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JÉSSICA SOTO
Domingo, 30 de abril 2017, 03:14
Que el perro es el mejor amigo del hombre es una afirmación compartida por muchos. Pero... ¿qué sucede con una mascota cuando una pareja decide poner punto y final a su relación?
Esto es lo que le sucedió a María Jesús Belinchón, una joven linarense que compartía piso con su novio en Arjonilla y que tenían un perro. El pasado mes de febrero de 2016 decidieron terminar con su noviazgo y, acto seguido, su pareja le prohibió que volviese a ver la mascota, aunque él se la regaló a ella en un cumpleaños y ambos la habían cuidado y corrido con sus gastos. Pese a que María Jesús intentó por todos los medios llegar a un acuerdo con su expareja para poder ver a Kilk, que así se llama su perro de raza Alaskan Malamute, estos resultaron inútiles y no le quedó más remedio que recurrir a un abogado.
«Se acabó la relación y no quiso que yo lo viese más, me lo prohibió y no lo he visto en más de un año. Lo llevé a juicio después de intentarlo todo por las buenas y llegar a un acuerdo como personas adultas, pero no lo conseguí. El abogado me apoyó mucho porque sabe lo que se quiere a las mascotas y para mí la mía es como si fuese mi niño», declara la joven.
Una vez que visitó a Fernando Moreno, abogado del bufete 'Joaquín Silva y asociados', éste investigó si a nivel nacional, autonómico o provincial había habido alguna sentencia que fijase criterios en este tipo de materias, pero no la había. «Partíamos prácticamente de cero porque puede que haya algún pronunciamiento, pero no de trascendencia. En consecuencia, nosotros planteamos una reclamación porque nuestra clienta tenía una relación y convivía con él, y aprovechándose de que administrativamente el animal estaba a su nombre, el hombre se había apropiado por entero de la mascota», explica el abogado.
El primer paso que hicieron fue enviarle un burofax solicitándole que la joven tuviese acceso a la mascota. Ante la negativa de su ex novio, presentaron una demanda amistosa en el Juzgado de Paz de Arjonilla. Allí se celebró el acto de Conciliación, pero de nuevo la otra parte se opuso a que Belinchón viese al animal que antes compartían.
Ante esto, plantearon una demanda por vía contenciosa para que se reconociera que ella era copropietaria de la 'cosa', que es como en el Código Civil se les denomina a los animales. El fin era que, una vez demostrado esto, pudieran solicitar una custodia y disfrute compartido para ambos del perro.
El Juzgado número 2 de Andújar determinó que ella también es copropietaria de la mascota, por lo que el camino se allanó bastante. «Nosotros no pedimos la propiedad exclusiva, porque no queríamos hacer lo mismo que ha hecho la otra parte, y por eso lo que queríamos era la copropiedad, es decir, que pudieran tenerlo los dos alternando su cuidado todos los meses», añade el abogado.
Finalmente, el Juzgado de Andújar en la sentencia que dictó hace unos días, determinó que la joven puede acogerse a un régimen compartido de la mascota. De esta manera, el último domingo de cada mes, concretamente a las cinco de la tarde, tendrán que entregarse a Kilk. Él lo recogerá en Linares, municipio donde reside la joven, mientras que la joven está deseosa por hacer lo propio este domingo en Arjonilla. «Voy a ir por fin esta semana a recogerlo. Tengo muchos ganas porque llevo más de una año sin verlo», asegura Belinchón.
Así tendrán que hacerlo todos los meses. La sentencia también refleja que los gastos comunes que genere el animal tendrán que ser asumidos por cada propietario mientras lo tenga para su disfrute, pero aquellos que sean excepcionales (operaciones veterinarias y demás) deberán ser sufragados a partes iguales.
Materia novedosa
Estas entencia se equipara, salvando las distancias, a aquellas que hacen referencia al régimen de custodia de los hijos cuando una pareja se separa o divorcia. «Lo novedoso de este asunto es que se trata de la custodia compartida de un animal, que no es habitual. Hoy en día es una cuestión que a veces se suscita en temas de divorcios, pero es poco frecuente que se lleve a juicio y normalmente no hay mucha práctica jurisprudencial. Lo cierto es que va en relación a la conciencia que las personas tenemos respecto a los animales porque son seres vivos padecientes y dolientes y se está empezando a reclamar custodias compartidas en casos de rupturas matrimoniales y en uniones de hecho. Será una materia que irá a más», sostiene Moreno.
El procedimiento ha durado unos ocho meses, teniendo en cuenta que se inició a finales del pasado mes de julio y que agosto es un mes inhábil, jurídicamente hablando. Esta sentencia podría animar a otros muchos vecinos a recurrir a la justicia si viven la misma situación y que desconocían que existía esta vía.
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