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Pinos creciendo entre restos del incendio en una imagen tomada en el Tranco en 2006, un año después del gran fuego.
El monte quemado sólo resucita con euros

El monte quemado sólo resucita con euros

Tras el Puerto de Las Palomas y el Tranco, recuperar el Guadiana Menor requerirá millones

Juan Esteban Poveda

Martes, 18 de agosto 2015, 00:34

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Hace poco más de dos semanas que se dio por extinguido el incendio forestal de Quesada, el mayor en lo que va de siglo en la provincia de Jaén y uno de los más importantes de España en el mismo periodo. Más de 10.000 hectáreas de alto valor ecológico arrasadas. Llega la hora de la recuperación. De proteger el suelo y de devolverle la vida. La Junta anunció que había librado 2,1 millones de euros para comenzar los trabajos: estudios que llevarán tres meses, corta y retirada de la madera quemada, construcción de albarradas y fajines que sujeten el terreno . Hay para nueve meses con eso. Pero por la experiencia de otros grandes incendios forestales que han asolado Jaén, como el del Puerto de las Palomas (2001), Sierra Morena (2004) y el Tranco (2005) indican hay tarea para muchos años. Puede que para décadas. Y que serán necesarios muchos más de esos dos millones si se mira a largo plazo.

Poco después del incendio del Puerto de las Palomas en 2001 (850 hectáreas quemadas en Navahondona y Guadahornillos) se hablaba de un periodo de 30 años para recuperar la naturaleza. Ya ha pasado la mitad y los efectos son aún visibles en una ladera que antes era un denso pinar y ahora está clara. Al igual que ocurre ahora en Quesada, la primera preocupación era la erosión. Que el monte que quedara sin suelo, que la lluvia lavara la tierra y dejara la roca pelada. Lo primero que se hizo fue construir empalizadas, albarradas y diques en las laderas. Se usó la madera quemada como material básico. Se tomaron medidas para evitar que se especulase con la madera medio quemada, que se vendió a través de un procedimiento de precios regulados a empresas de Linares, Bailén y Málaga.

La primera idea de recuperación forestal se basó en un experimento entre la empresa pública forestal (antes Egmasa, hoy AMA) con la Universidad de Jaén. «La naturaleza tiene un importante papel que desempeñar ahora», decían las autoridades. El proyecto se basaba básicamente en dejar que el monte se regenerase en la medida de lo posible por sus propios medios.

Críticas

Lo empinado de las laderas hizo que mucha madera quemada se dejase en la zona por motivos de seguridad. Hubo críticas del sector turístico. El Puerto de las Palomas es la puerta de entrada al Parque Natural, principal reclamo de la provincia, y una ladera pelada y negra no era la mejor carta de presentación. En 2005 la Junta de Andalucía admitió que había que actuar más que dejar hacer, retiró más madera quemada y planteó trabajos de reforestación. En 2012 aún se seguían plantando allí a través de convenios con la Oficina del Voluntariado y el Aula Verde de la UJA.

El delegado de Medio Ambiente, Juan Eugenio Ortega, destaca que hubo inversiones más de 3,8 millones de euros en la zona en lo que considera una buena actuación. «Lo fundamental fue construir fajines para sujetar el suelo y funcionó. La prueba es que ha agarrado lo que se ha plantado, especies autóctonas, como cornicabra y enebros, que crecen ya junto a pinos replantados y de piñón», explica.

La actuación tras este incendio ha sido criticada. «Después del desastre del fuego llegó el desastre de un intento de recuperación natural que en la sierra se interpretó como que no había dinero para el Parque Natural. Se perdieron unos años preciosos, y cuando se dieron cuenta del error se intentó subsanar. Es cierto que actuar allí es complicado por la fuerte pendiente y el poco sustrato del suelo», apunta José Ayala, presidente de los hosteleros de Jaén y uno de los empresarios de más prestigio del Parque Natural, donde regenta un hotel.

Sierra el Oro

Distinto fue el caso del incendio forestal de Sierra Morena de 2004. Hubo 7.323 hectáreas arrasadas en Santisteban del Puerto, Aldeaquemada, Montizón y Castellar. La mayoría del terreno eran dehesas, muchas de ellas cotos de caza. El resto eran montes municipales. El Gobierno estimó los daños en unos 2,1 millones de euros. En buena parte de las fincas la regeneración ambiental era sencilla dado que no había mucha densidad de pinares sino de montes con vegetación autóctona, más fácil de recuperar.

Los daños se centraron en la caza, una de las principales riquezas de la comarca. Quedaron afectados los cotos Dehesa Carnicera, El Campillo, El Navazo, La Alameda, La Antigua y La Tabladilla, La Escribana, Las Argollas, Las Minillas, Sierra del Oro, El Sobrante, Aguillas, y el Morrón de las Mujeres.

El delegado de Medio Ambiente indica que la recuperación ha sido mucho más favorable en los cotos de caza privados que en los montes municipales, donde a su juicio «no se tomaron en su día las medidas oportunas y la regeneración es muy lenta».

