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José Luis Cerviño en su nuevo despacho de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental.
«La corrupción actual no me asusta porque está saliendo todo a flote»

«La corrupción actual no me asusta porque está saliendo todo a flote»

nuevo Jefe Superior de Policía de Andalucía Oriental

José Ramón Villalba

Jueves, 30 de abril 2015, 00:25

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José Luis Cerviño (Benigánim-Valencia, 21 de junio de 1953) es el nuevo y máximo responsable de la Policía en Granada, Málaga, Jaén y Almería, la segunda región policial más importante del país. Más de cinco mil agentes bajo el mando de un hombre afable, sencillo y amigo de la sinceridad, venga de donde venga. Ha ejercido responsabilidades dentro de la Policía Nacional bajo los gobiernos de Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Un salvoconducto para no ser tachado de partidista. Su carrera profesional comenzó en la Brigada Paracaidista antes de pasar al Cuerpo Nacional de Policía, pero en los últimos 22 años siempre ha estado en primera línea de destinos muy complicados, entre otros, al frente del área policial que efectúa todos los servicios de protección a autoridades en España, salvo a Presidencia del Gobierno y Casa Real, en misiones de paz en El Salvador tras la sangrienta guerra, como agregado en la embajada de Cuba, en Italia coordinando los servicios policiales de España en el exterior y al mando de los Tedax-NRBQ, entre otros.

En junio de 1986, mil quinientas personas se dieron cita en el aeropuerto de Melilla para protestar por su salida como jefe policial después de que se negara a efectuar una carga contra unos manifestantes. ¿Cómo vivió aquel episodio?

Son situaciones con sabor agridulce. Mi actuación en aquel momento estuvo basada en sentimientos estrictamente profesionales. Pensando en los ciudadanos y en cómo solucionar un problema desde un punto de vista profesional en el que entiendo que el policía no es un mercenario, sino un trabajador al servicio del ciudadano. La respuesta ciudadana no fue solo por mí, sino por un cúmulo de situaciones que al final derivó en esa concentración. Yo intenté hacer un trabajo cercano al ciudadano combatiendo la actividad delictiva y había sido bien aceptada por la población. Pero tampoco hice tanto para merecer aquello. También tengo que decir que en aquella despedida afectuosa alguien me abrazó y se llevó las gafas de sol.

¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

Soy más de baloncesto que de fútbol, aunque tampoco demasiado. Me gusta leer, antes hacía más deporte y ahora mi físico me delata. Aunque no hay excusas para no hacerlo. Otra afición son los animales, mi mujer me ha inculcado un gran amor a los animales y tengo tres perros, además de algún gato. La lectura es un placer, sobre todo, libros de aventuras principalmente de Arturo Pérez Reverte.

Uno de sus destinos fue coordinar la protección de todas las autoridades que visitaban España.

Estuve en un destino muy bonito como fue jefe de la unidad de Protecciones Especiales de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana. Da protección a todas las autoridades salvo a la Casa Real y Presidencia del Gobierno, aunque se colabora con ellos. Es un servicio donde no se puede descuidar nada, para evitar fallos como el que se cometió cuando tirotearon a Ronald Reagan.

¿Cuál fue la protección más complicada?

Por rango de importancia, quizá fue la de Bill Clinton y la del expresidente ruso Boris Yeltsin. Aunque la más curiosa y quizá más complicada por la relación entre países fue dar la seguridad a Benjamín Netanyahu y a Yaser Arafat. También como anécdota contar que los de 'Caiga quien Caiga' quisieron a través de mí entregar unas gafas negras a otra personalidad en una ocasión.

¿Le entregó las gafas?

No.

Hoy en día cuál es la principal amenaza a la hora de proteger a una autoridad.

Depende de los países de donde procedan esas autoridades. Si hay una visita del presidente norteamericano hay una protección de alto riesgo.

¿Qué admira más en una persona?

Su integridad y sus valores. No me vale la gente que vende humo, me gusta rodearme de personas leales y que hacen lo que dicen.

Estuvo destinado en El Salvador en misiones de paz, ¿conoció las maras?

No. Yo estuve allí en el año 1992 cuando acabó la guerra y las maras son un fenómeno muy posterior que se dieron con más fuerza que en El Salvador en otros países como Honduras y Guatemala. Las conocí pero en viajes posteriores no cuando estuve allí.

¿Y conoció a los jesuitas que compartieron con Ellacuría sus últimos días?

No. Estuve allí después de su muerte. Compañeros míos de la Policía Nacional sí participaron en la investigación posterior que se hizo.

En Ecuador, ¿cuál fue su misión como consejero de interior de la embajada?

Colaboramos en la modernización de la policía ecuatoriana, en la lucha contra la inmigración ilegal y el narcotráfico.

Su último destino ha sido al frente de los Tedax, como vive hoy en día esta unidad sin la amenaza directa de ETA.

