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Equipo médico junto a la madre de uno de los menores atendidos en la Unidad de atención de menores transexuales. PEPE MARÍN
«Soy la madre orgullosa de una niña trans de 12 años»

«Soy la madre orgullosa de una niña trans de 12 años»

En el Hospital Virgen de las Nieves de Granada se acompaña y asesora a menores de Jaén durante el proceso de transición a la nueva identidad

Laura Velasco y P. GARCÍA

Granada | JAÉN

Lunes, 6 de agosto 2018, 00:07

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Una unidad específica del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada atiende a 35 menores de 16 años transexuales, el triple que el año pasado procedentes de esta provincia, Jaén y Málaga que reciben tratamientos personalizados y consensuados de un equipo multidisciplinar.

El pediatra endocrino y coordinador de esta unidad, Raúl Hoyos, explica que el Virgen de las Nieves ofrece asistencia personalizada a cada menor transexual y consensúa con sus familias el itinerario más adecuado a sus características, sexo y edad. La unidad empezó a funcionar en 2017 por el impulso de la Junta para descentralizar unos servicios que antes solo se ofertaban en Málaga y acercarse a las personas transexuales.

Así, Hoyos asegura que «la transexualidad no es algo nuevo, siempre ha estado ahí». «No es ninguna enfermedad. No tenemos pacientes, tenemos personas y quiero que cale en la sociedad», indica. Este es el mensaje que transmite en la unidad de atención a niños y niñas transexuales del hospital. La unidad asiste a 35 menores de 16 años «en los que no hay coincidencia entre el sexo de nacimiento y su identidad sexual». Desde que se creó en 2015, el número de familias que se acercan a pedir información crece cada día.

El objetivo de esta unidad multidisciplinar consiste en dar respuesta al Proceso Asistencial Integrado de Transexualidad en la Infancia y la Adolescencia de la consejería de Salud y mejorar el servicio que ya recibían los menores desde 2016 en el servicio de endocrinología pediátrica de Granada. En la actualidad, el hospital trata a 35 menores transexuales, el triple que en 2017 ya que en el último año se han incorporado 25 menores y se han realizado 80 consultas.

Los menores tienen menos de 16 años y el equipo especializado ofrece un tratamiento personalizado en el que participan también las familias y que suele comenzar con un bloqueo de la pubertad.

Hoyos explica que este tratamiento es reversible y comienza entre los nueve y los trece años, dependiendo del sexo de nacimiento de cada transexual, y logra además que la cirugía que puede hacerse ya con la mayoría de edad sea más efectiva.

La alternativa, parcialmente reversible, es una terapia hormonal que se ofrece en función de la madurez del menor transexual y siempre de manera dialogada con la familia. «La transexualidad no es una enfermedad, por eso hablamos de personas y no de pacientes, que han existido además siempre», apunta el coordinador de la unidad especializada, que detalla que a los tratamientos asistenciales se suma una atención personalizada basada en el respeto a las familias y los menores.

La portavoz de la Asociación de Menores Transexuales Chrysallis, Ana Romero, explica que el siguiente paso para conseguir «naturalidad» radica en que los centros educativos contemplen la necesidad de impartir materias que «hablen sobre identidad, diversidad y menores trans». «No tiene sentido que en los colegios exista un protocolo y que no se vea reflejado en las asignaturas», apostilla.

«Mi cuerpo es femenino porque soy una mujer y el cuerpo de mi hija también es femenino porque es una mujer. La identidad no te lo dan los brazos las piernas, ni los genitales. Es el sentimiento íntimo de ser quien eres y eso hay que enseñarlo», declara emocionada. La vocal de la fundación es «madre orgullosa» de una niña trans de 12 años. Romero comprendió la identidad de su hija y tomó conciencia de lo que estaba sucediendo en su casa gracias al documental 'El sexo Sentido'. Desde entonces se volcó en la asociación Chrysallis: «Hay mucho trabajo por delante. Las familias tenemos que darnos información y acompañamiento porque formamos parte de una minoría que puede cambiar el mundo», sentencia. Con estas declaraciones responde a aquellos que insisten en que la ideología de género se opone a la ciencia y añadió que «la sin razón tiene el camino muy corto».

Demostrarle cariño

«Estaba a punto de salir al trabajo y mi hijo, Dante, me dijo 'Papá, te tengo que contar algo. Me pasa que llevo un tiempo en el que he descubierto que me siento un chico'. ¡Qué oportuno!», bromea Antonio, padre de un menor trans de 16 años y miembro de la asociación Chrysallis. «Al principio se te cae el mundo encima. Lo primero es demostrarle cariño y luego tú, en soledad, te tomas tu tiempo para reflexionar porque el protagonista de esto es tu hijo. Nosotros, sus padres, estamos para acompañarle», aconseja a los familiares durante la presentación de la unidad de atención a menores transexuales que tuvo lugar recientemente en el Hospital Virgen de las Nieves.

Hace un año Dante se decidió a contarle a sus padres que estaba disconforme con el género que la sociedad le había asignado. Ahora recibe tratamiento hormonal. Eligió el nombre del poeta italiano, autor de la 'Divina Comedia', que marcó la transición del pensamiento medieval al renacentista. Dante rompió los esquemas convencionales de su tiempo, lo mismo que los jóvenes trans y sus familias hacen cada día para reivindicar derechos y visibilidad. En esta batalla no están solos y cuentan con el apoyo de la fundación Chrysallis y la unidad de atención a niños y niñas transexuales del hospital.

A la asunción de la elección de la identidad sexual de los hijos trans le suele preceder el miedo y la confusión. El temor principal es que «la sociedad no pueda encajarlo». «La gente se suele centrar en la cirugía y lo que es realmente importante es el tránsito social y legal», apunta Antonio.

El año pasado el Congreso aprobó una proposición que elimina los requisitos médicos para que las personas trans puedan cambiar legalmente su nombre y sexo. La única condición es facilitar la convicción declarada de la persona trans. Sin embargo, todavía existen ciertas trabas que impiden que las personas se sientan cómodas al cambiar de identidad sexual.

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