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Ascensión Cubillo
Jaén
Martes, 29 de abril 2025, 19:08
La capital retomaba este martes la normalidad de manera paulatina tras el apagón. Poco antes de las nueve de la mañana se veían ya comercios abiertos en la avenida de Granada, mientras que otros ultimaban preparativos con las persianas aún a medio subir.
Los hermanos Andrés y Rafael Calzado Castillo reponían tomates, calabazas y naranjas en su frutería a la espera de los clientes. El día del apagón fue bueno en ventas porque siguieron trabajando con una báscula de batería. Las cuentas las hacían a la vieja usanza: con papel, bolígrafo y calculadora. Cerraron a las siete de la tarde, cuando el género se acabó y había poca luz en el interior del negocio.
«Ha aparecido el dinero», dijo con humor Andrés en referencia al efectivo que volvió a llenar la caja como en los tiempos en los que el datáfono no existía ni se concebía pagar una cantidad inferior a un euro con tarjeta.
Si bien en esta zona de la capital la luz volvió de madrugada, en algunos puntos del centro lo hizo entre las ocho y las ocho y media de la mañana. De ahí que el Mercado de San Francisco abriera a esa hora y no a las siete como suele ser habitual. Las pescaderías, que no trabajan los lunes, no sabían en un principio si abrir o no. El género había llegado primero a mayoristas y a las cinco de la mañana se abrió el muelle del mercado. «Pescado teníamos, pero aquí no ha venido la luz hasta las ocho de la mañana, por lo que estábamos en duda porque sin luz, peso ni cámaras no podemos abrir», explicó Carlos Javier Moya.
Se barajó la posibilidad de llevar el género de nuevo a mayoristas para guardarlo en cámaras frigoríficas, pero al final la luz volvió y pusieron todo el pescado y marisco fresco a la venta con la cantidad justa, eso sí, para echar el día.
«El mercado tendría que estar preparado para una emergencia de estas dado que la mayoría trabaja con frío, por lo menos para mantener cámaras. Han sido casi 24 horas sin luz», se quejaba Mercedes Gámez, de Distribuciones Pedro Gámez. En esta pollería faltaban a primera hora pollos, huevos y productos elaborados porque la cadena, empezando por los mataderos y los distribuidores, se había cortado por el apagón.
En una situación aún más extrema se encontraba la carnicería Antonio Gómez González, especializada en productos de casquería. Sus vitrinas estaban vacías a la espera de que fuera entrando género a lo largo de la jornada. «A los mataderos no les ha dado tiempo a preparar pedidos ni a sacrificar animales», detalló Francisco Mellado. Victoria Díaz, encargada de los productos elaborados, mandó un mensaje de ánimo a la hostelería y al comercio en general: «Esperemos que la situación se normalice cuanto antes y podamos trabajar todos», concluyó.
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