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Participantes: Ana María Pérez, Juan Peinado, Julián Alcalá, Consuelo Mendoza, Purificación Delgado, Encarnación Castro, Remedios Morente, Felipe López, Miguel Montes y Santiago Campos. M. Á. C.
Grandes cambios y retos a los 40 años

Grandes cambios y retos a los 40 años

La evolución de los pueblos de la Sierra Sur con los ayuntamientos democráticos, a análisis

MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS

JAÉN

Domingo, 24 de marzo 2019, 23:42

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«Yo llegué en 1987 de Madrid y me impactó el retraso que había de varios años con respecto a lo que yo había vivido allí. En infraestructuras, por ejemplo, había gente que no tenía agua corriente en el pueblo, y en todo: en la moda, la música que se oía... Eso ya está todo superado», asegura con un gesto contundente de mano Julián Relaño Alcalá, propietario del local Casablanca, punto de referencia en Alcalá la Real de la iniciativa privada en cuanto a actos culturales. Su testimonio refleja el cambio drástico que han sufrido los pueblos de la provincia en las últimas décadas. Queda muchísimo por hacer, pero conviene recordar de dónde venimos. También para coger fuerza y ejemplos de esta transformación reciente para afrontar los enorme retos a los que los municipios se enfrentan actualmente. Es la intención de la iniciativa 'Encuentros: 40 años de ayuntamientos democráticos', organizada por IDEAL y en la que también colabora la Diputación Provincial. En esta ocasión la mesa se celebró en el Edificio Joven alcalaíno.

A través de mesas de debate organizadas en las diferentes comarcas se pretende lograr una radiografía de cómo han avanzado nuestros municipios en los últimos tiempos, cómo hemos pasado de asfaltar calles como prioridad a tener como objetivo la atención a nuestros mayores, una programación cultural y festiva que dure todo el año o trabajar el turismo como una fuente de empleo e identidad.

En esta ocasión la lupa está sobre la comarca de la Sierra Sur, a la que llegó Julián hace tres décadas, en concreto a Alcalá la Real, donde era alcalde Felipe López, hoy parlamentario andaluz. «Había una cantidad enorme de carencias naturales pero había una enorme de ilusión. Y el presupuesto era de cuarenta y seis millones de pesetas (276.500 euros). La gente, eso sí, tenía más paciencia que ahora. Estaba acostumbrada a no pedir milagros rápidos», se suma López. En 1979, cuando el primer Ayuntamiento democrático, «contaba con 20.000 habitantes, cuando en los 50 había llegado a tener 30.000. En aquella época empezó a crecer», apostilla.

«No creo que estemos en el mejor de los mundos posibles, no. Pero hay que ver de dónde veníamos. Andalucía tenía parámetros de subdesarrollo en todo, de desempleo, de incorporación al mundo laboral de la mujer, etcétera. Estamos mucho mejor que estábamos. Eso puede decirlo el que tiene memoria. Mi hija que tiene 32 años, no. El que nunca ha estado a -5 grados no sabe lo confortable que se está a 32», asevera.

«Había muy pocos medios para movernos. Me pilló la época de quitar las escuelas rurales y de la reforma de la educación. Recuerdo cómo íbamos al domicilio del médico a por la receta y que hasta los 12 años no teníamos luz en la casa en el campo. El agua vino mucho después. Mi balance es muy positivo de estos años. Con la democracia empezamos a ver que se podían hacer cosas», añade Encarnación Castro, presidenta de la asociación de mujeres Flor de Espliego.

Coincide Juan Peinado, presidente de la ADR de Sierra Sur, muy activo en los programas de desarrollo rural. «Yo me crié en calles que no estaban asfaltadas, de barro. Con 10 años iba al campo a darle de comer a la cabra. Con 16 me fui la primera vez a Francia a coger manzanas. Mi hermana tuvo que ir a Jaén para estudiar al instituto y yo pude ir ya aquí en Alcalá la Real. Había ilusión por tratar de salir de la oscuridad».

«Las infraestructuras en educación han cambiado un mundo. En eso hemos evolucionado muchísimo», añade Ana María Pérez, treinta años como autónoma agrícola. «Llegar a un instituto donde estábamos mezclados chicos y chicas para mí fue una revolución. Éramos tres hermanos y una hermana y yo si no hubieran puesto el instituto aquí no hubiera estudiado. Y hoy sin embargo soy la única de los hermanos que tiene carrera», apunta Consuelo Mendoza, funcionaria de Justicia.

