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Carlos Montoro durante una actuación reciente.
El Elvis 'Lagarto'

El Elvis 'Lagarto'

Carlos Montoro | Cantante y emprendedor

Miguel Ángel Contreras

Lunes, 3 de abril 2017, 01:43

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Durante uno de sus viajes a San Francisco, a Chaplin le llegó la noticia de un concurso en el que se premiaba a quien mejor realizara la imitación de su famoso alter ego 'Charlot' y, seducido por la idea, se inscribió de inmediato, según confesó en 1915 al Chicago Herald, «tentado» por la curiosa experiencia y dispuesto a «enseñarles cómo se hace correctamente», dando la sorpresa al final cuando recibiera el premio y desvelara que en realidad no era un buen imitador sino el inimitable genio. Pero ni siquiera se clasificó para la final. Ganó un actor llamado Milton Berle. La anécdota, que parece falsa, en la línea de otras leyendas urbanas como que Disney está congelado o el célebre - e irreal- - epitafio de la tumba de Groucho Marx de 'Perdonen que no me levante' (de hecho la historia bien podría ser un chiste del fenómeno coetáneo de Chaplin), es sin embargo real según múltiples fuentes fiables.

Aunque si hablamos de imitadores probablemente el más copiado en concursos de esta índole sea Elvis Presley, con la red inundada de supuestos certámenes a los que se presentó a lo Chaplin y en los que quedó tercero, o cuarto o ni finalista, según la versión. Algunos de ellos antes de su muerte y otros incluso después de ella o de que volviera a su planeta, según la web en la que uno navegue. Estas parecen menos fiables.

A Juan Carlos Montoro (Jaén, 1977) le pasó algo así. Lo del concurso de imitadores, no lo de viajar a otro planeta (que se sepa o, en todo caso, al suyo de 'rockabilly'; ya lo dijo el poeta Paul Eluard, «hay otros mundos pero están en este»). Con su mujer visitó de luna de miel Las Vegas, la cuna mundial de los imitadores del rey del rock, y allí se disfrazó de Elvis, dispuesto a pasar desapercibido. Casi no pudo dar tres pasos seguidos en todo el día. «Los guiris, bueno allí yo era el guiri, no pararon de pedirme fotos», recuerda ahora entre risas. La planta la tiene y cierto parecido también. Así que triunfó. El Elvis 'lagarto' fue el rey.

Su pasión por el de Memphis «es lo más». «Mi mayor influencia en todo, mi forma de vestir, de cantar, de actuar», dice. A diario se le puede ver por Jaén paseando con su peculiar estampa 'rockabilly', uno de los primeros subgéneros del 'rock and roll', nacido en la década de los cincuenta, y que va desde la música a un estilo de vestir o peinados característicos. Gene Vincent, Johnny Cash o el propio Elvis Presley son sus máximos exponentes.

Sus tatuajes y el porqué

«Es una manera de afrontar la vida, un sentimiento. Desde chiquitillo me gustaba eso y no sabía identificar qué era. En casa de mi abuela veía películas de Elvis y no sabía quién era ese, pero yo quería vestir así y peinarme así. Mi mujer Minerva tiene los mismos gustos que yo, en la forma de vestir y de actuar y ves las cosas distintas. Los rockeros somos como más románticos, hay que mirar la vida desde otro punto de vista, no ser tan pesimista», destaca el jienense.

En los brazos luce tatuajes, entre otros, de su mujer en forma de 'pin-up', un 'Pure rockabilly' pillando todo el antebrazo, 'True love' representando a sus hijas con una daga en el corazón, y un 'Amor y respeto', que «siempre para mí ha tenido un peso grande y creo que me define».

En el colegio era el 'friki'. Con diez o doce años escuchaba a Elvis y Miguel Ríos y lucía camisetas personalizadas hechas en la playa del protagonista de 'El rock de la cárcel' mientras los demás niños las llevaban de Butragueño.

En la pubertad ya seguía a Los Rebeldes, pero por entonces comenzaba a molar eso de ser diferente. De hecho a su mujer la conoce desde pequeño y aquello que él tenía le gustaba. Hoy tienen dos hijas de seis y dos años, «y ya son rockeras dicen ellas», ríe. Su cuñado y algún familiar también. El que lo prueba parece que se engancha.

La música está tan en su vida y ocupa gran parte de su día. Forma parte de tres grupos: Los Condensadores de Fluzo, The Radions y Hayride 56. Ha actuado en Alemania y media España y grabado sus discos.

Forma parte además de los organizadores del conocido festival Alligator Rocking. «Aquí ha habido siempre mucha cantera, pero sitios para tocar hay pocos y los que hay son porque ellos se la están jugando», lamenta.

Su estilo optimista y rockero le sirvió para no venirse abajo cuando en 2012 su empresa de Jaén, en la que trabajaba desde que tenía 19 años y dedicada al sector de las artes gráficas, despedía a 13 de sus 15 empleados (llegó a tener más de 30 hace apenas unos años) tras un expediente de extinción, él entre ellos. «Es como un jarro de agua fría, nunca crees que te va a tocar a ti», dice. A sus 34 años pasaba engrosar la sangrante lista de parados en una de las provincias con más paro de toda España. Se embarcó en una cooperativa con tres socios y tras algunas discrepancias se ha lanzado a la carretera con una barbería portátil, una carpa de 3x3 con su sillón, espejo y «ese rollo antiguo de los años 40 y 50». Barbería 'Hep Cut' (juego de palabras del término 'hep cat', jerga que usaban los adolescentes para referirse a gente guapa que estaba de moda como Elvis, Johnny Cash o Ricky Nelson).

Se ha preparado a conciencia, con referentes mundiales como Lord Jack knife o Ivan Rodríguez de New York Barber Shop, «algo así como los Ferrán Adriá o Arguiñano de la barbería», comenta. En tiempos 'hipster', de pelos medidos al milímetro y barbas cuidadamente descuidadas no se antoja mal negocio.

«Con la edad que tenemos, si no arriesgamos no hacemos nada, al menos hay que intentarlo», dice. En Jerez estuvo diez horas seguidas sin parar: «Cuando llevaba veinte pelados perdí la cuenta». Ahora se prepara para ir a Almería y abrir en Jaén.

Su sueño incumplido

Su sueño por lo demás es disfrutar de su familia y de la música, y uno que no cree que pueda disfrutar ya: «haber conocido a Elvis». Salvo que los conspiranoicos lleven razón y esté con Michael Jackson y Jesús Gil en una isla desierta. ¿Está 'el Rey' del rock vivo? «No creo - responde risueño - , pero si lo está, que me digan dónde para decirle '¡cabrón, me has tenido 30 años preocupado!'».

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