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Paula, en la actualidad, tras tres años libre de enfermedad. IDEAL
La niña que superó el linfoma sin trasplante

La niña que superó el linfoma sin trasplante

El caso de esta niña de La Carolina conmovió a la provincia, que se volcó con las donaciones de médula

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Miércoles, 31 de enero 2018, 01:30

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A muchos les sonará el nombre de Paula Talavera, de La Carolina. Conmovió a la provincia jienense hace unos años pidiendo donaciones de médula, la aparentemente única solución para el linfoma no Hodgkin que padecía. Con solo 12 años se vio inmersa en un proceso cargado de quimioterapia, efectos secundarios, dudas y mucha esperanza. Tres años después, a sus 15 primaveras, su cuerpo estaba libre de cáncer. Y lo más curioso: sin haber recibido un trasplante de médula, solo con quimioterapia. Una niña 'milagro' a la que la vida le dio otra oportunidad.

Resumir el proceso en unas cuantas ideas es fácil, pero la realidad fue mucho más larga y ardua. La carolinense recibió seis ciclos de quimioterapia. El cáncer remitió. Y a los tres meses volvió: había que buscar un donante de médula. En 2015 informaron a la familia de que habían encontrado en Brasil a uno compatible para ella. Pero a diez días de su ingreso, cuando ya llevaba tres semanas con la quimioterapia interrumpida para poder hacerse el transplante, le comunicaron que el donante no estaba disponible. «A mis padres les dolió más porque era la única opción de curarme en aquel momento, pero yo pensaba que si no había salido era porque no era para mí. Siempre vi las cosas así, de forma positiva», comenta Paula Talavera, que ya tiene 18 años.

Los médicos le impusieron entonces una quimioterapia «de mantenimiento», sin un fin curativo, mientras surgía otro donante. El tratamiento funcionó de maravilla, acabando con el cáncer en estado «de remisión completa», una situación que se ha alargado hasta la actualidad. «Las pruebas han ido saliendo bien desde entonces. Soy el único caso así en Jaén y de los pocos en Andalucía. Mi caso lo utilizan como referente en congresos de medicina a nivel mundial», recalca la joven.

Sin ser consciente

Su vida volvió a la normalidad y empezó a salir de nuevo, a moverse y a disfrutar. Ahora echa la vista atrás y reconoce no haber sido consciente de todo lo que vivió. Era solo una niña. «Nunca utilizaron la palabra cáncer como tal, solo se le escapó una vez a una enfermera. Antes de eso, la palabra quimioterapia solo la asociaba a perder el pelo, que era lo que más me impactaba, pero no sabía mucho más. Además, yo veía a mis padres mal y quería estar bien por ellos. De hecho, en mi etapa en el hospital no lloraba, solo lloré una vez de impotencia porque no podía salir y le dije a mi madre que no lloraba, que estaba sudando por los ojos para que no se preocupara», recuerda ahora entre risas Paula.

Y aunque llevó el proceso con una valentía asombrosa, sí que recuerda las largas estancias en el hospital. Siempre fue yendo y viniendo, pero sobre todo hubo cuatro meses en los que literalmente vivía allí. «Me daban el tratamiento de martes a sábado y el fin de semana podía irme a casa, pero como siempre me subía la fiebre tenía que volver», destaca.

A día de hoy, le quedan algunas secuelas por los efectos secundarios de la quimioterapia, pero por lo general se encuentra bien, también psicológicamente. Eso sí, al haber padecido la enfermedad no puede ser donante, algo que le pesa. «Eso me dolió, porque me encantaría ayudar. Yo sigo diciendo a todo el que me pregunta que hay que donar, no para una persona en general, sino para beneficiar a todos», apostilla.

Con una madurez pasmante, su mensaje para la sociedad es «que no cierren la mente y tengan miedo a donar». «No solo sangre o médula, también pelo, por ejemplo, algo que hace muy feliz a los que están en las salas de Oncología. Es muy necesario, y aunque va cada día mejor podría ir muchísimo mejor aún», recalca. Y para los que hayan sufrido algo similar o estén pasando por ello, tiene claro su lema: «no será un camino de rosas pero hay que ver lo positivo. Es mejor intentar estar feliz mirando al futuro». El ejemplo de superación de una joven que tuvo que aprender a sonreírle a las adversidades siendo tan solo una niña.

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