Son unos grandes desconocidos. La gente desconoce que desactivamos una media anual de 150 artefactos de la Guerra Civil y pueden resultar más peligrosos que los de cualquier banda terrorista, por el mal estado en el que se encuentran. Ahora estamos trabajando en un robot nuevo. Hay otras amenazas como las del anarcoterrorismo, las amenazas yihadistas o las de tipo biológico o radiológico. Disponemos de un mapa nacional donde tenemos perfectamente ubicadas las fuentes de mayor riesgo biológico y radiológico.

¿Qué le preocupa más de la delincuencia de esta zona?

Tiene un perfil muy similar a la del resto del territorio español. No debemos olvidar que somos frontera con el exterior y debemos estar muy atentos. Yo quiero trabajar con la cercanía del problema, quiero que cada ciudadano de Granada, Jaén, Málaga y Almería se sienta seguro, la ciudadanía quiere sentirse segura y disfrutar de sus libertades. Nuestro objetivo es ofrecerles las máximas garantías posibles. Además hay que combatir con la emoción no solo con números. Para mí no es suficiente decir que baja la delincuencia en las estadísticas. El ciudadano debe apreciar que se siente seguro.

Sus prioridades...

Debemos trabajar contra las mafias de inmigrantes, estar atentos al yihadismo, dar protección al turismo, combatir la delincuencia reincidente, violencia de género y dar máxima protección a los menores.

¿Y cómo va a conseguir imponer esa forma de trabajar?

Pues muy fácil. Dejando trabajar a la gente que sabe hacerlo. El líder no busca éxitos personales, sino el cumplimiento de objetivos y el desarrollo de su gente. Yo tengo la responsabilidad, pero los protagonistas son los policías. Estoy aquí para tratar de facilitarles el mayor número de medios y mejorar los sistemas para aumentar su eficacia.

¿Le da vértigo el nivel de corrupción que se vive en España?

No. Esto es un trabajo de Policía y Guardia Civil, siempre he sido partidario de colaborar y trabajar de la mejor manera entre ambos cuerpos en beneficio de un objetivo común. La corrupción no me asusta, porque el hecho de que esté saliendo tanta, me genera la tranquilidad de saber que se están poniendo los medios necesarios para sacar a flote tanta corrupción y evitar la impunidad de los corruptos. Por eso tengo tranquilidad en este sentido.

¿La seguridad solo es cosa de los cuerpos y fuerzas de seguridad?

La seguridad es cosa de todos. Nosotros necesitamos de la aportación ciudadana, sin ellos no podemos. Necesitamos la valentía ciudadana para que denuncie y que no deje todo en un mero comentario o una crítica. Que no tenga miedo y se atreva a denunciar es imprescindible.

Una personalidad que le haya impresionado.

Personalidades como Ghandi o Teresa de Calcuta son capaces de irradiar mucha fuerza y llenar el interior de cualquier ser humano por su labor, por su fuerza para desarrollar su labor. Hoy vivimos en una sociedad en que parece que el mundo interior no tiene valor. Hoy por hoy tienen más valor los Rambo que los misioneros, pero precisamente esos misioneros hacen un trabajo admirable y lo pudimos ver con el virus del ébola.

Usted ha estado en muchos países subdesarrollados donde la vida cuesta poco, ¿qué lección ha sacado?

Observar cómo mucha gente ve el día a día como una forma de sobrevivir te hace replantearte muchas cosas y dar el valor justo que tiene cada cosa. Y quizá lo material sea lo menos importante.

¿Ha visto la muerte de cerca en alguno de los 36 años de servicio como policía?

En El Salvador, un personaje de la extrema derecha me puso un 45 (pistola) en la cabeza con la amenaza de matarme. Y la verdad, me pareció mucho más grande de lo que es en realidad. En otra ocasión tuvimos que dar protección a un testigo que iba a declarar contra una banda de delincuentes muy peligrosa allí en El Salvador, solo llevábamos chalecos antibalas, no íbamos armados. Se vivió una situación de riesgo y de tensión bastante grande. La adrenalina te hace olvidar el miedo en ese momento, después recapacitas y te das cuenta de lo ocurrido.

Dígame de qué persona ha podido aprender más en su vida.

Mi mujer es un ser muy especial. Le puedo decir que si hay una persona a la que admire por su inteligencia y por ser mi mejor asesora esa es ella. Sin olvidar a mis hijos, de quien sigo aprendiendo cada día.

Su primer acto en el cargo fue acudir al entierro del inspector jefe José Antonio Martínez quien perdió la vida en el Atlas.

Acudí como compañero al funeral de un policía muy querido como se pudo comprobar. Se le rindieron honores. Fue un acto emotivo, sobre todo, tras saberse como se desencadenaron los hechos. Mientras yo permanezca en este cargo, quiero que todos los actos dirigidos hacia policías tengan el realce y el mérito que le corresponde, no limitarnos a celebrar un acto sin más.

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