'La Borriquilla' se lució rodeada de luz
La cofradía abrió la Pasión de la capital, con el objetivo de hacer latir el corazón de sus fieles
ANTONIO ORDÓÑEZ
Lunes, 21 de marzo 2016, 01:07
El Domingo de Ramos amaneció espléndido y brillante en la capital. La hermandad de 'La Borriquilla' no podía sentirse más satisfecha, porque lejos de previsiones ... nefastas sobre la posible lluvia que rompería su estación de penitencia, la mañana se abrió con un cielo acogedor y respetuoso, que quería honrar el arranque de la Pasión jienense.
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Desde muy temprano se podía ver a muchos jienenses que ataviados con sus mejores galas -era día de estreno si uno no quería que sus dedos peligraran- paseaban, desayunaban en los bares del centro o se dirigían para conseguir un hueco privilegiado en la plaza de la Virgen de la Paz. La Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad Franciscana y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Salud Entrando en Jerusalén, María Santísima de la Paz, San Pedro, San Juan y Santiago Apóstoles abre todos los años la Pasión en la capital, y ayer lo haría por todo lo alto. Saldría a la calle con muchos fieles arropando a sus titulares, y con un tiempo espléndido, que durante la jornada se iría complicando. Pero 'La Borriquilla' pudo lucirse como quería.
Diez minutos antes de las once de la mañana el silencio se había hecho denso en la plaza en la que se ubica la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Belén y San Roque. Y entonces llegó el tradicional ritual. La 'llamá', con los tres toques en la puerta del templo, y desde dentro se escuchó: «¿Quién va?». La respuesta era también la esperada: «La hermandad en corporación». Los aplausos rompieron el solemne acto, e inmediatamente se abrían las puertas de la iglesia. Comenzaba definitivamente la Pasión de la capital en este 2016.
«Al día siguiente, la gran multitud que había venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén. Y, tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo: '¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!'». Esas palabras del evangelio de San Juan precedieron a la salida del cortejo. Nuestro Padre Jesús de la Salud se encontraría con sus fieles en unos instantes. Los costaleros se esforzaron para hacer que el titular de la cofradía saliera con solemnidad a la calle. Con trabajo, pasión y con las piernas flexionadas para salvar la puerta los costaleros demostraron su buen hacer. La venerada imagen ya estaba en la calle. Toda la plaza rompió en un denso aplauso. El giro hacia la Cuesta de la Virgen también fue emocionante. Desde el interior del trono se notaba ese gran fervor, que se materializó en unas sentidas palabras: «Cien corazones esperan latir al son de Dios.».
Mientras Jesús de la Salud se dirigía hacia la Avenida de Madrid, la salida del templo de la comitiva de Mantillas auguraba que María Santísima de la Paz seguiría en unos instantes el camino de su amado hijo. Si emotiva fue la salida de Jesús, no menos fue la entrada en la plaza de la Señora de Belén y San Roque. La emoción de los fieles que allí se congregaban era sobresaliente. Se había temido que el Domingo amaneciera nublado y turbio. Pero no fue así, y esa emoción contenida se convirtió en una pasión que se lució durante todo el desfile. La Virgen asomaba por completo y recibía los rayos de sol de la mañana. Sus costaleros no podían esconder su emoción: «¡La Reina ya está en la calle! ¡Vamos a derrochar arte! ¡Vamos a rezar con los pies...!.
Y con esa salida tan brillante, intensa, rotunda y apasionada, la cofradía abrió la Semana Santa jienense, emocionando y sacando todo el fervor de los miles de vecinos de la ciudad que sienten, aman y defienden esta gran manifestación de arte y devoción que es la Semana Santa de la capital.
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