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Actividad al aire libre en la residencia para mayores de Peal de Becerro.
El 'boom' de las residencias

El 'boom' de las residencias

A pesar de la oferta, el envejecimiento de la población y sus necesidades llenan las residencias de Jaén y su área metropolitana, agotadas las plazas públicas, aunque cada vez con un servicio más integral y más actividades

Miguel Ángel Contreras

Martes, 11 de abril 2017, 02:31

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«Mi padre cumplía cien años en diciembre y murió en noviembre. No llegó por unos días. Yo parece que he salido a él», asegura mientras hace memoria Encarnación García Barbas, a sus 88 primaveras. Lo cercano a veces, reconoce, se le hace más borroso, lo lejano en cambio le llega a la retina de forma nítida, su infancia en Las Carmelitas de Jaén, el bar junto a su marido en Peal de Becerro en el que la felicitaban a menudo por sus platos, su casa, que tuvo que dejar hace algo más de un año cuando ingresó en el centro. «Mis hijos viven los dos varones en Madrid y la niña en Granada. Estaba solita en la casa. Ahora aquí estoy contenta. Con las compañeras lo pasamos bien, aunque ya no puedo hacer muchas de las cosas que hacen ellas, como pintar. La vista, sabes», pregunta de manera retórica, apostillando rápido, como si fuera una revelación, que todavía tiene su casa y está además al lado de la residencia. «La están reformando mis hijos para cuando vienen, el patio está pintado y las habitaciones arregladas. Estáis invitados cuando queráis», apostilla.

Encarna es una de las mayores de la residencia de Peal de Becerro, gestionada por Macrosad, y dirigida por Luz García; con 56 plazas entre privadas y concertadas. En la provincia hay en total 69 residencias de mayores con concierto y 25 para personas con discapacidad, según datos de la Junta de Andalucía, con cien por cien de ocupación en muchas de ellas. Cuatro son totalmente públicas en la provincia (Linares, Úbeda y La Carolina de mayores, y el Zaitún de Linares para personas con discapacidad). En total son 483 plazas y 557 los trabajadores públicos.

La plaza oscila entre los 1.200 y los 1.800 euros aproximadamente. La ayuda pública es de 50 euros al día hasta un máximo de 1.500 euros al mes. La gente que entra en las residencias públicas bajo este concepto son «muy dependientes, de grado 3». El tiempo de estancia en una residencia de esta índole alcanza como máximo los quince años.

El centro de Peal de Becerro se encuentra muy cerca de la casa de toda la vida de Encarna. Es lo preferido por la mayoría. Si cualquier familia a la hora de llevar a sus hijos al colegio opta por el más cercano, cuando se trata de sus mayores es lógico que la mayoría también busque la residencia más cercana. «Yo estoy a gusto, la residencia la conocía desde hace muchos años, son vecinos. Mis hijos vienen siempre que pueden (su hija es trabajadora social en Granada y su nieta maestra)», recalca.

Una demanda que en Jaén no siempre es posible abordar, con las plazas ocupadas al cien por cien en las públicas de la capital y en su área metropolitana, donde estos centros pueden acumular hasta seis meses de lista de espera para poder ingresar a una persona mayor.

400 esperando

En la capital y el área metropolitana están al cien por cien de su capacidad. Hay lista de espera de mayores de cerca de 400 en total, de varios meses. El 80% está en Jaén capital y la zona periférica. Le siguen Andújar y Linares, por ese orden. «La gente quiere esas plazas en esos sitios. En Andújar, por ejemplo, con 70 personas, hay hasta ocho o diez meses de espera. Quieren allí», explica Vega. «Si te abres hay plazas ya libres, en Siles o Génave o Santiago de la Espada. La lista de espera es «inexistente» en las plazas para personas con discapacidad, «solo de traslados», apunta la Junta.

Desde Igualdad sostienen que la demanda ha ido in crescendo en los últimos años pero que se ha conseguido optimizar y llegar al cien por cien de ocupación (algo que antes se evitaba) con el esfuerzo que supone y no reducir plazas, al contrario.

No obstante, el envejecimiento de las personas, el traslado de muchas de ellas a la capital para estar con sus familiares y el movimiento poblacional hacia localidades próximas a Jaén explican que este recurso asistencial se agote en estas zonas mucho antes.

Depende, por ende, de la zona. El que las plazas en estas zonas estén agotadas no quiere decir que no cubra la asistencia. Los plazos se acortan y hay más facilidad de ingreso en residencias más alejadas -en Siles o la comarca de Cazorla y la Sierra, por ejemplo- donde la demanda es menor y se puede obtener una plaza en cuestión de semanas. En las zonas más rurales las plazas se cubren cada vez con más rapidez.

