Carmen, 90 años: «Venimos expresamente a ver al Cristo de Cazorla»
De toda la provincia, de varios puntos de Andalucía, incluso del país se juntan para ver la procesión Magna en Jaén
El asombro y la curiosidad se mezcla entre los presentes. Frases como «nunca he visto al Abuelo» o «¿Y ese cuadro?», además de varios «qué ... Virgen tan preciosa» se repiten de boca en boca que aprovechan la presencia de las veinte imágenes llegadas de diversos puntos de la provincia de Jaén para observarlas y admirarlas en pleno centro de la capital jienense, para la procesión Magna.
Carmen, de 90 años, es una de ellas. Ha acudido con su familia, con sus hijas Rocío y Manoli, además del yerno José y el nieto, David. Van preparados con sillas que puedan montar rápidamente, especialmente para la abuela, que es la más emocionada de todos. Han madrugado para llegar desde Almería, aunque son de Cazorla, y le tiene una gran devoción. «Ese cuadro es el nuestro», expresa la mujer, con alegría, y destaca que tras estar en Cazorla «venimos a verlo aquí expresamente».
Rocío asegura que en los grupos de instituto de Cazorla «todo el mundo está pendiente» y mandando fotos, por lo que es fácil saber dónde están y tener instantáneas del Cristo del Consuelo que tanto les gusta. Han aparcado en el Bulevar y saben que la jornada será intensa, pero la disfrutan con paciencia y «andando, poco a poco».
De Monte Lope-Álvarez, un pueblo de Martos, han llegado Mercedes, Ascensión, Pilar, Conchi y Gema. Son «amigas de toda la vida», prácticamente criadas juntas, y tras aparcar en el Jaén Plaza y subir andando, «sudando y con alegría», observan las imágenes. Alguna está jubilada, otra es limpiadora en un centro de salud, otra auxiliar de ayuda a domicilio y una más es ama de casa, y a todas les une su fuerte amistad.
«¡Hace más de un mes que sacamos las entradas para sentarnos en la Diputación!», aseguraba una de ellas, apra «poder verlo todo bien», porque «tanto tiempo de pie no podemos aguantar». Por la mañana han visto los pasos en movimiento y cómo se iban colocando en la calle Virgen de la Cabeza para, después, dirigirse a sus asientos, donde «sentadicas las veremos todas».
«Siempre vas a la iglesia para verlos, pero aquí es muy diferente, es el día grande de Jaén y se nota», comentaban. Su plan es volver esta noche, «estamos cerca, a algo más de media hora», así que el día completo lo echarán en la ciudad.
Desde Badalona ha llegado José Antonio Segura. Nació el día de la patrona de Jaén hace 74 años y se marchó hace más de medio siglo de la capital, a al que regresa casi cada Semana Santa para ver al Abuelo, de que es muy devoto. «Siempre he cumplido la promesa de volver, excepto con la Covid», explica.
Fue el 5 de agosto, no olvida la fecha, cuando se enteró de que Nuestro Padre Jesús saldría en una extraordinaria procesión por la capital, y él no podía perdérselo. Preparó el viaje, iba a venir con unos amigos, pero la enfermedad de uno de ellos, lo ha forzado a coger el avión por su cuenta, «porque yo quiero estar con el Abuelo». Anoche ya disfrutó también del ambiente en la ciudad y de los conciertos en las parroquias, «estoy encantado de estar en mi tierra».
María Teresa Bueno, de Jaén, admite que «no sabe explicar» lo que siente al ver las imágenes reunidas en un mismo punto, pero que «es muy bonito todo». No suele salir a la calle, al estar en una silla de ruedas, pero le comentaron que habría una gran celebración con la procesión Magna y se acercó para verlo in situ. Sin embargo, lamenta no poder acceder bien a todos los sitios con la silla por la movilidad reducida, «no hay sitios adecuados para nosotros», afirma. «Lo paso muy mal por esto, no salgo a la calle por que hay muchos escalones y así, la ciudad no está preparada para la gente con silla de ruedas», se queja.
No obstante, gracias a la amabilidad de los jienenses, ha encontrado un puesto en primera fila entre la calle Virgen de la Cabeza y el paseo de la Estación desde el que ha podido ver el descender de las imágenes. Con una sombrilla en la silla y bien protegida del sol, se quedará «lo que el cuerpo aguante».
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