Los tesoros que la sequía ha dejado al descubierto
Patrimonio ·
La escasez de lluvias hasta ahora en la provincia, que ha mermado el agua embalsada, hace que aflore parte de nuestra historiaTesoros no tan escondidos. «La situación de sequía es preocupante». Estas declaraciones, de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), corresponden al mes pasado, cuando el ... organismo informó de los riesgos que suponía la escasez de lluvias. De hecho, antes de las recientes precipitaciones, los embalses jienenses estaban al 28% de su capacidad.
Pero mientras los campos se secaban y la lógica preocupación aumentaba, también se produjo un fenómeno particular. Y es que, la escasez de precipitaciones dejó al descubierto parte de la historia de la provincia, tesoros escondidos bajo el agua, que volvieron a salir a la luz. Uno de ellos, de los más conocidos, es el puente Ariza. Situado en el kilómetro 36,147 de la antigua carretera que une Úbeda con Arquillos. Se trata de una obra atribuida al arquitecto Andrés de Vandelvira, pero que solo se puede observar cuando el agua baja, ya que en 1998 quedó sumido en el embalse del Giribaile. Con este pantano al 20,08% de su capacidad, está prácticamente al descubierto, como se puede comprobar en la imagen que acompaña a este texto, realizada la pasada semana.
Esta maravilla histórica ha sido en muchas ocasiones objeto de polémica por el riesgo que corre de desaparecer. Una de las últimas se produjo en 2020, cuando la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía solicitó al Gobierno de España que actuase para salvar el Puente de Ariza, en «estado crítico» debido a la «inmersión en el agua» del embalse del Giribaile. De momento, lo único claro de este puente, incluido en la Lista Roja del Patrimonio en agosto de 2012, es que se encuentra a la vista para los visitantes.
Puesta en valor
Sin salir del mismo se puede contemplar también uno de los últimos grandes hallazgos en la provincia, una villa romana del siglo I de nuestra era, que cuenta con una almazara de la época para fabricar aceite. Se halla en el término de Rus y la sequía, que provocó que las aguas bajaran a la mitad de su capacidad, la dejó a la vista en 2020. Unos yacimientos que el ayuntamiento ruseño se afanó en poner en valor, de la mano del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA. Un detallado trabajo que consiguió que el pasado diciembre se llevaran a cabo la primeras visitas guiadas a los yacimientos arqueológicos, por parte de la Oficina de Turismo.
En esta zona, además, se han localizado casas de época íbera anterior a la de los conocidos 'oppida', cuyos habitantes pudieron trabajar como buscadores de filones de plata, así como los hornos de fundición de los minerales que luego se enviaban a Cástulo.
Más en las profundidades de la provincia se pueden ver otros 'regalos para la vista'. Entre los más destacables se encuentran el poblado de Bujaraiza en El Tranco, ahora al 35,41% de su capacidad. Cerca de Hornos de Segura. Fue abandonado debido a la construcción del pantano, cuyas casas e iglesia e incluso el castillo quedaron bajo las aguas. Sin embargo, cuando esta escasea como ha ocurrido, los empresarios que trabajan en la zona confirman que se puede ver «el antiguo cementerio de Bujaraiza, los llanos de Bujaraiza y algún que otro cortijo».
Maravillas que, sin duda, muchos preferirían que volvieran a desaparecer bajo el agua, sinónimo de las esperadas lluvias, pero que, mientras eso llega, son un regalo para la vista.
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