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Los participantes en la primera de las Mesas por Jaén posan en la terraza del Hotel Xauen, que sirvió de escenario al evento.
Muchos mimbres para un futuro verde

Muchos mimbres para un futuro verde

Las posibilidades de desarrollo sostenible de la provincia, a debate en las Mesas por Jaén de IDEAL

Juan Esteban Poveda

Domingo, 6 de diciembre 2015, 01:18

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Decenas de pueblos de Jaén pierden población. Mantener a los jóvenes en el territorio es una prioridad. Se empieza por darles oportunidades de empleo. Pero no a cualquier precio. Se parte de la premisa del desarrollo sostenible. Pedro Bruno, diputado provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de la Diputación de Jaén; Juan Peinado, presidente de la Asociación de Desarrollo Rural Sierra Sur; David Avilés, presidente de la Asociación Rural Mediterránea; Teresa Moro, directora conservadora del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas y Juan Diego Requena, alcalde de Santisteban del Puerto debaten sobre las posibilidades de la provincia en torno al 'Medio Ambiente y el Mundo Rural' en la primera de las Mesas por Jaén organizada por IDEAL, con el apoyo de la Diputación, como contribución del diario decano al desarrollo y al futuro del territorio donde lleva asentado más de 75 años. Los ponentes coinciden en que hay mimbres para el futuro, con más aprovechamientos del olivar, biomasa, cultivos alternativos, turismo de naturaleza, de caza y del toro bravo, y con iniciativas como sacar rentabilidad a los cielos estrellados y a las antiguas líneas férreas transformadas en vías verdes.

El diputado Pedro Bruno insiste en la idea de la diversidad, del inmenso potencial de Jaén el desarrollo sostenible. «No hay una bandera que lo abarque todo, ya que la riqueza y la diversidad de posibilidades es enorme. La atomización no tiene porque ser negativa, sino todo lo contrario».

Teresa Moro indica que a estas alturas «todo el mundo tiene claro que hay cosas que hay que proteger, y que las estrategias de sostenibilidad se integran en el turismo, el aprovechamiento de la madera, de la biomasa y cualquier actividad. En el Parque Natural, tanto la sociedad como los visitantes están cada vez más concienciados de que cualquier actividad tiene que ser sostenible».

Igualdad social

David Avilés apunta que «si no es sostenible, no es desarrollo». Lo que no se planifica desde la sostenibilidad antes o después «involuciona y crea problemas». Desde la Asociación Rural Mediterránea que preside «queremos defender los valores del mundo rural, hacer 'lobby' en defensa de lo rural para un desarrollo más armónico. No sólo en lo ecológico. Las grandes aglomeraciones urbanas crean desigualdades sociales mayores a las que se dan en los pueblos. También lo sostenible es social».

Juan Peinado aborda el tema de la figura legal del Parque Natural, que en teoría garantiza las políticas sostenibles. «En la Sierra Sur hubo un amago de crear uno, que podía permitir explotar algunas ventajas que daba la normativa. Pero hubo una importante reacción. Hubo una movilización en contra de muchos sectores, con mucha fuerza».

Juan Diego Requena apunta que en comarcas como el Condado la población lleva aplicando estrategias sostenibles «desde tiempos de los romanos, con el manejo del monte mediterráneo de acuerdo a prácticas ancestrales. Mi abuelo hacía carbón y el abuelo del abuelo de mi abuelo pastoreaba rebaños en nuestros montes. Vivimos en una comarca marcada por el aislamiento geográfico, con una orografía complicada. Hay que tener cuidado con las figuras de protección y con la normativa. Intentar introducir más medidas de intervención y más prohibiciones a las actividades humanas va a provocar que la población se vaya».

Sobre la bondades de vivir en un parque natural, Peinado insiste que «los enemigos de esta figura dicen que no aumenta la riqueza sino todo lo contrario». Requena apunta al respecto que siendo como es un firme defensor de la figura del parque natural, todo el mundo tiene que ser consciente de que no se puede dar la espalda a la gente que vive en el territorio, y que una comarca no puede ser «campo de experimentos de tecnócratas» que dirigen y dictan normas desde sus despachos. «Esos experimentos y esas restricciones continuas generan rechazo», indica.

