El tesoro junto al castillo de La Espinareda
Los restos de la fortaleza se encuentran en lo alto de un cerro del mismo nombre en el término de Segura de la Sierra
MANUEL RODRÍGUEZ ARÉVALO
Jueves, 23 de febrero 2017, 01:10
Los restos de la fortaleza de La Espinareda se encuentran en lo alto de un cerro, junto a la aldea del mismo nombre, perteneciente al ... término municipal de Segura de la Sierra.
Este castillo fue entregado a la Orden de Santiago en 1242 por Fernando III el Santo. Según el profesor Salvatierra, poco después desaparecerá de las fuentes y quedará despoblado.
Existe una leyenda, con varias versiones, que la sitúan en la aldea de Cabeza Gorda y otras en las cercanías del castillo de La Espinareda.
La historia relata que en la zona hay muchas y diversas cuevas, pero una de ellas es muy conocida por los vecinos porque contaba sus piedras simulaban imágenes de santos.
Una señora del poblado soñó, tres noches seguidas, que debía entrar en esa misma cueva y bajo siete piedras cuadradas encontraría siete orzas llenas de oro. Detrás de estas orzas hallaría unas enormes tijeras abiertas en cruz que no debía pisarla porque evitar una desgracia.
Al día siguiente subió con su hijo a dicho abrigo natural. Como para llegar a la cueva había que descolgarse, ataron una soga al tronco de un pino y el chico se deslizó hasta la boca de la gruta.
Provisto de una tea, penetró en el interior. Llegó a una cámara donde contempló las siete losas que soñó su madre y bajo ellas otras tantas orzas repletas de monedas de oro. El muchacho comenzó a dar saltos de alegría y aunque su madre le gritó desde fuera que tuviera cuidado con las tijeras, el aviso le llegó demasiado tarde.
La pisó y se cerraron al instante. De las entrañas de la tierra apareció un gigantesco caballo que de una coz lanzó al muchacho contra los riscos. Al atardecer, viendo su marido que no volvía, reunió a un grupo de amigos y subió a la cueva. Allí se encontró a su esposa sollozando. Le relató lo sucedido y bajaron a por el cuerpo del chico.
Desde entonces nadie se ha atrevido a entrar en la caverna.
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