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Mujeres que rompen clichés

Mujeres que rompen clichés

Cinco mujeres jienenses, que destacan en parcelas laborales o sociales dominadas por hombres, explican su experiencia, cómo viven su día a día en un mundo donde los logros en igualdad de género no avanzan al mismo ritmo que otros derechos sociales e individuales. Entre las asignaturas pendientes en nuestra provincia están, entre otras, las brecha salarial

Ascensión Cubillo

Jaén

Domingo, 7 de marzo 2021, 01:37

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Marta Arjona.
Marta Arjona. IDEAL

Marta Arjona. Jefa de Obra y Arquitecta

«Ser madre y jefa de obra no es fácil, te tiene que gustar mucho»

A pie de obra. Ahí está Marta Arjona, arquitecta técnica y jefa de obra en Construcciones Calderón, una profesión que le apasiona y de la que aprende cada día. Los proyectos del restaurante Stadium de Jaén y la clínica dermatológica de Pedro Aceituno llevan su firma, así como numerosas reformas integrales de viviendas de particulares.

Su trabajo consiste en organizar y gestionar obras, desde el estudio de presupuestos hasta el trato con el cliente pasando por el control de proveedores, es decir, todo lo que supone la construcción en sí. «Llevo el departamento de reformas en la constructora. En algunas ocasiones los clientes vienen ya con el proyecto definido y el trabajo se limita a la gestión de la obra: ver proveedores, comparar precios y ajustarlo, mientras que en otras el cliente quiere un 'llave en mano', que le hagamos todo el diseño para después ejecutar esa obra según las especificaciones del proyecto que hemos realizado», explica.

Natural de Torredonjimeno, se decantó por una carrera en la que el 70% de los estudiantes eran hombres. ¿Hay presencia femenina en este sector? «La obra siempre ha sido un mundo de hombres, aunque cada vez hay más mujeres. En la parte de diseño y estudio de arquitectura sí que te encuentras ya muchas, pero si consideramos la construcción refiriéndonos únicamente a lo que es la obra, hay pocas». En este sentido, Arjona destaca que su empresa potencia la inclusión de la mujer en el sector y de hecho tiene varias compañeras, tanto en el departamento de reformas como en producción y diseño.

Para que haya más gestoras de obras hay que dar oportunidades laborales a las mujeres y lograr una conciliación real, a juicio de Marta. «Ser madre y jefa de obra no es fácil. Es una profesión muy vocacional porque el ritmo de la construcción es bastante frenético y si no te gusta puedes acabar muy quemado». A este respecto, se siente afortunada por el respaldo de la empresa y la ayuda que le han brindado los compañeros y compañeras desde su incorporación en 2013.

Marta asegura no haber sentido ningún tipo de discriminación en el trabajo por ser mujer. «Sí es cierto que algún proveedor, si estás con un compañero, le dirige la mirada a él pensando que le va a entender mejor, o al contrario si se trata de temas de decoración o diseño. No creo que ahí haya intencionalidad, más bien es algo cultural y educacional, pero es lo que tenemos que ir cambiando», señala.

Andrea Castro.
Andrea Castro. IDEAL

Andrea Castro. Estudiante y campeona de Andalucía de ajedrez

«'Gambito de Dama' ha contribuido a visibilizar el papel de la mujer»

La jienense Andrea Castro, con tan solo 17 años, ha ganado el Campeonato de Andalucía de Ajedrez en la categoría Andaluz B, en la edición de 2020, y se ha proclamado varias veces campeona juvenil en la provincia. Lo que comenzó como una afición a la temprana edad de seis años se ha convertido ahora en un estilo de vida que compagina con sus estudios de 2º de Bachillerato en el colegio Santa María de la Capilla de Jaén, también conocido como Maristas.

«De vez en cuando íbamos a un bar que había al lado de mi colegio en el que las mesas tenían tableros de ajedrez y yo jugaba ahí sin saber mucho de qué iba. Me empezó a gustar y me apuntaron al club Casino Primitivo de Jaén», explica Andrea. Desde entonces su carrera en el mundo del ajedrez ha sido meteórica fruto del continuo aprendizaje. Sus referentes son su profesor José Carlos Ibarra, «un gran maestro español de ajedrez» que le da clase on line un día a la semana, y Sabrina Vega, la actual campeona de España. «Es un referente para mí desde pequeña sobre todo porque es una mujer y demuestra que se puede estar en un mundo como este, de hombres, sin problema», añade.