No hay relación

David Avilés niega la mayor. «No hay relación entre la pérdida de población de los territorios y su inclusión en zonas protegidas como parques naturales. Hay pueblos que pierden y que ganan población dentro o fuera de los parques. En la provincia, un vistazo a la demografía por municipios de los últimos años nos revela que los pueblos ganan o pierden población por su cercanía a los centros más importantes. Por poner un ejemplo, en la parte de Segura que está en Albacete no tienen parque natural y están peor que nosotros. En la provincia se ve que hay un eje entre Úbeda y Martos que gana población, y el resto pierde».

La directora del Parque de Cazorla, Segura y Las Villas apunta que estar dentro de este territorio aporta certificaciones de calidad que pueden ser marca diferenciadora y ventaja competitiva en la agricultura, la ganadería o el turismo, por lo que no son ni mucho menos inconvenientes sino ventajas. Aunque admite que sectores como el turismo «se han parado. Tal vez en los primeros años del parque había un objetivo más conservacionista, pero ahora hay un objetivo muy social, enfocado a la población».

La biomasa es uno de las posibles fuentes de riqueza sostenible que citan todos los expertos. «Ya hay mucho aprovechamiento de la madera y la biomasa, lo que hace falta es que haya una industria local que la aproveche y repercuta en la población. En el Parque Natural hemos sacado en los últimos tres años 70.000 toneladas de madera. Ya hay algunas empresas forestales locales en el territorio, en proyectos ilusionantes. Aunque es cierto que son las más expectativas que lo que realmente hay actualmente», dice Teresa Moro.

David Avilés pone el acento en la biomasa del olivar y señala que se han seguido estrategias erróneas. «Se hicieron grandes plantas para hacer pellet o para producir energía directamente, pero nunca se llegó a solucionar el problema de la logística. Más que grandes plantas se puede aprovechar en microproyectos locales, impulsados desde cada cooperativa. Tenemos el ejemplo de la Vicaría en Puente de Génave, creada con apoyo de la Diputación. Ahí se ha logrado aprovechar la madera del olivo para parqué, y lo que no es maderable para pienso. La hoja tiene mucho potencial como nutriente para el ganado y el acopio está solucionado con lo que se recoge en las limpiadoras durante la aceituna. Estos aprovechamientos no tienen por qué ser deficitarios».

Juan Peinado indica que aún se siguen quemando muchos restos de poda, aunque es cierto que muchos se dejan sobre el terreno en las cubiertas vegetales.

Valor añadido

Juan Diego Requena indica que el sector olivarero está demostrando madurez con los aprovechamientos de subproductos del olivo. «Hasta hace unos años se recogía y se explotaba el olivo igual que hace un siglo, pero ahora todo ha cambiado y a mejor». Como ejemplo pone el aprovechamiento del orujo para sacar energía y para extraer hasta la última gota de aceite y el de la madera de la poda. En la comarca tienen incluso experiencias novedosas con el secado de orujo en explanadas al sol. También hay una fábrica que genera 15.000 toneladas de pellet. Y para la madera, indica el alcalde santestibeño, aún se podría trabajar mejor con otra ley de contratos públicos que diera más seguridad a las empresas. Otra pega: «El valor añadido se va fuera. El de la motosierra es del pueblo, pero el que tiene el contrato de explotación de madera, el que saca dinero de verdad, es de fuera».

Avilés cuestiona que el manejo del olivar y sus subproductos esté siendo el adecuado. «Se ha hecho un gran esfuerzo en las almazaras, pero en el olivar aún deja mucho que desear. El agricultor ha hecho lo que la industria fitosanitaria y de maquinaria le han dicho que haga», apunta.

Teresa Moro también echa en falta «pasos para hacer un olivar más sostenible» y apunta que no se termina de dar el paso para apoyar el olivar de montaña, que en comarcas como las del Parque Natural «es el que fija población. En el terreno de la biomasa lo público tiene aún que tirar del carro», indica antes de señalar la «gran preocupación» por el olivar de montaña.

El diputado provincial Pedro Bruno apunta que en los últimos tres o cuatro años se ha dado un nuevo salto en la profesionalización del sector olivarero con la preocupación por la obtención y promoción de los primeros aceites tempranos en la campaña y por una mejor presentación del producto. Bruno lo relaciona también con programas de la Diputación para la presencia de las cooperativas en redes sociales.

