Expoliva 2025 se abre al público: día de familias, curiosos y regalos
Último día de la Feria Internacional del Aceite de Oliva de Jaén con afluencia de público, muchos andaluces
Día de familias, carritos, abuelos con nietos y parejas que van a «cotillear». El sábado en Expoliva 2025 es para los visitantes, para la ciudadanía ... de a pie, tenga o no conocimientos previos del sector del aceite de oliva, aunque rara es la persona que no tiene alguien, al menos cercano, que sepa del tema. Los pasillos se llenan de muchos andaluces, con Granada y Córdoba a la cabeza, cercanos e interesados en el asunto del oro líquido, pero no hace falta tener olivos o saber de almazaras para disfrutar de la jornada entre estand y maquinaria, porque el objetivo es pasar el día y disfrutarlo.
La mañana transcurría tranquila, con un ir y venir fluido de gente entre los pasillos, más calmados que durante las jornadas de empresas y negocios. Hay un interés más sosegado, una curiosidad innata entre los visitantes sobre lo que se muestra en cada puesto. Las colas de acceso han sido más llevaderas y el aparcamiento del estadio de la Victoria, el más socorrido, todavía sin estar lleno para las doce del mediodía. El autobús lanzadera tendrá menos trabajo.
Así lo afirma José Carlos Pérez, que ha cogido el coche desde Granada para informarse sobre las innovaciones en el recinto. Tiene una finca de olivas y viene a casi todas las ediciones, «damos una vuelta y cogemos ideas». Destaca que es «un escaparate», donde se tiene la oportunidad de ver las máquinas «en directo», lo cual es mejor que «en un catálogo».
Rafael Sánchez viene de Alcalá la Real, también es otro que repite porque «me gusta ver las novedades». Es trabajador del sector y aprovecha para conocer de cerca los detalles de la maquinaria: «Estamos renovando el olivar así que voy mirando paraguas y así». Va con la familia, con su esposa y su hija de cinco años, Lucía, que se estrena este año en Expoliva. Admite que hay «un rato» de paseo, por lo que la intención es pasar el día, «tomar una cervecilla» y disfrutar del sábado.
Otro jienense es Miguel Begara, de Torredelcampo, que junto a su mujer y su nieta dan una vuelta. Él está jubilado, pero todavía le gusta estar actualizado sobre las novedades del sector, «solo es para ver un ratito, damos una vueltecilla», afirma. Sin duda, va «por gusto», y es algo que suele repetir en Expoliva.

A las afueras del gran pabellón se encuentran Francisco Zafra y Cristina Parrilla. Él, de La Higuera; ella, de Andújar. Su intención es ver el ambiente y vivirlo, más tras una campaña «tan buena» de olivar que se ha tenido este año. «Aquí se te van las horas», confiesa Francisco, por lo que es inevitable quedarse a pasar la jornada «volando». La novedad del Olivo Arena despierta su interés, pues además ninguno había estado antes en su interior y verlo con los estand es una oportunidad poco común.
Otro de los puntos de interés dos visitantes es la mayor oleoteca del mundo que se encuentra en Expoliva, en el Salón Internacional del Aceite de Oliva Virgen Extra. Allí están Verónica Cruz y Raquel López, que proceden de Bailén y aprovechan para «conocer nuestra tierra». Sí o sí tienen gente cercana del sector, más siendo Bailén tierra de aceite premiado. A pesar de que les han ofrecido para catar los aceites expuestos, por el momento observan y dejan que el tiempo transcurra en una zona que, hace apenas 24 horas, bullía de intensa actividad.
En el auditorio principal se realizan catas de los ganadores de los Premios Expoliva. Varias sillas vacías, pero los que se quedan lo hacen con muchas ganas. Se les explican los matices de cada aceite, si es más o menos afrutado, los detalles de su sabor y la razón de estos. Se puede charlar con tranquilidad y compartir opiniones, degustar sin agobios y con una atención más directa.

A María Pulido y su hijo Juan Carlos Carmona les ofrecen un aceite japonés para probar y su veredicto es rotundo: «Es flojo, no tiene nada que ver con los nuestros, que sí tienen olor y sabor». Su marido, Juan Carmona, trabaja en el sector y él ya acudió a Expoliva el miércoles. «Fue una locura de aparcamiento y de gente», admite, por lo que el sábado lo mejor es ir en familia y «disfrutarlo de verdad». La familia lamenta que en el salón falte presencia de explotaciones pequeñas de Jaén. Ellos, de Jódar, afirman que «tal vez hacen mejor aceite y no están aquí». «Nosotros vivimos del sector, así que esto es como San Isidro, hay que estar donde hay que estar», comenta Carmona.
Mucho 'merchandising'
A pesar de que los visitantes cambian en su objetivo, con más curiosear que hacer negocio, los puestos repartidos en Expoliva poco cambian su método de venta. Así lo afirma Juanita Salas, de Embrujo de Sierra Moreno de Andújar, que venden aceite picual cosecha temprana ecológico y su mermelada. «Estamos dándonos a conocer, es nuestra primera vez en Expoliva y es una experiencia muy bonita», dice. Detalla cómo mantiene el estilo de venta, ofreciendo al público un producto natural. «La gente quiere comerse un tomate fresco de la huerta, y yo hago aceite natural como se hacía antes, sin proceso químico, es lo que les explicamos», dice.
Lourdes, de Aceite Puertas de Las Villas, hace hincapié en la gran afluencia de gente que han tenido todos los días, por lo que notan poca diferencia respecto a la semana. En todo caos, lo hacen en las preguntas. «El sector hace preguntas más específicas, sobre la cooperativa, el comercio, mientras que el sábado es más corriente», indica. Declara que ya estuvieron también en la edición anterior y «siempre nos vamos con buen sabor de boca».
Eso sí, lo que no falta nunca en ningún Expoliva es el 'merchandising'. Los productos promocionales son de los más buscados, tanto entre semana como el sábado. El número de cabezas con sombreros de paja disminuye, pero el de bolsas colgadas al hombro se mantiene. Además de los folios de promoción y tarjetas con información, no faltan cuadernos, bolígrafos, chapas, gorras, pulseras, camisetas o abanicos. Cualquier detalle, por nimio que parezca, los visitantes lo agradecen y lo pasean con orgullo por el recinto.
Lo sabe bien Juan Casado de GM Fert, Fertilizantes Orgánicos. Todos los días han tenido el puesto «a rebosar» de gente con sus bolsas en las que se ofrecían numerosos productos, entre ellos incluso bodys de bebés con la imagen de un tractor. «Hemos llegado a ver nuestra camiseta en el Ikea de Granada», afirma, siendo ellos de Córdoba. Estos días no han parado, con un sorteo en marcha que les ha servido para contabilizar el número de visitas al puesto, «unos 500 al día». Su actividad en redes y cercanía con los clientes, así como las invitaciones hechas previamente o la información que ofrecen en redes anima a la gente a acercarse a su puesto, además de los detalles de promoción: «Algunos nos siguen y nos los piden, otros lo piden directamente, pero siempre preguntan».
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