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Presentación de la sede de Ágora en el colegio Andrés de Vandelvira de Jaén. POVEDA
En busca de los mil 'talentos' escondidos

En busca de los mil 'talentos' escondidos

La Asociación Ágora, con sedes en Jaén y Andújar, anima a la Administración no sólo a descubrirlos, sino a dar un trato específico en las aulas a estos menores. Casi la mitad de los niños y adolescentes con altas capacidades intelectuales no están detectados

J. E. P.

JAÉN

Lunes, 15 de enero 2018, 01:54

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Al menos un millar de niños con una inteligencia superior a la media vaga por las aulas jienenses sin que nadie repare en ellos. Sin que se les preste un trato diferenciado. Sin que estimulen sus capacidades. No solo existe el peligro de que su talento se desaproveche. Es que pueden caer en el aburrimiento, en el fracaso escolar, en situaciones de acoso, en falta de integración con sus compañeros ... Educación tiene registrados a 1.200 niños y adolescentes con altas capacidades intelectuales. Son algo más del 1% de los más de 100.000 menores escolarizados en enseñanza infantil, primaria y secundaria. Sin embargo, diversos estudios científicos avalados por la Organización Mundial de la Salud indican que el porcentaje real ronda el 2,3% (hay estudios que arrojan porcentajes bastante más elevados). Es decir, que siguen ocultos prácticamente tantos niños con altas capacidades como los que sí han aflorado. La asociación Ágora, que agrupa en sus sedes de Andújar y Jaén a familias con niños sobredotados, reivindica no solo que las autoridades educativas hagan un esfuerzo en la detección, sino también para que luego atiendan a estos alumnos como realmente requieren.

«El sistema atiende a la media, a la generalidad. Hay niños con déficit y otros por encima que no siempre están atendidos», explicó Leonor Lázaro, presidenta de Ágora. Sobre un asunto aún poco conocido, rodeado de mitos y falsas creencias, y en el que la administración va frecuentemente por detrás de sus propias normas, la sociedad civil organizada cobra especial importancia. «Ojalá no tuvieran que existir ni Ágora ni otras asociaciones de padres de niños con necesidades educativas especiales. Significaría que estos niños estarían recibiendo toda la atención y todos los recursos que necesitan y que están previstos por la ley, que tenemos una escuela plenamente inclusiva y que aborda la diversidad», añadió el pasado viernes durante la inauguración de la nueva sede de la asociación en Jaén, en una firme reivindicación de los derechos de este colectivo.

Apoyo de la Administración

Trinidad López Gallego, jefa del Servicio de Ordenación Educativa de la Delegación Territorial de Educación en Jaén de la Junta de Andalucía, destacó en este acto el esfuerzo y el compromiso de la administración por atender a estos niños. «En total hay unos 8.000 niños con necesidades educativas especiales en la provincia. Los que presentan altas capacidades representan por tanto un 20%. Un porcentaje suficientemente alto como para que se les preste la atención que merecen», indicó.

Hay unanimidad entre los expertos sobre la necesidad de una atención especial a estos niños. Desde la ciencia. «La tecnología de que disponemos en pleno siglo XXI nos permite ver el cerebro en acción, con puntos de luz en las zonas de actividad. El cerebro de estos niños tiene más puntos de luz. Son cerebros distintos a la hora de percibir y sentir. Tienen una percepción más vívida y una hipersensibilidad en los sentidos, con una gran memoria que huye de lo aburrido y lo monótono. Tienen mucha capacidad para establecer relaciones, para hacer análisis. Aprenden más rápido y con menos repeticiones. Pero se pueden llegar a saturar. Hay que mantener la llama viva, pero sin crear una hoguera tan alta que lo sature», asegura Antonio Piñar Gallardo, psicólogo, escritor, profesor de la UNED y considerado como una de las referencias en la provincia sobre el tema.

«Son niños con características especialies en su sensibilidad»

Pinar fue el encargado de inaugurar la nueva sede de Ágora en Jaén -en el colegio concertado Andrés de Vandelvira- con una conferencia en la que relató su experiencia en el instituto Cástulo de Linares trabajando con niños de altas capacidades.

«Hace unos años se detectaban pocos casos, eran fantasmas en el aula. Cada vez se detectan más», apuntó. Según su experiencia, es clave trabajar con ellos la motivación.

El experto explicó que con los protocolos en vigor (actualizados a febrero de 2017), los centros educativos tienen varios instrumentos a su alcance para ayudar al desarrollo de estos niños. El más conocido es lo que se conoce con los eufemismos de «flexibilización» o «aceleración». Es subir al alumno de curso. El más sencillo de aplicar para el centro. Pero genera problemas de adaptación a algunos menores.

Más complejos pero con mejores resultados son la adaptación y el enriquecimiento curricular. Exigen más esfuerzo al equipo docente, pero bien ejecutados tienen porcentajes de éxito mayores. El niño se mantiene en su curso con sus compañeros de su misma edad aunque trabaja de forma especial algunos contenidos, investiga por su cuenta y hace trabajos especiales al margen de las rutinas escolares.

Brillos y sombras

«No solo hay luces y brillos en el mundo de las altas capacidades. Son niños con características y peculiaridades en lo que se refiere a su sensibilidad y al factor emocional. No es únicamente que tengan una inteligencia por encima de la media. Es más complejo, y necesitan atención e intervención en el colegio y en la familia. Si no se atienden pueden tener problemas serios», apunta Leonor Lázaro.

Como madre, recordó la «responsabilidad y la angustia» que se siente con la noticia. «Te dicen que tu hija o tu hijo tiene necesidades especiales y no sabes si se las puedes cubrir». Aunque en muchas familias no cae de sorpresa. «Ves que tu niño hace cosas que no son normales. Ante la precocidad en algunas habilidades sospechas. A veces no se le da importancia, porque piensas que al final todos los niños se emparejan, pero hay quien lo lleva a centros privados donde lo confirman. Es al llegar al colegio donde profesores y los equipos de orientación entran en juego y se produce una detección objetiva», apunta. Aunque se estima que la mitad de los niños sobredotados siguen ocultos

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