El rabo del perro
Desde ahora, quien corte un rabo a un perro le cae el peso de la ley aprobada en las Cortes, confirmando una práctica legal usada en otros países del entorno europeo
Tomás de la Torre Lendínez
Viernes, 17 de marzo 2017, 18:11
Ya no se puede decir aquel refrán usado para tomar el pelo a los gangosos con la letra R: El perro de San Roque no ... tiene rabo, porque Ramón Rodríguez Román se lo ha cortado. Desde ahora, quien corte un rabo a un perro le cae el peso de la ley aprobada en las Cortes, confirmando una práctica legal usada en otros países del entorno europeo. Lo que se pretende es conceder a los perros el mismo derecho que a las personas, a quienes está penado cometer el delito de la mutilación de una parte de sus miembros.
Los cazadores parece que tienen una pequeña bula para burlar la normativa aprobada de no cortar el rabo a los perros de sus realas para las acciones cazadoras en los grandes cotos del deporte o afición cinegética.
Sin embargo, el papá que reciba este domingo un perro de regalo por ser padre de sus hijos, tendrá que conformarse con el rabo que tenga el can, sea corto, largo, o mediopensionista.
Como ose poner las tijeras sobre el rabo del animal, le puede caer un castigo similar sobre cierto rabo que cuelga de sus patas, dejándolo reducido al reino de los eunucos.
Así que tengan cuidado todos los poseedores de perros, porque tampoco se puede tirar del rabo al perro que pasea alegremente por la calle, cuando el animal se haga pis fuera de la maquinita preparada para sus aguas menores o mayores, instaladas en los parques.
Hemos llegado a una sociedad, donde un perro sale del refranero por orden parlamentaria.
Lo que la ley no dice es si un perro nace sin rabo. ¿Se le puede aumentar algún injerto?
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