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El equipo de Chapman cierra su campaña arrojando más luz sobre la casa íbera

El equipo de Chapman cierra su campaña arrojando más luz sobre la casa íbera

Entre las conclusiones que extraen se encuentra que la casa íbera tuvo una zona industrial y el cambio en la urbanización de Cástulo

JÉSSICA SOTO

Miércoles, 3 de agosto 2016, 00:51

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El pasado viernes, el equipo de investigación de la Universidad de Chapman de California (Estados Unidos) concluyó su trabajo en Cástulo, ya que éste en agosto retoman las clases. A lo largo de dos meses, han seguido profundizando en el estudio que ya iniciaran el pasado verano y en el que se verificó la existencia de una casa íbera en el yacimiento arqueológico.

«En la campaña de 2016 hemos ampliado la zona excavada en otros 60 metros cuadrados y ahora hay una área abierta total de unos 100 o 110 metros cuadrados», declaró Justin Walsh, profesor de la universidad americana y responsable del proyecto en Cástulo.

Una vez terminado el trabajo de este año, es momento de sacar conclusiones. «Fue una sorpresa ver que nuestra casa, de hecho, ha tenido una zona industrial, probablemente para procesar cereales como el trigo. Es un resultado inesperado. Al mismo tiempo, hemos visto que hay una falta de cerámica importada en la casa, relativa a los resultados obtenidos en las tumbas ibéricas por el equipo de la Universidad Complutense de Madrid, en los años sesenta y setenta. Los íberos depositaron muchas vajillas griegas, por ejemplo, en las tumbas pero no existen en la casa», explicó Walsh.

La segunda campaña de excavación ha despejado varias dudas para ellos en torno a esta época de la historia de Cástulo.

«La casa íbera de Cástulo aclara para nosotros cómo pueden funcionar como espacios de producción y almacenaje. Podemos ver también cómo ha cambiado la urbanización en el barrio noreste de la ciudad en la época republicana ya que, después de la II Guerra Púnica, parece que Cástulo ha tenido la misma orientación de antes, pero en las épocas alto imperial y bajo imperial, el plan urbanístico cambió ligeramente hacia los puntos cardinales», apuntó el profesor.

Hasta Linares se han desplazado un equipo de seis técnicos, siete alumnos de la Universidad de Chapman, cuatro alumnos de universidades españolas y otros cuatro trabajadores. Su presencia ha sido posible gracias a la Loeb Classical Library Foundation de la Universidad de Harvard y de la National Geographic Society, algo que quieren remarcar desde la universidad.

Según el profesor, el trabajo y la estancia para los alumnos ha sido muy satisfactoria y, «algunos me comentaron que quieren volver en 2017. Fue una experiencia mágica para ellos», añadió Walsh.

Pero como ya ocurriese el año pasado, su presencia en Cástulo en 2017 dependerá de la financiación que reciban. «Espero que podemos volver para una tercera campaña en la que desvelemos el resto de la casa», destacó el profesor.

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