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Pensionistas en 'pie de guerra'

Pensionistas en 'pie de guerra'

Camino de ser 1 de cada 4 jienenses, son un pilar de la economía provincial y su poder adquisitivo no para de bajar; estas son sus vidas, quejas y soluciones

MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS

Miércoles, 14 de marzo 2018, 03:53

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«Me da terror pensar qué va a ser de mis nietos», asevera Antonio Sánchez, mientras acaricia un doble cinco y duda entre esa y otra ficha con un cinco y un tres. El resto de la mesa y contrincantes de la partida de dominó asiente. «No tienen vergüenza», apostilla José Rodríguez, también pensionista. «Viendo cómo estamos ya y a lo que vamos, les aguarda un futuro negro», retoma Sánchez cabizbajo. 42 años cotizados a su espalda le contemplan, trabajando desde los trece años en una farmacia hasta los 20 que hizo dos años de mili y en laboratorios de Madrid y Barcelona, le queda ahora una pensión ridícula e injusta «con lo que he cotizado». Los cinco jubilados llevan un rato charlando, encendiéndose más o menos por momentos, desde que el periodista pronunció las 'palabras mágicas': «¿qué os parece la última subida de las pensiones del 0.25%?».

«Que no tienen que esforzarse tanto. Que no trabajen tanto por nosotros. 1,89 euros me han subido a mí, no sé en qué invertirlo», se pregunta con retranca Manuel García, mecánico y 'manitas para todo' durante más de tres décadas. «Qué le pregunten a la ministra cuánto le cuesta vivir, la compra, unos tomates. Seguro que a un pobre diputado que gana 7.000 euros no le suben el 0,25%. Eso es de lo que hay que quejarse, el rico siempre será rico», lamenta.

El pasado 22 de febrero fue una jornada histórica en España y, también, en Jaén. Los mayores dejaron de guardar silencio y reclamaron lo suyo. En la calle. En Madrid, la 'marea pensionista' consiguió lo que no logró ni el movimiento 15-M en sus días de mayor auge en 2011: rodear físicamente el Congreso y 'sitiar' el hemiciclo, hasta el punto de impedir la entrada y salida de los diputados. En Jaén, armados con carteles de «Que no te roben la pensión», «Blindar las pensiones en la Constitución» o «Lucha por una pensión digna. No al 0,25%. No a una mierda de pensión», cientos de pensionistas se concentraron ante la Subdelegación del Gobierno, en la Plaza de las Batallas en respuesta a la concentración «Por unas pensiones dignas» (convocada por la Coordinadora Estatal por la defensa del sistema público de pensiones y respaldada por el Movimiento provincial de Jaén en defensa del sistema público de pensiones).

El gran problema

Micrófono en mano se lanzaron consignas de todo tipo, dejando claro que lo hacían, en la línea de Sánchez, también por los «jóvenes que comienzan su vida laboral para que tengan la posibilidad de creer en un sistema de pensiones que cubrirá sus necesidades cuando lleguen al final de su carrera profesional». El problema (otro pero relacionado y por el que empezaría a pasar la solución, coinciden), es que muchos no la han empezado teniendo edad y formación de sobra para ello o lo hacen en condiciones tremendamente precarias. «Con trabajadores que no llegan a mil euros, qué van a cotizar», se queja Sánchez. Y la hucha de las pensiones se vacía.

La conversación se anima y otros jubilados se acercan a ver qué se cuece. Alguno estuvo en la concentración, otros no pudieron por motivos de salud o de desplazamiento o no se enteraron, «pero a la próxima voy seguro». «Lo que pasa es que no te toman en serio. Aquí en Jaén no nos quejamos nunca, somos protestantes de casa, de salón. Y se ponen muy buenos cuando vienen a por el voto y luego si te he visto no me acuerdo», sentencia Manuel del Moral, 36 años en la construcción. Comparten su opinión los hermanos Eduardo y Juan Mellado, exmilitar; y extrabajador de la construcción también.

«Llevan tres años consecutivos subiendo algo ridículo mientras el IPC sube muchísimo más. Encima tenemos las cargas, dándole a los hijos y a los nietos. Es miserable», apunta Diego Álvarez, quien fuera guardia civil durante 41 años, que pasa en ese momento por delante de la mesa y se suma. Tiene una hija con dos niños «que no trabaja», así que la pensión sirve no solo para él y su esposa, también para ellos.

«Que se ponga Rajoy una pensión como la nuestra, a ver qué opina», afirma Capilla Aranda, madre de siete hijos, que vive con la pensión de su marido, exempleado de banca. «Eso es otra cosa muy injusta, a las viudas les dejan la mitad de la pensión, el 51% creo que es, como si él no hubiera cotizado el matrimonio igualmente todos esos años», añade. «Te da para tirar y para comer, pero para poco más», se queja.

Mercedes Aguilar se dirige a comer al centro de mayores. Ha echado cuentas y puede permitírselo. No todos los días, claro, apunta. Solo cuenta con los ingresos de una pensión no contributiva, «trescientos cincuenta y pico euros», asegura. Tiene que hacer «encaje de bolillos». Y nada de caprichos (decir de lujos sería una exageración). Para más inri, vive de alquiler. «Me ayudan mis hijos, si no fuera por ellos no tendría ni para comer», se lamenta. Junto a ella, María Dolores García, sin pensión. «Nos apañamos mi marido y yo con la suya. Vamos tirando», subraya.

Imagen principal - Pensionistas en 'pie de guerra'
Imagen secundaria 1 - Pensionistas en 'pie de guerra'
Imagen secundaria 2 - Pensionistas en 'pie de guerra'

También, denuncian, se da mucho desde el recrudecimiento de la crisis el caso contrario. «Muchos están sacando al abuelo de la residencia para llevarlo a casa y vivir de la pensión. Cuando tenían no se acuerdan de uno y ahora cuando llegan las vacas flacas los sacan para poder quedarse con la pensión», señalan indignados.

«Me hace gracia el presidente del banco de España, que dice que la pensión es baja porque tenemos la casa en propiedad y eso compensa. ¿Y qué hacemos si no nos llega? ¿Vendo el piso y qué hago, me voy debajo de un puente? Y él se sube un 5%, ganando 180.000 euros. Y luego está lo de las pagas vitalicias...», suspira Rodríguez mientras gira la cabeza lateralmente a izquierda y derecha.

«Es una vergüenza, para eso que no nos suban nada. Eso sí, los impuestos y la vida no para de subir», recalcan Pilar Lorente y Juan Antonio Valero, matrimonio y en Jaén desde hace más de 30 años, cuando le trasladaron desde Ciudad Real a la capital jienense para trabajar «en la fábrica de la Cruz del Campo», la actual de Heineken. 42 trabajó. «No entiendo el 'farol' de que manden una carta con su sello y todo, vale más eso que lo que te suben», añaden gesticulando.

El 90%, pobres

«Nos apañamos haciendo filigranas. La mujer que es muy económica», ríe ella. «Yo me lo coso y me lo hago todo y no vamos a bares. Vamos al centro de mayores a comer muchas veces, que por 7,25 euros comemos los dos», subraya.

«Son una panda de analfabetos y de inútiles. Es algo paranormal. En cuatro años no me ha subido casi nada y he cotizado más que un chalado. Ahora me viene el señor Montoro aquí, que viene solo a por el voto, y que me cuente historias. El 90% de los jubilados jienenses no llega a fin de mes ni ajustándose el cinturón, esa es la realidad», valora Sánchez. El resto de jugadores de la mesa, mientras mueven las fichas, vuelve a asentir.

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