«Yo vivía en una cueva camino de Frailes, llena de goteras, imagínate. Estuve 38 años trabajando en Ibiza y cuando volví al pueblo había cambiado todo mucho y para bien», señala Miguel Montes, cocinero de Frailes y uno de los pioneros que puso en marcha las jornadas del vino en la localidad. «De una sociedad de subsistencia se pasó a una democrática. La sanidad te ponías malo y era un drama», recuerda Santiago Campos, historiador y corresponsal de IDEAL en Alcalá la Real.

Lo mejor

«Era una economía solo agraria», coincide López. «En el sector del plástico hay ahora 1.500 empleos. Se exporta por ejemplo a Sudamérica para la piña. El cambio en materia de empleo es importante, hay que tener en cuenta que desde 1981 se han incorporado cuatro millones de demandantes de Empleo en Andalucía. Hay un 75% más de ocupados que en 1981 mientras que en España son el 50 y tantos por ciento y en Europa el 28. De dos millones que había pasamos a cuatro y 1,4 de esos son mujeres».

«Se ha conseguido diversificar la economía para mantener a la gente en su pueblo: Valeo en Martos, la cereza en Castillo de Locubín, etc. Aquí era impensable el puntal que es la gastronomía. Hay miles de personas en eventos y antes ni 300. La sierra sur era la gran desconocida. Y es rica en paisaje en patrimonio e incluso industrial», apunta Peinado.

El empleo sigue siendo pese a todo la gran asignatura pendiente de la comarca, recalca Campos, más tras la crisis. Ligado estrechamente al envejecimiento de la población y la despoblación. «La primera escuela de empresas que se creó en la provincia se montó en Alcalá la Real. Una empresa que tiene más de 300 trabajadores empezó así. El empleo lo crean las empresas», recalca López.

Entre los cambios más evidentes se encuentra el protagonizado por la mujer, en lo social, en la educación y, por consiguiente, en el mercado laboral. «Podemos hablar de un antes y un después. Es como esas fotos con poco color. En los años 80 y 90 en Alcaudete teníamos ya instituto. Antes que las chicas saliéramos del pueblo a estudiar estaba incluso mal visto; en plan qué íbamos a hacer yéndonos por ahí. Fue una ruptura enorme del pasado», interviene Purificación Delgado, funcionaria y policía nacional.

«Recuerdo que hubo que hacer una jornada de reivindicación y sensibilidad de la Policía porque había cambiado tanto el reglamento que no se reconocía. Si una mujer iba al cuartelillo a denunciar le decían señora estas cosas se arreglan en casa. Con la Constitución la situación cambió de forma radical», rememora.

En el apartado cultural, Santiago Campos destaca el número de actividades y de infraestructuras y su equipamiento, algo impensable hace décadas, como que «en pueblos como Frailes con 2.000 habitantes hay una biblioteca muy buena. La de Alcalá es de las mejores de Andalucía».

«Hoy Alcaudete tiene una agenda cultural despampanante, tocando todos los palos. Teatro todos los fines de semana, cine, música, etcétera», apunta Mendoza.

«Cada pueblo ha sido inteligente al crear su celebración destacada, las fiestas calatravas de Alcaudete, de la cereza en Castillo de Locubín, etc. Eso lo recibe cada vez más la sociedad. Ahí los ayuntamientos se lo están currando mucho. Antes la feria y poco más», apunta Encarnación Castro. «Quizás lo que nos falte sea sentimiento de comarca, de Sierra Sur, y de cooperativismo también», añade Castro.

Contra la brecha digital además se destacó en la mesa el trabajo con Guadalinfo sustentados por Ayuntamientos y Diputación y los centros CAPI por asociaciones sin ánimo de lucro.

«Cuando aparecieron los primeros gimnasios y podíamos hacer deporte, sobre todo la mujer, fue una revolución», señala Purificación Delgado, madre de Celia Jiménez, futbolista internacional con la Selección Española absoluta. También está el ejemplo del Hockey Alcalá, seña de identidad. «Cada pueblo cuenta con una pista polideportiva e incluso en Santa Ana, una aldea de Alcalá, con 1.200 habitantes, la montamos», apostilla López.

Del mismo modo se resaltó la puesta en valor de la riqueza patrimonial y paisajística. «El castillo de Alcaudete no sabíamos que existía porque no lo veías ni siquiera. La carretera pasaba por debajo. Quitaron las casillas, se hizo la circunvalación y ahora es muy visitado», apunta Julián Peinado. «Vino la UNED, el conservatorio, la escuela de idiomas... Hemos crecido pero la población no ha terminado de creerse lo que vale», considera Julián Relaño Alcalá.

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