La vicepresidenta en la judería olvidada

Calvo iniciará su recorrido pasado el mediodía en la Plaza de los Huérfanos. Su aspecto actual, como puerta de las visitas a lo que queda de la judería y con el gran candelabro en homenaje a los sefardíes, data de 2005, cuando Jaén entró en la red nacional de juderías. Su inauguración se vio ensombrecida por uno de los episodios más vergonzosos de la historia jienense reciente: se había invitado a una delegación de judíos malagueños encabezados por el rabino Joseph Cohen para que bendijese a la ciudad, y para que después de 500 años un judío volviera a rezar públicamente en las calles de Jaén. La 'menorah' amaneció pintada con esvásticas y lemas antisemitas.

Desde allí la judería se prolongaba por lo que hoy son las calles de la Santa Cruz, Travesía de Santa Cruz (auténtico centro neurálgico de la comunidad hebrea), Santo Rostro, San Andrés en la , Callejón del Gato, calle Remojadero del Pescado, calle Real y calle Santa Clara, incluso hasta los Baños Árabes y la Magdalena.

En la calle Santa Cruz y en San Andrés (en el solar del APA-III, donde también pudo tener su sede la Inquisición) se cree que también hubo sinagogas. También está cerca la Plaza de los Caños, un lugar emblemático porque allí se encontraban las Antiguas Carnicerías y muy cercano a otro espacio que recuerda ese pasado sefardí.

Muy cerca de allí se encuentra la nueva sede de la Universidad Popular, que lleva el nombre de un ilustre judío de origen sefardí, Sabetay D'jaen. Otro de los puntos importantes de la judería era el Huerto del Poli (uno de los ejemplos típico de construcción de la judería en un espacio no edificados del adarve judaico) y una joya como los baños del Naranjo, con restos de un hamman milenario, pero que están hoy abandonados, y donde desde hace más de una década se planteó la construcción de un centro de interpretación del legado judío.

En el Museo Provincial se exhibe un puntero judío de la Edad Media utilizado para la lectura del Torá, el libro sagrado de esta religión, descubierto en 2004 en una obra realizada en el marco de las actuaciones del plan Urban en la calle Rostro y Santa Cruz de Jaén capital. Se trata de una pieza excepcional, y que introduce al Museo en una posible ruta por los restos de la cultura judía en Jaén.

La recuperación de la judería figura en todos los programas electorales de los principales partidos y en todos los planes que se han diseñado para recuperar al casco antiguo de Jaén en los últimos -al menos 25 años. Pero sin apenas avances.

La vinculación de Jaén con la memoria judía está siendo uno de los ejes políticos del mandato del alcalde Javier Márquez. Ha creado el premio Ben Saprut, que ha atraído el interés de el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, que recibió al regidor jienense en el mes de junio pasado en Israel para charlar sobre los judíos en Al-Andalus. El premio puede dar relevancia internacional a Jaén en otoño.

Recientemente se inauguró una escultura dedicada a Ben Saprut en la plaza del Rostro situada en el corazón de la judería de la capital. En junio 2016 Jaén declaró hijo predilecto al médico, científico y diplomático judío del siglo X, al que otorgó también la Medalla de Oro, máxima distinción que concede la ciudad. En nombre de Ben Saprut recogió tan altos galardones el embajador de Israel en España, Daniel Kutner, quien reivindicó la importancia de recuperar «la memoria de Sefarat, la gran desconocida», de cuya historia fue protagonista el judío jienense, «uno de los pilares de la España de las Tres Culturas , el judío más poderoso de Al-Andalus y posiblemente el personaje más ilustre nacido en Jaén», según Rafael Cámara, presidente de la Asociación Iuventa y promotor de la distinción.

Sin embargo, los avances sobre el terreno son mínimos. La judería padece el abandono generalizado del casco antiguo. La señalización de los hitos de una ruta está descuidada y dejada al vandalismo y las pintadas, y no hay un 'producto turístico' sobre la judería. Sólo tímidos progresos. Además de la estatua de Ben Saprut, recientemente se han plantado olivos en la Plaza del Rostro y dos en el Callejón del Gato como símbolo de paz y en recuerdo a la presencia judía en Jaén. Un recuerdo, unas huellas, que hoy ayuda a rescatar del olvido Carmen Calvo.