«Tengo dolores terribles las 24 horas, y hace nueve meses que lo pasé»
«El virus no entiende de edades ni de nada. Yo soy deportista y si no hubiera estado tan fuerte como estaba, a saber», señala Rafael Ortega, con covid persistente
«Tengo dolores de cabeza terribles, 24 horas. Zumbido de oídos. El ojo derecho no veo bien, me falta coordinación y me falla la pierna ... derecha. No puedo hablar rápido, ni seguir las conversaciones y me cuesta muchísimo concentrarme», explica Rafael Ortega, policía local de Jaén y deportista. El cuadro que describe es por culpa de la covid-19, pero si se hace cualquier prueba da negativo. La pasó en septiembre. Nueve meses después, en teoría curado, está «todo el día tomando pastillas, opiáceos. No quiero, pero si no, no aguanto». A sus 49 años siente que le han caído dos o tres décadas encima. Los médicos le aseguran que sus secuelas parece que son «por la inflamación del cerebro», pero nadie se atreve a aventurar cuándo cesarán. Osimplemente si lo harán.
Sufrió la covid en el inicio de la segunda ola, «11 días en mi casa con fiebre de 39, hasta que no podía respirar y mi hijo me llevó a Urgencias a la fuerza. Tenía 80 de saturación (oxígeno en sangre) y estuve seis días ingresado. Me dieron el alta con la condición de estar 15 en mi casa, con corticoides. Hacía falta sitio», subraya.
Pensaba entonces que la pesadilla había acabado, pero era el comienzo. «Recuperé pronto los pulmones, al 80 o 90%, y volví a trabajar», explica. Antes de la covid casi no recuerda un dolor de cabeza, ahora le cuesta acordarse de lo que es no tenerlo. «Es insoportable», insiste. «Al hablar tengo que ir lento o me trabo. Y no puedo seguir las conversaciones», añade.
El problema se incrementó, asegura, en marzo, tras ponerse la vacuna, «todos los síntomas que me quedaban se triplicaron». Y no ve la solución de momento. «Nada, ningún médico sabe. Te dicen que puedes tenerlo hoy, que igual mañana se te va... El día que no me tomo pastilla para dormir no pego ojo. Así día tras día», asevera.
Aviso
¿Qué le diría a la gente, ahora que parece que está todo mucho más relajado y la vuelta a la 'normalidad' más próxima? «Que se conciencien, hoy me ha tocado a mí, pero mañana le puede tocar a ellos. No entiende de edades ni de nada. Yo soy deportista. No estamos exentos ninguno. Si no hubiera estado tan fuerte como estaba a saber... De madrugada registraba 42 pulsaciones, tenían que despertarme porque me apagaba, y luego, al nada, taquicardia de 180», rememora.
Hoy, y pese a sus problemas, es donante de plasma para tratar de ayudar a otras personas con coronavirus. «Nos dijeron que por cada medio litro servía para tratar a dos pacientes de UCI», señala.
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