Cielos y vías verdes

Juan Peinado saca a colación el proyecto 'starlight' de turismo vinculado a la observación de los cielos. «Hay que buscar la diferencia. En la Sierra Sur hemos apostado por esta experiencia, fuimos a ver experiencias a otros lugares donde ya funciona y es sorprendente. Y tenemos un gran potencial, que se está empezando a aprovechar con el apoyo de la Diputación. Hay que moverse antes de que nos coma el terreno otro territorio. Hay ya alguna experiencia, como el de una casa rural en Castillo donde hay un telescopio. En realidad es de un señor de Suecia, que a través de ese dispositivo ve en su ordenador, en su casa, el cielo de castillo. Un par de veces al año viene a la casa rural, se aloja allí, hace modificaciones en su dispositivo y se vuelve a casa, donde puede disfrutar del cielo de Castillo, a miles de kilómetros. Es un turismo de calidad, de alto nivel. Y un ejemplo de que hay que buscar alternativas, que hay que ser pioneros».

Pedro Bruno abunda en esta idea. «En la Diputación provincial tenemos líneas de apoyo a programas como el 'starlight' en la Sierra Sur, Mágina o Segura, y también estamos apostando fuerte por el turismo ligado a las vías verdes. En la provincia ya tenemos 88 kilómetros disponibles. La del Aceite tiene 54, la del Guadalimar 16 y la del Segura 16, y hay otro proyecto entre Arroyo de Ojanco y Villanueva del Arzobispo para añadir a esta última otros 26 más. Hay potencial, lo estamos viendo. Cada vez viene más gente a pie o con sus bicicletas, va de pueblo en pueblo por esas vías, se queda a dormir y visita los monumentos. Intentamos crear un eje que atraviese toda la provincia de Jaén».

El diputado inscribe también el oleoturismo en esas líneas de turismo sostenible. «Las cooperativas y almazaras ya se están poniendo en marcha. Está claro que si estamos ofreciendo un producto de alta calidad como el aceite, a la gente le interesa saber cómo se hace. Igual que ocurre con el vino. El sector aceitero tiene el eterno problema de la atomización, pero ya estamos viendo como se están fusionando cooperativas del mismo pueblo, y cuando deciden unirse y trasladar sus instalaciones fuera del casco urbano también están acordando dejar la vieja fábrica de dentro del pueblo para enseñarla y vender allí sus aceites».

Juan Peinado indica que Jaén tiene posibilidades para dejar de ser provincia de paso de turistas y conseguir estancias de dos o tres días.

La directora del Parque Natural indica que «es necesario hacer un estudio riguroso de qué le interesa a los turistas que acuden a Jaén. Vemos que hay visitantes en el parque, sobre todo extranjeros, que vienen a ver mariposas. O orquídeas. O pinturas rupestres, yacimientos arqueológicos. Hay mucha demanda de turismo activo y de aventura, de senderismo, de barranquismo, de escalada, de ciclismo .».

De las palabras de Teresa Moro se desprende que hay muchos pequeños nichos de interés que atraen cada uno a un pequeño segmento del mercado turístico, y que en ocasiones se complementan. Pero no hay una gran locomotora que atraiga turismo masivo. Sale a colación el proyecto eterno del parque temático en Cazorla, Segura y Las Villas. «¿El parque temático? La provincia es el parque», se limita a responder la directora.

David Avilés ofrece una visión muy realista de las posibilidades del turismo en el desarrollo sostenible. «Las posibilidades son las que son, y son limitadas. Tenemos unos vecinos como Granada, Córdoba, Málaga, Sevilla . que nos lo ponen muy complicado. Y tenemos el problema de las infraestructuras, que no ayudan a atraer visitantes. Está claro que para que las inversiones sean rentables necesitamos gente todos los fines de semana, no en los cuatro puentes del año. Hay un tema que no se está tocando que es el turismo de segunda residencia. En muchas comarcas hay ya pueblos con dos tercios de sus casas vacías, que podrían arreglarse y aprovecharse para ese concepto de segunda residencia, de estancias largas».

