Las devociones de la provincia tejen en Jaén una «plegaria compartida»
El Rosario Magno de la Esperanza congrega a multitud de personas en una jornada marcada por la fe y la religiosidad popular
Ascensión Cubillo
Jaén
Sábado, 4 de octubre 2025, 23:29
Las calles se convirtieron en templo y la ciudad jienense, en altar. Ya lo avanzó en su día la Diócesis y este sábado se cumplió ... con un Rosario Magno de la Esperanza en el que multitud de fieles de toda la provincia e incluso de fuera «meditó la vida de Cristo con los ojos y el corazón de María». El tiempo acompañó y los jienenses salieron a la calle para asistir a una procesión Magna que ya forma parte de la historia de la Iglesia del Santo Reino, al igual que la del 1 de noviembre de 1950 con la que se celebró el dogma de la Asunción, proclamado por Pío XII. 75 años después, imágenes marianas como la Virgen de Zocueca de Bailén y la Virgen de la Fuensanta de Villanueva del Arzobispo, la patrona de las Cuatro Villas, regresaron a la capital de manera extraordinaria para participar en este Rosario Magno con motivo, esta vez, del Jubileo de la Esperanza.
La jornada arrancó bien temprano con el traslado de la veintena de imágenes venidas de 16 municipios jienenses, incluida la capital, desde sus templos de acogida hasta la calle Virgen de la Cabeza, lugar donde se celebró la eucaristía de la mañana y punto de partida por la tarde de la procesión general hacia la plaza de Santa María. Allí, a los pies de la Catedral, se realizó el rezo completo de cada grupo de misterios para retomar luego el camino de vuelta a las parroquias de acogida: San Bartolomé, Belén y San Roque, El Salvador, San Félix de Valois, La Merced, San Juan y San Pedro, Camarín, Cristo Rey, San Pedro Pascual, San Ildefonso y el Salvador.
Esta procesión Magna se diseñó siguiendo los misterios del Santo Rosario, por eso cada imagen fue como una «cuenta viva» del Rosario que la Iglesia diocesana de Jaén rezó unida en sintonía con el Jubileo de la Esperanza, como indicó el obispo Sebastián Chico.
Las vírgenes de las Mercedes (Alcalá la Real), Zocueca (Bailén), la Fuensanta (Villanueva del Arzobispo y patrona de las Cuatro Villas) y Tíscar (Quesada) junto con San José (Jódar) representaron los misterios gozosos y abrieron la comitiva procesional. San José, que data de 1787, es el patrón de la localidad galduriense y con esta Magna suma tan solo cuatro salidas procesionales a lo largo de su historia: la primera fue en 1992 coincidiendo con la restauración de la parroquia que lo acoge, otra en la década de los 2000 con la llegada de la cruz del papa Juan Pablo II y el 19 de marzo de este año por su onomástica.
Sagrado Corazón
Otra imagen que no suele salir en procesión habitualmente pero que sí lo hizo ayer fue el Sagrado Corazón de Jesús, que tiene su sede canónica en la parroquia de la Merced de Jaén. Junto con San Juan Bautista (Los Villares), la Virgen del Collado (Santisteban del Puerto), el Resucitado (Martos) y la Santa Cena (Linares) representaron los misterios luminosos. Este último paso llamó la atención del público por su envergadura, ya que pesa unos 4.000 kilos.
Los misterios dolorosos fueron 'narrados' a través de Nuestro Padre Jesús en su agonía del Huerto (Andújar), Nuestro Señor en la Columna (Úbeda), el Señor de la Humildad (Alcaudete), Nuestro Padre Jesús (Jaén) y el Cristo del Consuelo (Cazorla).
Los misterios gloriosos, por último, fueron representados por los Resucitados de Linares y Jaén, San Bonoso y San Maximiano (Arjona) y las vírgenes de Santa María del Alcázar y la Capilla, patronas de Baeza y Jaén, respectivamente.
Reliquia del Santo Rostro
La reliquia del Santo Rostro presidió el altar que se habilitó en la plaza de Santa María junto con el patrón de la Diócesis y de Andújar, San Eufrasio, y la Virgen del Rosario de Segura de la Sierra. La talla de San Eufrasio, que data de 1987, ha sido restaurada recientemente. El obispo, Sebastián Chico, estuvo acompañado por su antecesor en el cargo, Ramón del Hoyo. El coro y orquesta MusicAlma de Linares puso el toque musical a este acto central que congregó a numerosas autoridades civiles y religiosas, así como a público en general.
En una jornada como esta, la fe se mezcló con la ilusión de quienes vieron a los patrones y patronas de sus localidades abrirse paso por lugares emblemáticos de Jaén como la Carrera o la plaza de Santa María, pero también con los nervios de aquellos que trabajaron durante meses para hacer realidad este macroevento que trasciende lo religioso.
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