Juan Diego Requena, alcalde de Santisteban del Puerto desde 2011, confirma esta impresión: «El monte está aún arrasado, la vegetación se recupera despacio. Llegarían ayudas en su día, después nada. Además se pusieron una serie de alambradas protectoras que no se han retirado aun y son una verdadera trampa para los animales. Desde luego en los últimos cuatro años no se ha hecho nada de nada. Y las ayudas fueron más las prometidas que las que realmente llegaron».

El Parque Natural

En 2005 el fuego de nuevo se cebó con la provincia de Jaén. Una tormenta de rayos arrasó más de 5.000 hectáreas varios puntos del corazón del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. El entorno del pantano de Tranco (una zona especialmente sensible al turismo) quedó seriamente tocada. Se elaboró un potente programa de actuaciones para regenerar el terreno cuanto antes. Un plan, en principio, de 20 millones de euros. La Naturaleza también puso de su parte, y una después de las llamas se estimó que dos terceras partes de la zona afectada estaba recuperándose correctamente.

En 2007 ya habían gastado 12 millones. Las principales intervenciones se centraron en la retención de suelo y en la siembra de semillas. En esta última labor, que ha afectó a 1.000 hectáreas, se gastó 1,1 millones de euros.

Para eliminar vegetación del monte quemado Medio Ambiente el desembolso fue de 8,1 millones de euros. Se retiraron 68 millones de kilos de madera. Hubo partidas para proteger especies catalogadas. En la carretera del Tranco se retiraron pies quemados y se limpiaron 30 kilómetros de pistas forestales, recuperando otros 35. En actuaciones de reparación de infraestructuras la inversión fue de 1,29 4 millones.

En 2010 el entonces consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo aseguró en una visita a la comarca que se estaba entonces ultimando la redacción de dos proyectos por valor de otros ocho millones de euros para llegar a zonas donde la regeneración no había sido satisfactoria. «Estamos hablando de inversiones muy importantes, por encima de los 25 millones de euros. Desde tratamientos fitosanitarios contras las plagas, fajines, plantaciones de vegetación autóctona y sobre todo obras en las infraestructuras. Son inversiones muy importantes», dice el actual delegado provincial de Medio Ambiente

El hostelero José Ayala admite que «para la regeneración de este incendio sí se tomaron medidas importantes desde el primer momento. El sector turístico pidió que se actuase cuanto antes y se hizo al menos en la zona declarada de mayor impacto paisajístico. Hoy ya se pueden ver pinos de más de metro y medio en las laderas. También es cierto que el suelo aquí es más agradecido que en Las Palomas».

Y ahora Quesada y Huesa

Toda esa experiencia en restauraciones forestales va a ser muy valiosa ahora en una zona especialmente complicada, como es la Dehesa del Guadiana Menor, arrasada este verano. La frontera con el desierto que avanza desde el sureste español. Durante 50 años, y con un coste elevadísimo, se repobló la zona con pinares que han ardido como la tea este verano. La Junta confirmó inversiones forestales allí de 1,9 millones en los últimos años, sin precisar el periodo concreto. Una minucia comparado con lo que se va a necesitar ahora.

El profesor Antonio J. Manzaneda, del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología, Área de Ecología, de la Universidad de Jaén, y experto en restauración ambiental, explicaba apenas quedó controlado el fuego que los montes arrasados (en los que él trabajó en 2012) son «sin lugar a dudas el espacio natural más particular y singular de la provincia de Jaén. Una región semiárida, con precipitaciones de entre 200 y 400 litros al año y con un suelo con mucho yeso que dificulta mucho el crecimiento de la vegetación. De hecho, el problema más urgente que hay que afrontar ahora es el de la erosión. Lo que se ha quemado es fundamentalmente pinar de repoblación de los años 50 y 70, indica.

En este paisaje, el fuego tiene una presencia periódica. En 2014 casi no llovió.

La climatología también es importante. Lluvias torrenciales en tormentas de verano o en el otoño serían catastróficas por la erosión en montes muy expuestos y con la cubierta vegetal arrasada. Lo primero será hacer fajines. Pero que no llueva este año también sería nefasto, porque es necesario que la ceniza se disuelva y mineralice.

Erosión

Lo primero será sujetar el suelo. «La Junta de Andalucía tiene experiencia en este tipo de trabajos, y saben hacerlos bien. Se puede aprovechar incluso parte de la madera quemada para retener el suelo», asegura el experto

El profesor Manzaneda indica que el espartal y la vegetación autóctona en la zona pueden ser la mejor solución, pues se regeneran muy rápidamente (el fuego forma parte del ciclo natural en estas zonas semiáridas).

Más complicado lo van a tener los pinares. En Dehesa del Guadiana hay aproximadamente 15.000 hectáreas de pinos, procedentes de repoblaciones realizadas desde los años 50. Buena parte de ellas han quedado arrasadas. «El pino no se da bien aquí. Después de tantos años de repoblaciones, son pinos de apenas tres metros», indica el experto.

El delegado de Medio Ambiente reclama tiempo para que se vean resultados en Quesada y Huesa, y destaca los 2,1 millones que ya hay sobre la mesa. «Poco a poco», dice.

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