Juan Diego Requena apunta que la caza es ya de hecho un gran recurso de desarrollo sostenible para muchos pueblos. «Tiene un gran impacto económico. Un cazador gasta mucho más que un turista normal. Deja más empleo y riqueza. Hoteles, restaurantes, venta de material, perreros, rehalas, guardas . Pero sin embargo vemos como hay normativas que nos están perjudicando mucho. Antes con la veda de zorzales veíamos en el Condado a muchos italianos que venían de miércoles a domingo a cazar. La Junta prohibió cazar el viernes. Ahora se van a Castellar de Santiago, a unos kilómetros pero en otra comunidad, y llenan allí los hoteles. Es un ejemplo de como se ponen obstáculos. Y el turismo cinegético no es solo para disparar. La berrea, la vista a las ganaderías . Todo repercute. Con tres cambios normativos sencillos nos iría mucho mejor a todos. Permitir la caza en viernes, obligar a tener guardias en fincas de más de 500 hectáreas . También en la misma línea están las experiencias que ya tienen en marcha varias ganaderías del Condado sobre el toro ...».

Juan Peinado añade al respecto la enorme repercusión que está teniendo el coto de pesca del río San Juan en Castillo de Locubín. «Viene mucha gente, de la provincia de Jaén y de otros puntos de Andalucía y España. Y no solo va el pescador, sino familias enteras», indica.

Juan Peinado reivindica la importancia para las economías rurales de los cultivos alternativos al olivar. Hay experiencias en todas las comarcas. Cerezas en la Sierra Sur, pistacho en el Condado, vino . «Son buenos complementos de renta», apunta.

Juan Diego Requena abunda en la idea de que la clave es la mentalidad de poner valor añadido en los productos que nos da la tierra. En la caza, en las cuernas de las reses, en la carne, en la biomasa . Hay mucho dinero en todo eso».

David Avilés, muchos años alcalde de Puente de Génave y promotor de la empresa La Vicaría, apuesta por «cultivos complementarios que se siembran en los olivares. Habas, collejas . Permiten sacar otra producción», indica.

Pueblos en peligro

El veterano político llama la atención sobre el patrimonio de los pueblos que corre peligro de abandono. «El más pequeño en Jaén puede ser capital en Castilla, pero van en picado. Parece que los pueblos de menos de 3.000 habitantes no son viables. Ahí es donde es necesaria la intervención pública. El mercado no va a solucionar los problemas de esos pueblos. Es una cuestión de las administraciones competentes en materia de suelo y vivienda. Del uso de los planes provinciales de obras para incentivar la economía rural y no solo para cambiar baldosas. Yo siempre propongo un experimento: cojamos una almazara y hagámosla modelo de todos los rendimientos que se pueden obtener, de aprovechamiento integral: sacar aceite, madera para parqué, pellet, hoja para piensos con los que alimentar ganado y hacer quesos, infusiones .... Si fuera un éxito sería la mayor transformación en la provincia», sostiene.

Teresa Moro indica que el objetivo prioritario debe ser que no se vayan los jóvenes de los pueblos y al mismo tiempo no perder la diversidad que distingue a cada población y a cada comarca. Y aboga por «buscar la bandera que nos haga sentirnos orgullosos a todos».

Pedro Bruno defiende que «hay una provincia lo suficientemente rica y con la suficiente variedad como para desarrollar todo tipo de experiencias de desarrollo sostenible. Debe servir para la diversificación que genere empleo, con agricultura alternativa al olivar que genere un complemento de renta. Debe ser una economía concéntrica al olivar, en torno a él. Con pistacho, colmenas, stevia, almendro, frutas, hortalizas . El programa de Diputación Degusta Jaén es un buen ejemplo de como se le puede dar un sello de calidad y cercanía. Hay 105 empresas familiares, con cuatro o cinco empleados, que producen quesos, embutidos, regañás, mieles, zumos . hay que darlos a conocer dentro y fuera de la provincia, para generar empleo estable y de calidad. Lo ecológico es una buena apuesta no solo para el aceite, sino para muchos otros productos que se están haciendo hueco. Cuesta introducirlos pero se están dando pasos. La gente quiere calidad y la paga. Eso genera riqueza y liga a la población al territorio.

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