Andrea Castro es de las pocas jóvenes de su edad que juegan al ajedrez de un modo más profesional. Sí que hay niñas pequeñas porque cada vez se crean más escuelas, pero cuando alcanzan los 12 o 13 años deciden centrarse en los estudios y lo abandonan. Andrea reconoce que cuando tenía esa edad, los hombres de alrededor de 50 años no querían jugar con ella en el club no por ser pequeña, sino por ser niña. Un estereotipo que se sigue dando pese a los avances de los últimos años: «Aún hay veces que te juzgan por ser una chica y a lo mejor hay alguna a la que le sienta mal y por eso lo deja».

En este sentido, la joven considera que la serie 'Gambito de Dama' ha contribuido a visibilizar el papel de la mujer. «Me parece una muy buena forma de acercar el ajedrez a más personas y de dar a conocer que es más complicado de lo que parece. Jugar una partida no es llegar y mover las piezas, sino que hay que prepararlas, como se ve en la serie».

Cada día intenta dedicarle una hora al ajedrez, ver cómo juegan figuras destacadas a nivel mundial para aprender nuevas técnicas y mejorar. «A nivel de estudios, el ajedrez me ayuda bastante con las matemáticas, creo que tienen mucha relación. Cuando juegas tienes que visualizar en tu cabeza los movimientos que van después». ¿Los próximos retos? El torneo absoluto provincial que se celebrará en Jaén del 1 al 4 de abril, mientras que el 10 y 11 de abril será el turno de la categoría juvenil. Si lo ganase, podría clasificarse para el andaluz que se desarrollará el 29 y 30 de mayo.

Maribel Serrano.
Maribel Serrano. IDEAL

Maribel Serrano. Árbitra

«Los insultos a las árbitras son diferentes, más machistas»

Árbitra y guardia civil, dos sueños que Maribel Serrano ha conseguido y de los que se siente muy orgullosa. Esta jienense ha comenzado su formación en la academia de Baeza, de momento on line por la situación actual, y el 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, seguirá con las clases pero de manera presencial.

Desde septiembre de 2020 es árbitra asistente en primera división de fútbol femenino, con equipos de la talla del Real Madrid, Deportivo de La Coruña, Real Sociedad, Español, Valencia o Levante, una tarea que compagina con tercera división masculino. «Estoy muy contenta porque cada vez hay más presencia de mujeres en el fútbol femenino, al igual que en la Guardia Civil. La promoción en la que entro es la de mayor porcentaje de mujeres hasta la fecha, en torno a un 25%. Formar parte de ello siempre es un orgullo», apunta Maribel.

En su día a día alterna el estudio con la preparación física. Así, a los entrenamientos diarios se suma una formación específica por parte de los comités técnicos de árbitros tanto de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) como de la Andaluza (RFAF), que incluye clases y seminarios, y los estudios para convertirse en guardia civil. Una buena organización le permite cumplir los objetivos que se propone, pero también influye su vocación: «Si es lo que te gusta, se intenta hacer todo lo que se puede».

Apasionada del fútbol desde pequeña, al principio jugaba en el Atlético Jienense con Julián de la Chica como entrenador, equipo que luego pasó a ser el Real Jaén femenino. Ante la imposibilidad de compaginar los entrenamientos con sus estudios de entonces, decidió centrarse en el arbitraje para no desvincularse por completo de un mundo que tantas satisfacciones le había traído. Además le llamaba la atención ser árbitra porque lo había vivido en casa con su hermano, que ejerció como tal durante un tiempo.

Maribel reconoce que los inicios fueron duros «por el simple hecho de ser mujer». Si la figura del árbitro suele ser ya de por sí blanco de insultos en el terreno de juego, cuando van referidos a una mujer adquieren otro matiz. «Son insultos diferentes, más machistas del tipo 'vete a fregar los platos', tanto por parte de hombres como de mujeres», explica. Esta situación, sin embargo, no se da en categorías superiores. Insultos al margen, su experiencia como árbitra es positiva porque va ligada a valores propios del deporte como son el compañerismo y el trabajo en equipo.

Macarena Espinilla.
Macarena Espinilla. IDEAL

Macarena Espinilla. Profesora de Ingeniería Informática

«Las mujeres informáticas no somos bichos raros»

Macarena Espinilla tiene motivos más que suficientes para sentirse orgullosa de los logros conseguidos en su carrera profesional. Ingeniera Informática por la Universidad de Jaén (UJA), de la primera promoción. Primera mujer que hizo el doctorado en Informática en esta institución académica, con el que obtuvo mención internacional y el premio extraordinario. A pesar de su juventud cuenta ya con la acreditación a catedrática y en los próximos meses podrá optar a esa plaza en la UJA, donde ejerce como docente investigadora. Desde hace dos años lidera su propio grupo de investigación: ASIA, Avances, Sistemas Inteligentes y Aplicaciones, un equipo multidisciplinar de 17 personas procedentes de los departamentos de Informática, Electricidad y Telecomunicaciones, así como investigadores de fuera del ámbito académico. De los siete proyectos europeos que tiene asignados la universidad jienense, dos los lidera ella: Remind y Pharaon.

