad de un recurso natural tan importante como es el agua en el contexto adverso global del cambio climático, que no sólo está reduciendo la frecuencia de precipitaciones sino que está elevando la temperatura media de las regiones y puede conducir a una espiral de aumento del consumo».

Mejor planificación

Ante ese escenario, según dijo, hacen falta «respuestas globales, pero también locales, orientadas a lograr economías con mayor seguridad de agua y más resilientes al cambio climático». Por lo que «resulta fundamental una mejor planificación para la asignación de los recursos hídricos, la adopción de incentivos para incrementar la eficiencia del agua, y las inversiones en infraestructuras para asegurar el abastecimiento y disponibilidad del recurso».

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