«Tenemos más de mil pacientes vacunados, vamos a buen ritmo»
Ana Laura Ortega. Vicepresidenta de la Sociedad Andaluza de Oncología Médica ·
La oncóloga Ana Laura Ortega trabaja en el Hospital de Jaén desde hace 19 años. Se siente «afortunada» y defiende que su especialidad sanitaria «no es triste»Criada en Alcaudete y madre de dos niños, la mayor con 8 años ya, Ana Laura Ortega trabaja en el Servicio de Oncología Médica del ... Complejo Hospitalario de Jaén desde hace casi dos décadas. 19 años dedicados a la investigación y la atención de sus pacientes, que a veces son como «familia». «Soy afortunada de poder acompañar a alguien en momentos tan complicados», afirma. La covid-19 no se lo ha puesto fácil, pero ella sigue en primera línea de batalla, la del cáncer y la pandemia.
–Tras más de un año de miedo e inquietud por el coronavirus, cuénteme una buena notica.
–En Jaén ya se ha vacunado a más de mil pacientes de Oncología. En los últimos dos meses, al estar en un grupo específico y de riesgo, se ha avanzado en el proceso de vacunación muchísimo y apenas hay pacientes con cáncer ingresados por covid.
–¿Se ha notado el cambio para bien, tanto en pacientes como profesionales sanitarios?
–Mucho. Hay más tranquilidad y satisfacción, en especial en las familias. Desde que se empezó con el proceso de vacunación empezamos a ver una etapa nueva. Además, van bastante rápidos, los pacientes no están notando efectos secundarios, son inyecciones totalmente seguras y antes de administrarla se valora en qué momento del ciclo están, si con quimioterapia o tratamiento específico, por eso tal vez es más lentos que otros grupos, pero va a buen ritmo.
«Al principio, había gente que cancelaba las consultas o que no venía al hospital por temor al virus»
–¿Qué significa tener a los enfermos de cáncer vacunados?
–Un poco de normalidad. El coronavirus puso el mundo patas arriba y se notó más trabajando en un hospital. Éramos gente de varias especialidades que acabamos colaborando en planta covid. En tiempos de incidencia alta, estábamos codo con codo con compañeros de medicina interna de Neumología, ya que soy oncóloga especialista en pulmones, cuello y cabeza. Se trataba de algo totalmente distinto a lo que estábamos habituados, ni los neumólogos internista lo conocían bien, era una enfermedad nueva.
–¿Estos cambios de personal afectaban en Oncología?
–No. Hemos tenido la suerte de que desde el principio de la pandemia la actividad en Oncología debía asegurarse y era una prioridad. Mientras que en otras especialidades sí hubo alteraciones, nosotros no hemos cambiado consultas, pues por decreto estatal y autonómico había que mantenerlas. Eso sí, ha supuesto un esfuerzo por echar una mano a todos. Al final, lo importante era conseguir cierta normalidad para los pacientes, o la parte que dependía de nosotros.
–¿Cómo lo hacían, por ejemplo?
–En los quirófanos, donde se ha notado una disminución en la actividad. Así, se ha hecho todo lo posible para que los pacientes con cáncer que tenían que someterse a una cirugía no se desprogramara. Además, tratábamos de hacer el centro hospitalario lo más seguro posible y que los propios pacientes vinieran con tranquilidad.
«Es un privilegio acompañar al paciente en la recuperación, es una carrera de fondo»
–Imagino que había mucho miedo al principio, y más con un grupo vulnerable.
–Así es, había gente que cancelaba las consultas o que no venía por temor al virus. Por ello se reforzaron las consultas telefónicas. Las enfermeras también fueron clave, pues con ellas se reorganizó el circuito para que el paciente se sintiera lo más seguro posible. Tenía una zona delimitada, pasaba controles específicos, con medidas de seguridad para que la persona con cáncer estuviera el menor tiempo posible en la sala e intentar aislarlo todavía más. No deja de ser un poco de barullo, pero muy necesario y aún lo mantenemos. Seguimos igual en el hospital con el objetivo de dar tranquilidad a todos, pacientes y familiares.
–¿Cómo de importante es ofrecer esa calma a sus enfermos?
–Mucho. No hay que olvidar que superar el cáncer es una carrera de fondo, donde interactúan muchas personas con el paciente. No es como una estancia en urgencias, donde la vida o la muerte se juega en un instante, en Oncología es más un proceso, con momentos muy bonitos también que a mí me llenan mucho entre todo el tratamiento. Empecé en la especialidad de Oncología porque me fascinaba la investigación y el ritmo trepidante de las novedades en los tratamientos de esta enfermedad, al inicio había mucho que desconocía del día a día de un oncólogo y ahora no lo cambiaría por nada. En especial la relación con el paciente, donde también participan enfermeras y otros especialistas, radiología... Estamos ahí para acompañarlo, y es un privilegio formar parte de ello.
–Desde fuera no parece una profesión «fácil de llevar».
–Todo el mundo me pregunta: '¿De verdad eres oncóloga?'. Lo dicen con sorpresa, porque puede parecer triste, pero nada más lejos de la realidad. Desde el principio me llamaba la atención estudiar medicina y sabía que me quería arremangar, me apasionan los retos, quería algo en lo cual hubiera margen de mejora en las investigaciones y lo percibía en esta especialidad.
–Como vicepresidenta de la Sociedad Andaluza de Oncología Médica, ¿qué retos se plantean?
–La sociedad científica debe coordinarse más y continuar creciendo y colaborando, tal como se ha visto especialmente en la crisis sanitaria. Respecto a los oncólogos, hay que valorar más la investigación, como demuestra la velocidad a la que se ha creado la vacuna de la covid y la creación de fármacos. Los ensayos clínicos son nuestro día a día, ahora mismo hay más de 50 funcionando en Jaén. Eso sí, hace falta más financiación para que los proyectos salgan adelante y mejorar la vida de los pacientes.
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