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Aspirantes a las oposiciones para acceder al Cuerpo de Maestros se disponen a hacer el examen en Jaén. L. CÁDIZ
«Para opositar la palabra fácil no existe»

«Para opositar la palabra fácil no existe»

En Jaén decenas de personas luchan por conseguir una plaza fija, un sacrificio que puede durar años | La clave del éxito: estar convencidos de que quieren hacerlo y de que renunciarán a mucho; la constancia y una pizca de suerte hacen el resto

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Domingo, 5 de mayo 2019

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Hay días que uno no olvidará nunca. El de la boda, el fallecimiento de un ser querido, el nacimiento de un hijo. El día que se firma el divorcio si tras la boda la pareja no ha comido precisamente perdices. O el día que se aprueban unas oposiciones. Todos recuerdan -o deberían- cómo vivieron el momento en el que leyeron sus nombres. En el que se dieron cuenta de que estaban dentro: una plaza fija para toda la vida. Es el momento más esperado por esa especie en proliferación llamada opositores. La meta está clara, pero el camino no es nada fácil.

Los responsables de las academias de preparación dan fe de ello. Es el caso de Consuelo Astasio, director de la Academia CECA -que prepara para todo tipo de convocatorias y cuenta con más de 300 alumnos en Jaén-, que afirma que «para opositar la palabra fácil no existe, conlleva gran dificultad». «Los que se meten en esto primero deben estar convencidos de lo que están haciendo y de que lo pueden conseguir, si no que ni lo intenten. Y deben estar dispuestos a sacrificar lo que conlleva la preparación, a renunciar a muchas cosas», explica.

El Plan de Estabilidad nacional, asegura, pretende dejar en España menos del 8% de interinos, algo que a menudo se refleja en las plazas convocadas. Los sectores más demandados: justicia, Policía Nacional y oposiciones para el Estado o la Junta de Andalucía, por ese orden. «En Educación, por ejemplo, al haber pocas plazas en Andalucía la gente se va a otras comunidades autónomas», explica Consuelo Astasio.

¿Cómo viven este proceso los jóvenes (y no tan jóvenes)? «Con presión, ganas y sacrificio. Ven que les cuesta, es un esfuerzo económico y personal, muy duro, durísimo. Algunos estudian y trabajan y les decimos que lo conseguirán, pero les será más fácil a los que se dedican en exclusiva a esto», insiste. La mayoría de los opositores, apunta, están ahí «por vocación», aunque siempre hay una parte que elige este camino como mejor opción tras analizar las salidas de la carrera que ha estudiado. «Hay de todo, pero el porcentaje que viene por la vocación es alto. Algunos vienen, nos dicen la titulación que han estudiado y les ayudamos a ver a qué pueden presentarse. Pueden empezar por lo más alto, o por abajo y luego cuando aprueben ascender por promoción interna, depende de cada caso», añade.

En su opinión, no hay edad para opositar, ya que hay personas más mayores «que tienen más madurez y son iguales o mejores que un opositor de 22 años». En cuanto al número de años planteados para sacarse una oposición, el director de la Academia CECA cree que una vez que se empieza, hay que seguir. «Es difícil retirarse cuando llevas tantos años invertidos, hay que rentabilizar el tiempo. Y tener suerte, que es un factor que también influye», destaca.

Un sueño

Carlos Gutiérrez aspira a ser Policía Nacional. Su sueño no está muy lejos: solo le queda pasar el test psicotécnico el 18 de mayo para entrar en el Cuerpo. Es la segunda vez que se presenta. Le queda un año para acabar el Grado en Biología, una carrera que aunque es «muy diferente» a lo que oposita, le ha proporcionado «conocimientos muy interesantes». Aunque reconoce que si volviera atrás, se iría directo a opositar. «Con 18 piensas que es demasiado pronto, pero si entras con 20 o 21 años antes aprendes lo que significa la Policía, sus valores y funciones. Siempre he tenido vocación, desde pequeño, también tengo familiares dentro del Cuerpo», aclara.

En su caso, la preparación depende de la fase de la oposición. Con las pruebas físicas, hay que combinar el ejercicio, con el estudio y la academia, «un desastre». «Después ya puedes invertir todo tu tiempo en estudiar. Son muchas horas, desde que me levanto hasta que me acuesto, y paro un rato para hacer deporte. Hay que saber compaginarlo todo, no puedes dejar a la familia y a los amigos, es importante el tiempo para despejarte», insiste. Su familia, asegura, lo apoya totalmente. «Están tan animados como yo o más y aguantan todo, los buenos y los malos ratos», concluye.

Por su parte, María del Rosario Pancorbo pone cara a ese grupo de opositores que cree que nunca es tarde. A sus 45 años, lleva más de dos inmersa en el mundo de los libros y los apuntes, en su intento de conseguir un puesto en Tramitación judicial y auxilio. Esta será la segunda vez que lo intente. «Estaba trabajando en Salud Responde, estaba en bolsa, así que no tenía nada fijo y quería más estabilidad. Toda mi familia me apoyó, la crisis pegó muy fuerte en muchos núcleos familiares, también en el mío, y vi que era la mejor salida. Estaré intentándolo hasta que me las saque, cueste lo que cueste», indica la jienense, que se prepara en la Academia CECA, al igual que Carlos Gutiérrez.

Estudia todo el día, con parones solo para comer, las labores de casa y asistir a la academia dos tardes por semana. Su descanso, solo los sábados. Aún no hay fecha concreta para el examen -se estima que será por octubre-, así que estudiar sin fecha concreta endurece más si cabe las condiciones. «Lo más difícil es desconectar de las personas que quieres, de la vida, de las fiestas, los fines de semana, los cumpleaños... Todo. Pero siempre estas con esa fijación que traspasa todo de que al final vas a tener tu recompensa, y en la academia también te motivas», apostilla. María del Rosario Pancorbo es «positiva» y cree que este será su momento. «Es difícil para los que no somos interinos y no tenemos titulación -en su caso está estudiando ahora algunas asignaturas del segundo curso de Derecho-, pero tengo muchas ganas y estoy volcada», apunta. Ojalá así sea.

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