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Jesús Jiménez
Jaén
Viernes, 18 de abril 2025, 06:15
Lágrimas desbordadas en la procesión del Abuelo; una muestra del amor, la fe y la devoción que despierta entre los jienenses; una imagen que traspasa el corazón y que tiene a la ciudad rendida a sus pies. Salía Nuestro Padre Jesús Nazareno del Camarín en completo silencio, un sonido atronador que fue roto por los gritos de «¡Que viva nuestro padre Jesús!» y «Que viva el abuelo», un cántico pronunciado en boca de cientos de pequeños y mayores, porque la pasión no entiende de edades.
Y entre gritos, aplausos y alzadas llegó el primer momento que puso los vellos de punta a cofrades y devotos: tres saetas casi consecutivas entonadas por la voz quebrada de tres mujeres en la que mostraron la eterna unión entre el Abuelo y Jaén. Y para completar la imagen tan bella, lluvia de pétalos de rosa desde los balcones.
Una pasión desbocada que ya se dejaba ver al filo de la medianoche; frente a las puertas del Camarín se agolpaban los jienenses para disfrutar de la salida, mientras otros, en su mayoría jóvenes, preferían optar por guardar sitio en la Plaza de Santa María. Mantas y abrigos para combatir el frío y barajas de cartas para hacer la espera más amena, toda una demostración de que la tradición sí se transmite a las nuevas generaciones.
Dentro del Camarín todo había sido nervios, muestras de afectos e ilusión. Los promitentes se colocaban las fajas mientras repartían abrazos a los compañeros de cuadrilla, a la vez que los hermanos de la Cofradía se acercaban a tocar el paso, lanzar una plegaria arrodillados o recordar una promesa. Tampoco faltaban las fotografías, todos querían inmortalizar el privilegio de acompañar en el cortejo a El Abuelo.
La primera en atravesar las puertas del Camerín para inaugurar la Madrugá fue la Verónica, portada por una cuadrilla de mujeres, recibida con una salva de aplausos. Los afortunados (o más previsores) de la primera fila estiraban sus brazos para rozar con los dedos el paso para después santiguarse, buscando su favor y su guía.
La sigue Nuestro Padre Jesús Nazareno, imagen ya que no puede desligarse de la Semana Santa de Jaén, y por la que los vecinos de la capital están dispuestos a perder horas de sueño y aguantar el frío; solo para verlo a él, una visión tan única de la que sentirse orgulloso.
A las 4:30 salía puntual María Santísima de los Dolores, con una salida adornada con centenares de velas que aumentaron, más si cabe, la belleza de la imagen. Y todo ello aderezado por la voz de un tenor, que con voz profunda interpretó el 'Ave María' de Schubert; un torrente vocal que enmudeció a la multitud y por la que volvieron a brotar lágrimas entre el público.
Y es que María Santísima De los Dolores es tan bella e importante como el Padre Jesús, y así se transmitió. «Sin la Madre no hay el Hijo», se escuchaba momentos antes de producirse la primera alzada. Y con ese cántico comenzó su procesión por las calles del centro histórico de la capital.
Las imágenes estuvieron recorriendo la ciudad durante horas, hasta que en torno a las 5:45 tuvo lugar el encuentro entre Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima De los Dolores. La entrada a la carrera oficial está prevista para las 8:45 y la salida a las 11:30, mientras la vuelta al templo tendrá lugar alrededor de las 13:00 horas.
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