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La candidata de Ciudadanos, Mónica Moreno, posa tras la entrevista. L. CÁDIZ
Mónica Moreno: Espartana, empresaria... y política

Mónica Moreno: Espartana, empresaria... y política

Tiene 40 años, es sevillana de nacimiento y jienense de adopción. Madre de un niño de 16 meses, dice que quiere luchar para que un día no tenga que irse de Jaén para trabajar

LORENA CÁDIZ

Martes, 20 de noviembre 2018, 14:51

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Cuando Mónica Moreno (Sevilla, 1978) aún era una niña, su 'señorita' Loli tuvo que hablar con su madre. La pequeña Mónica no era capaz de hacerse con las tijeras que se reparten a los niños en Infantil. No era capaz de cortar los papeles por más que lo intentaba y eso la frustraba de tal manera que se ponía a llorar como una magdalena.

Ahora, muchos años después, ella cuenta este episodio de su vida para ilustrar lo perfeccionista que ha sido siempre y que sigue siendo. Exigente consigo misma hasta el límite, lo reconoce abiertamente. «Soy una espartana conmigo misma y a veces ese nivel de autoexigencia te lleva a no disfrutar del camino», asegura.

Mónica nació y se crió en Sevilla. Es más, no llegó a Jaén, concretamente a Martos, donde reside, hasta hace seis años. Aterrizó en esta tierra por amor (su marido es de Martos), pero, casualidades de la vida, sus bisabuelos y sus abuelos eran de Villacarrillo e Iznatoraf. Su bisabuela se quedó viuda con cuatro hijos, y con la guerra no le quedó otra que vender lo que tenía y marcharse a Sevilla.

«Mi abuela tenía una casa con patio en Sevilla, y el patio lo tenía siempre lleno de flores, sobre todo de geranios. Siempre me decía que en su pueblo, en Iznatoraf, las calles estaban llenas de flores. Hace unos fui y me encontré con esos geranios y con el recuerdo de mi abuela. Fue muy emocionante».

Mónica es una mujer dicharachera, sonriente, cercana y que mira directa a los ojos. «Me dicen que no parezco una política. Normal, es que no lo soy, ni pretendo serlo. Esto es algo temporal», asegura. Se podría decir que su carrera política ha sido más que meteórica. En julio le propusieron entrar en Ciudadanos y solo unos días después la propia Inés Arrimadas anunciaba que sería la cabeza de lista por Jaén al Parlamento de Andalucía.

Hasta ese momento no había tenido contacto alguno con ese mundo. Estudió Ciencias Biológicas en la Universidad de Sevilla, con la intención de ser conservacionista. Siguiendo esa primera vocación, se especializó en Bosque Mediterráneo. Y cuando terminó la carretera se presentó a las oposiciones para tratar de ser directora de un parque natural. Aprobó, pero no se quedó con la plaza.

En su primeras prácticas descubrió que el mundo natural y la empresa privada también tenían una estrecha relación y por ahí comenzó a desarrollarse como profesional, y casi desde el principio como empresaria.

Con 25 años montó su primera empresa, con otras cuatro personas. Al principio la sede era la casa de cada uno de ellos, pero todo fue mejorando. Y de aquella empresa saltó a otra en la que ella era la principal socia. Todas sus empresas han sido siempre consultorías. Es una empresaria convencida, pero si le preguntas si le gustaría que su hijo Gonzalo, que tiene ahora 16 meses, lo fuera también algún día, se lo piensa. «Uff, tendría el corazón dividido», reconoce. «La empresa no descansa, tu te vas a tu casa y te vas con tus problemas. Ser empresario tiene que ser algo vocacional, si no no lo aguantas», asegura. «Si es lo que quiere, cree en eso profundamente y la vida se le va en eso, le diré que adelante, aunque yo se todo lo que vendrá detrás». «Antes de que llegue ese momento tengo que trabajar mucho en Andalucía para facilitarle el camino y para que tanto esfuerzo se vea recompensado de alguna manera».

Cuenta que estando embarazada tuvo que hacer muchos kilómetros con la 'barriga'. «Se me adelantó un mes y diez días y me cogió trabajando», recuerda. «Di a luz un domingo y los dos nos recuperamos muy bien», tanto que el viernes de la semana siguiente Mónica ya estaba de nuevo trabajando. «Esa es la vida de un autónomo», dice con rotundidad.

Ahora en la campaña electoral, su madre se ha venido de Sevilla para ayudarla con el pequeño. «Lo que más estoy echando de menos es poder llevarlo al parque. Lo veo en las fotos en el parque, con los abuelos, él está súper feliz, pero yo lo hecho de menos», dice emocionada. «Quiero tener la satisfacción, por mínima que sea, de haber conseguido mejorar algo la situación actual, de hacer algo por la sociedad. Espero que el tiempo que ahora le voy a robar a mi hijo sirva para que el día de mañana esté orgulloso de su madre, que sepa que he luchado para que no se tenga que ir de Jaén para trabajar».

Hace ocho años se metió en la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Sevilla, donde estuvo cuatro años, y de ahí dio el salto a la asociación a nivel regional. Asegura que ha dedicado a AJE mucho tiempo de su día a día, solo por tratar de mejorar y de luchar contra las injusticias a las que se enfrentan los autónomos, pero que lo que le ha dado de comer siempre ha sido su empresa.

Estando en AJE fue cuando se topó con el que ahora de nuevo es candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía por Ciudadanos, Juan Marín. Recurrió a él ante un proyecto de Ley de Emprendimiento en Andalucía que AJE no estaba dispuesta a aceptar. «Vino, se reunió con nosotros, nos escuchó y nos prometió que esa Ley no vería la luz hasta que AJE le diera el visto bueno. Cuando se fue ninguno pensamos que lo cumpliría, pero lo hizo».

Reconoce que aquello «me removió la conciencia». «Era un político que hacía lo que prometía. Igual los ciudadanos piensan que eso es lo normal, pero no lo es, y lo se porque me he pasado ocho años en AJE chocándome contra una pared».

Arrimadas

Habla con admiración, pero esa admiración se dispara cuando menciona a Inés Arrimadas. «Es la perfección», dice. «No se equivoca, siempre está en el sitio que tiene que estar», dice de ella. Precisamente fue Arrimadas quien le dio unos consejos para afrontar su primera campaña electoral. A ella y al resto de cabezas de lista de Andalucía, con los que se reunió. «Nos dijo que estuviéramos tranquilos, que tenemos un equipo a nuestro alrededor y que disfrutáramos». «Me tranquilizó mucho, la verdad».

Mónica Moreno no es de Jaén, pero como si lo fuera. «Veo la peña de Martos y me relajo», asegura. «Sevilla es una ciudad muy grande, solo el hecho de poder ir a los sitios andando y no tener que dejar el coche tirado en cualquier sitio y salir corriendo, ya es ganar en calidad de vida».

Es muy aficionada a la novela histórica y la época de Alejandro Magno es para ella la más interesante, y la ha estudiado con detalle, «aunque leo cualquier novela histórica que caiga en mis manos», y lo mismo con las series. La última que ha visto completa, los Tudor.

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