Que le apasiona su trabajo es algo evidente. Se dedica a aplicar sistemas inteligentes a cuestiones de salud para mejorar la vida de las personas, con especial atención a las más vulnerables, ya sean mayores o con algún tipo de discapacidad o limitación.

El proyecto Remind, con una financiación de 1.084.500 euros, abarca a 16 socios de 10 países de Europa, Latinoamérica y Asia. «Somos muy potentes en el reconocimiento de actividades a través de sensores. Utilizamos dispositivos inteligentes en el hogar de la persona que tiene demencia en un estado leve para capturar datos sobre sus interacciones con el entorno y detectar si hay alguna anomalía», explica Macarena. La tecnología como acompañamiento para dar soporte estando siempre detrás un profesional o un cuidador, con vistas a que estas personas permanezcan el mayor tiempo posible en sus casas.

Pharaon cuenta con una dotación de 21 millones de euros e involucra a 41 entidades de 12 países. «Trata de hacer un ecosistema informático donde se integran tecnologías muy diversas y a partir de él se van a hacer siete pilotajes para proporcionar soluciones al envejecimiento activo. En el andaluz está la Diputación de Jaén, la UJA, Indra y la Fundación Ageing Lab», apunta Macarena. Los objetivos son tres: combatir la soledad no deseada, eliminar la brecha digital y evitar el declive cognitivo. Para ello van a crear una red social específica para personas mayores a través de tablets «muy usables».

«Las ingenierías tienen muchas salidas profesionales y la mujer debe de estar ahí porque tiene capacidad y puede aportar mucho. Para eso es importante que se cambien los referentes y se visibilice a las mujeres. Las ingenieras informáticas no somos bichos raros», concluye.

Mari Ángeles Verdejo
Mari Ángeles Verdejo

Mari Ángeles Verdejo. Profesora de Ingeniería Electrica en la UJA

«El porcentaje de mujeres varía en función de la ingeniería»

Cualquier proyecto de investigación que desarrolle Mari Ángeles Verdejo en el ámbito de su especialidad, la Ingeniería Eléctrica, lleva de la mano la mejora de la salud de las personas y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas. Natural de Cambil, esta doctora en Ingeniería Eléctrica y profesora de la UJA desarrolla varias líneas de investigación, entre ellas modelos eléctricos eficientes, energías renovables, redes eléctricas inteligentes, accesibilidad, entornos inclusivos e igualdad en ciencia e ingeniería.

¿Tenía claro desde pequeña que quería ser ingeniera? «Nací en el 71 y era un concepto que no se usaba mucho. A día de hoy seguimos teniendo una asignatura pendiente, en España sobre todo, por el desconocimiento general en la sociedad sobre ingeniería. La cultura de la ingeniería hace falta porque es una terminología muy interesante para movernos en el día a día en todos los aspectos: médico, electrodomésticos, ordenadores, etc.». Palabras al margen, a esta niña «vivaz» a la que le gustaba inventar se interesaba por la carpintería o la ebanistería. Mari Ángeles recuerda una anécdota de sus tiempos de colegio, donde en la asignatura de Pretecnología las niñas daban costura y los niños, marquetería. Aunque por aquel entonces ya no había distinción curricular, seguían dándose casos como este. Ambas cosas me parecen muy buenas, no lo critico, lo que ocurre es que había algunas niñas que sí hacíamos marquetería porque le insistíamos a doña Pilar y nos dejaba, por supuesto, pero los niños no daban costura porque cómo iban a hacer eso».

Cuando empezó la carrera, el porcentaje de mujeres en su clase era inferior al 5%, una cifra que ha aumentado con los años aunque es muy voluble dependiendo del tipo de ingeniería. La horquilla se mueve entre el 10-12% y el 25-28%, según Verdejo. «En aquellas que tengan que ver con máquinas, industriales o eléctrica baja mucho el porcentaje, mientras que en las relacionadas con química, recursos energéticos, medicina o medio ambiente aumenta», apunta.

Para revertir esta situación habría que fomentar una cultura de la ingeniería entre el profesorado de Infantil, Primaria y Secundaria, además de visibilizar mujeres relevantes en el ámbito de las ingenierías. En este sentido, Mari Ángeles recuerda que es muy importante contar con mentoras o tutoras ya desde bachillerato para animar a cursar estas carreras así como en los primeros cursos de carrera con el fin de evitar los abandonos.

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