Mejorar -en cuanto al número de plazas- este tipo de asistencia es uno de los retos que tienen desde la delegación de Igualdad de la Junta de Andalucía. «Actualmente hay 2.906 plazas distribuidas en 69 residencias destinados a mayores y personas dependientes y casi todas están ocupadas. Uno de nuestros objetivos es acortar plazos y crear nuevas plazas de concierto porque es ahí donde está la demanda», apuntan desde Igualdad. Hay también «muchas residencias privadas sin concierto con la Junta que están funcionando muy bien y están al cien por cien», admiten.

Un día en la residencia

El día para Encarna comienza entre las 8:00 y las 9:00 horas, cuando comienza la jornada en la residencia. Toca desayuno y a las 10:00 horas la terapia, según las necesidades e intereses de cada usuario. Duran de 45 minutos a una hora. Luego pasa la animadora. «Hace su gimnasia de actividades cognitivas motricidad fina y gruesa. Le gustan las salidas al exterior del centro. Siempre dispuesta a participar salir. Le encantan cuando va el cura a dar la misa en el centro. «No me gusta criticar o poner por los suelos. Soy católica, sabes», revela.

Aquellos que se valen por sí mismos bajan a comer a las 13:30 o 14:00 horas y luego ven la tele. Los dependientes lo hacen en sus habitaciones. Por la tarde, otra terapia y merienda a las 17:00 horas. Hasta las 19:00 horas es el horario de visitas, saliendo al patio o a la calle. La cena es a las 19:30 horas, acostándose sobre las 21:30, aunque muchos tienen tele en su habitación o leen hasta tarde.

Amores ocultos

En la residencia de mayores de Peal de Becerro ha vuelto a surgir el amor. Ha pasado en más de una ocasión. «Hace un tiempo hubo una parejilla y ahora hay otra, pero encubierta, porque no quieren que se enteren los demás. Se buscan el uno al otro, se sientan juntos, van al dormitorio del otro... Aquí pasa como en los pueblos, que cuando los ven juntos empiezan con los rumores de mira estos y no quieren ellos que se sepa. Son los dos viudos y no quieren que se enteren y también está el tema de los hijos. Ha habido además dos incluso que han estado en Juan y Medio (en el programa de Canal Sur)», explica con una sonrisa María Elena Martínez, trabajadora social del centro desde 2008, con experiencia previa en el campo. «Hoy en día los centros han cambiado muchísimo. Antiguamente se centraba solo en la atención de necesidades básicas de alimentación, higiene o limpieza. Hoy va mucho más allá de eso. Cubren necesidades psicológicas a nivel terapéutico social. Es muy importante no perder contacto con la comunidad», indica.

«Es un trabajo muy satisfactorio pero es cierto que a veces es complicado por el desgaste cognitivo que sufren algunos. Tú ves que no puedes ayudar todo lo que te gustaría. En ese sentido sí que te ves un poco limitada. A veces te entristece. Esta persona que hace un mes podía hacer esto o aquello y ya no», explica. «Pero la sonrisa en la boca la tienen y te dan mucho cariño. Te lo recompensan. Te hacen sentir bastante bien. O te dicen hoy me ha sorprendido tal día Menganico y Fulanico que se ha acordado de esto o aquello. O cuando te cuentan sus historias de amoríos o sus relaciones lo que les pasaba. Muchas veces recuerdan más lo pasado que lo reciente», subraya.

Cómo lograr una plaza pública

Para conseguir una plaza pública se debe superar una valoración del estado de dependencia en el que hay una serie de ítems centralizado a nivel nacional, que hasta que no se cumplimentan todos no se sabe el grado que va a salir, I, II o III. Dependiendo de cual tiene derecho a unas prestaciones u otras. El cambio de ley del Gobierno central en 20112, que redujo las horas de ayuda a domicilio, y volvió más duros los requisitos. La Junta paga la diferencia desde el 80% de la pensión hasta los 1.500 euros (así verbigracia si esta el 80% de su pensión son 1.000 euros, el Gobierno andaluz paga 500). La financiación es el 80% de la Junta y el 20 del estado, subrayan desde el gobierno autonómico.

Este servicio va ligado estrechamente a la Dependencia en la provincia jienense. El coste de esta en Jaén es de 116 millones de euros, según datos de la Junta de Andalucía. Los beneficiarios en la provincia son 22.265.

De este modo, 6.740 personas están incluidas en ayuda a domicilio. 1.117 están en centros de Día, en el ámbito residencial son 2.679 los jienenses y prestaciones vinculadas al servicio (reciben un dinero y eligen la residencia que quieran), 545. Con una prestación económica son 8.927, con ayudas que van de los 150 a los 400 euros.

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