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Francisca María Ruiz, presidenta de la Asociación en Apoyo al Pueblo Saharaui de Jaén, posa en la sede con un melfa, el traje típico de las mujeres saharauis. L.V.
En busca de 'vacaciones en paz' para los niños saharauis

En busca de 'vacaciones en paz' para los niños saharauis

La Asociación en Apoyo al Pueblo Saharaui de Jaén les ayuda sobre el terreno, pero sobre todo se centra en traer cada verano a menores para que disfruten

LAURA VELASCO

JAÉN

Lunes, 2 de julio 2018, 01:56

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La Asociación en Apoyo al Pueblo Saharaui de Jaén la componen menos de 20 personas, todos voluntarios, pero muy volcados con la causa. Y es que no es tarea fácil intentar mejorar la situación del Pueblo Saharaui, que se encuentra refugiado desde hace 33 años en la Hammada de Tindouf al Suroeste de Argelia, en el territorio más árido e inhóspito del desierto del Sáhara.

Francisca María Ruiz es la presidenta de la asociación. Sobre el terreno, trabajan en los campamentos de refugiados con su proyecto de cooperación internacional, con la financiación de la Diputación de Jaén, mandando material hospitalario, medicación, pañales o productos de limpieza, etc. En Jaén, realizan actividades, como las jornadas de derechos humanos. Pero si hay un programa estrella, ese es el de 'Vacaciones por la paz', con el que traen a niños saharauis a pasar las vacaciones en la provincia de Jaén.

Para entender la situación de estos niños y sus familias, hace falta echar la vista atrás. Según explica Francisca María Ruiz, presidenta del colectivo, cuando Europa colonizó África, a España le tocó Guinea y el Sáhara occidental. Por los interesantes recursos de esta última, España «la hizo provincia para no deshacerse de ella». «Nosotros entendemos que es la provincia número 53 de España», indica.

«La causa entra en las casas cuando se acoge a un niño, todos se vuelcan con ellos»

A la hora de la descolonización, el pueblo quería «ser independiente y autogestionarse», para lo que crearon un movimiento de liberación. «España firmó un acuerdo con Mauritania y Marruecos para que le 'echasen un ojo' mientras se producía la descolonización, y estos aprovecharon para invadir el Sáhara. Mauritania se retiró, pero Marruecos se ha ocupado en construir un muro de casi 3.000 kilómetros minado para separar a los saharauis que viven en una zona y otra», incide.

Cuando Marruecos bombardeó a la población saharaui en los años 70, la población huyó al exilio, «y cruzaron un trocito muy pequeño de frontera con Argelia», estableciéndose en campos de refugiados en los que viven unas 200.000 personas, donde el año pasado se llegaron a alcanzar los 59 grados centígrados. Precisamente de ahí vienen los niños del programa 'Vacaciones en paz'. «Son dos meses, julio y agosto, en los que los niños vienen a pasar las vacaciones con familias de la provincia de Jaén. Cuando están aquí son uno más de la familia, un hijo más. La familia tiene la obligación de atenderlo, llevarlo al médico, darle de comer, vestirlo, etc.», explica Ruiz.

Este año vienen a disfrutar en Jaén 63 niños, ocho de los cuales tienen discapacidad. Cinco de ellos se quedarán en un centro de Aprompsi, y el resto con familias. Asimismo, el número de personas acogedoras ha descendido sustancialmente estos años hasta la mitad. Hubo años en los que había hasta 120 niños. El problema: la financiación. «Antes, el Ayuntamiento de Jaén nos daba una buena subvención, pero ahora lo asumen las familias, y no todas están dispuestas. Nuestra financiación se basa en pedir, pedir y pedir. No tenemos subvenciones, así que la descargamos en las familias de acogida. Los niños necesitan 600 euros entre vuelos, seguros, etc. Hay algunas familias que lo pagan sin problemas, otras venden papeletas para recaudar dinero, o incluso el Ayuntamiento lo paga, como en el caso de Torredonjimeno», aclara Francisca María Ruiz.

Este es, asegura, el talón de Aquiles del colectivo de cara al futuro. Ya están pensando en una campaña de captación de socios, aunque lo que quieren es que aumente el número de familias acogedoras. «La causa entra en las casas cuando se acoge a un niño, todos se vuelcan con ellos. Esto engancha», concluye.

La mayoría de niños se adapta a la perfección, algo que no es fácil, ya que la primera vez que vienen no saben lo que es un grifo o una cama. «También existe la barrera de las costumbres y el idioma, ya que hablan un dialecto del árabe y son musulmanes. Son muy, muy abiertos, las mujeres allí tienen un estatus muy alto y hay varias ministras en el Gobierno y alcaldesas en varios territorios. Además, están escolarizados, no hay analfabetismo», añade.

Así, recalca que cuando llegan por primera vez «tienen miedo», algo que experimentaron el año pasado con una niña que no se adaptaba a la familia. «Los primeros diez días son de adaptación, pero al final la familia se hace al niño y el niño a la familia», añade.

Los más solidarios

Así, cada verano repiten con la misma familia. Los pueblos que más acogen: Martos -en primer lugar-, Santiago de la Espada, Castellar, La Carolina, Linares, Quesada, Puente Génave, Torredonjimeno o Mancha Real. En Jaén, este año hay solo dos familias acogedoras, algo que creen «hay que mejorar». El plazo para solicitarlo suele finalizar en mayo, pero desde septiembre ya se ponen manos a la obra para preparar el siguiente verano.

Las despedidas, afirman, son «muy duras». «Es un niño tuyo, pero tienes que entender que vuelve con sus padres. No viven en buenas condiciones, pero carencias afectivas no tienen ninguna, porque son muy queridos. Yo he aprendido a querer allí en los campamentos, no imaginas cómo quiere esa gente. No están todo el día diciéndolo, pero lo demuestran cada minuto, es algo que hay que vivir», detalla.

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