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Laura Velasco
Domingo, 4 de septiembre 2016, 23:56
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Un recordatorio para tomar una pastilla, una app que detecte si una persona mayor se cae para llamar automáticamente a emergencias o sensores de vista que faciliten la comunicación a personas con parálisis cerebral. Macarena Espinilla, co-directora del curso 'Ambientes inteligentes para mejorar la salud el bienes y potenciar la autonomía', afirma que esta tecnología ya ha llegado. Ahora, sólo falta que llegue a los usuarios.
-¿Explíque que son los ambientes inteligentes?
-Sí ambientes inteligentes en entornos normales como el hogar, apartamento u oficina. Cualquier espacio abierto equipado con tecnología, con sensores que por ejemplo miden la temperatura o la luminosidad. Son sensores que se sitúan encima de objetos para saber la interacción de las personas con ellas. Sirve para mejorar la vida de las personas y potenciar su autonomía.
-¿Cuál es su función, entonces?
-Lo que los diferencia es que están orientados a mejorar la vida de una persona, es su particularidad. Por ejemplo, si estás sentado en el sofá de casa o en la oficina, cada dos horas la tecnología puede hacer un recordatorio para que nos acordemos de salir a caminar y beber agua un minuto. Todo esto se puede monitorizar con la tecnología.
-Las recomendaciones que ofrecéis, ¿a qué publico se puede aplicar?
-Principalmente a personas mayores o con algún tipo de discapacidad.
Que esté sobre todo enfocado al envejecimiento se explica porque hay datos que revelan que en 2050 el número de personas mayores se va a duplicar. Merecen estar bien, y con esta tecnología podemos ayudarles con, por ejemplo, simples recordatorios para que se tomen sus pastillas. Asimismo, el perfil del curso es trasversal, porque se dirige a ingenieros, psicólogos, enfermeros, etc.
-Ejemplifíqueme cómo se puede mejorar la salud con los ambientes inteligentes.
-Por ejemplo, con básculas inteligentes que guardan el registro del peso y te dicen si en un momento determinado te estás descuidando. También podemos colocar sensores en tenedores y cubiertos y así detectar el tiempo que una persona dedica a comer, además del ritmo al que lo hace. Se comprueba si está haciendo un proceso adecuado y de no hacerlo, se le puede mandar una alerta mediante un mensaje o vibración.
-En cuanto a la autonomía, ¿a qué se refiere y cómo puede mejorarse este ámbito?
-Puede ayudar, por ejemplo, a preparar el desayuno, con una tecnología que te diga si te has saltado algún paso. O si alguien está cocinando, se va a comer y se deja el fuego encendido, también puede darle un recordatorio con un mensaje o vibración.
-¿Algún ejemplo de cómo ayuda esta disciplina en términos de bienestar?
-Por ejemplo, con las pulseras que miden los ritmos cardiacos o la calidad del sueño. Si te indican que tu objetivo es llegar a 10.000 pasos, puede que incite a caminar y motivarte, te estás monitorizando a ti mismo.
Otras disciplinas
-¿Necesitan los ambientes inteligentes de otras disciplinas para ser eficientes?
-Siempre digo que están dirigidos desde la tecnología, pero necesitamos de múltiples disciplinas, la enfermería, la terapia ocupacional o el trabajo social, por ejemplo. Por ejemplo, las personas mayores que viven solas sólo cuentan con el botón del pánico, a nivel tecnológico hay miles de soluciones y todos deben aportar sus puntos de vista.
-¿Son estos ambientes conocidos por los ciudadanos?
-Aunque tecnológicamente estamos muy avanzados, hay que trabajar más para llegar al usuario final. No llegan bien por el desconocimiento, cuando llegó el teléfono a las casas la gente se extrañaba, pero poco a poco se fue implantando. Lo mismo pasará con esto.
-¿Qué diferencia hay entre ambientes inteligentes y casas domóticas?
-Los entornos de inteligencia ambiental, que es su nombre completo, están orientados a la salud. La domótica sería andar por el pasillo y que la luz se encienda, pero la otra da un paso más hacia la tecnología, con sensores que ahora están a un precio muy asequible como los móviles, que tienen hasta 14 sensores de los que no somos conscientes.
Con los sensores de los móviles, sin interactuar, podemos detectar si una persona mayor se cae y que automáticamente se haga una llamada a un familiar. Es tan sencillo como instalar en el móvil una app sencilla, y es que la tecnología ya está, ahora lo que hay que hacer es utilizarla.
Otro de sus beneficios es, por ejemplo, si una persona tiene parálisis cerebral hay formas de comunicarse a través del iris del ojo -eye tracking- con el ordenador, con un sensor de visión encima de la pantalla, que capta el movimiento y reconoce donde mira. Aparece un abanico de imágenes o pictogramas y enfocando el ojo puede construir una idea y decir qué quiere comer o qué siente. Poco a poco, como cuando un niño aprende a hablar, se le puede enseñar a construir frases complejas.
-¿Habría alguna aplicación que esté destinada no sólo a personas mayores, sino a otras edades?
-Para los jóvenes tenemos en la universidad un casco cerebral que mide las señales, si entrenas puede llegar a detectarte el estado de ánimo. Es efectivo porque en ese caso, al llegar a casa según tu estado puedes escoger un tipo de iluminación en la habitación, por ejemplo.
Oportunidad de negocio
-Ante el desconocimiento del que me habla, ¿cree que esta disciplina tiene aún un nicho de mercado por explotar?
-Sí, se puede realzar aún más ya que hay muchos proyectos que están en marcha y por los que hay que apostar. Hay un nicho de mercado con el que se puede ganar dinero, es un negocio potencial ya que tiene un público que demanda este tipo de soluciones. Todo es posible, porque en las universidades hay proyectos de investigación respecto a estos temas, pero aún no se están implantando en las casas, por lo que hay que impulsarlos para ello. Con el curso pretendemos divulgar que hay aplicaciones hechas preparadas para utilizarlas y que quien tenga una idea puede hablar con un informático para materializarla, ya que es algo sencillo de hacer hoy en día.
Sus aplicaciones en la vida diaria son muy variadas, también existen los sensores que se colocan en las puertas y que sirven para ver cuándo sale o entra una persona mayor, si tarda mucho en volver y puede haberle pasado algo. También es interesante desde el punto de vista de la seguridad, pero a la inversa. Puede que nos interese encender luces y subir y bajar persianas cuando nos vamos de vacaciones para que parezca que estamos en casa.
-¿Cree que tanto avance tecnológico va a convertir a las personas en dependientes de las máquinas?
-Rotundamente no. Al final siempre puedes decidir tú si tomar la pastilla, por ejemplo, pero la tecnología es un apoyo. La decisión es siempre nuestra. Los ambientes inteligentes ayudan a que el entorno se adapte a las necesidades y preferencias de las personas, no están orientadas a actuar sobre ti.
-¿Qué líneas de futuro seguirá esta disciplina?
-Seguro va a instaurarse en unos años en la sociedad y vamos a verlo con normalidad, como el teléfono o la televisión. Y no lo verán nuestros nietos, lo veremos nosotros, porque esto crece a un rimo exponencial.
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