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Temporera arrastra un fardo para la recogida de la aceituna.
Sin noticias de Báñez

Sin noticias de Báñez

Anunció el 16 de diciembre que se bajarían los jornales de 35 a 20 y aún no hay decreto

Jorge Pastor

Domingo, 1 de febrero 2015, 02:18

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Tiremos de hemeroteca para abrir boca. Fue el pasado 16 de diciembre. Hace ya un mes y medio. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, confirmaba en una comparecencia en el Senado lo que ya era un secreto a voces: que reduciría la exigencia de acreditar al menos treinta y cinco jornales para acceder al subsidio agrario (420 euros mensuales durante seis meses). Ya por entonces también era otro secreto a voces que había muy poca aceituna y, por ende, muy poco trabajo. El mismo día del Sorteo de Navidad, el 22, mientras que los niños de San Ildefonso 'cantaban' sin cesar, la secretaria de Estado Engracia Hidalgo se reunía con representantes sindicales y de las organizaciones agrarias para confirmar que sí, que lo dicho por Báñez iba a misa y la rebaja sería de treinta y cinco a veinte. Después ha habido otras muchas alusiones. De Báñez, de Carmen Crespo (delegada del Gobierno en Andalucía)... dichos y más dichos, pero ningún hecho. El real decreto aún no está firmado y a los temporeros les siguen pidiendo que justifiquen treinta y cinco días en el tajo. Y muchos de ellos se tienen que marchar, circunspectos, de las oficinas del Servicio Público de Empleo porque, como mucho, pueden presentar papeles por veinte. Indignación.

La Federación de Trabajadores Agrarios (FITAG) de UGT en Jaén aseguró el viernes, vía comunicado, que «los trabajadores del campo se sienten engañados por Báñez ya que el compromiso que había adquirido con ellos ha sido incumplido». «Desde FITAG entendemos que el Ministerio ha estado jugando con los jornaleros de Andalucía y Extremadura, con promesas que luego quedan en el aire», señalan. Por todo ello, exigen la puesta en marcha «inmediata» de esta decisión. «Reivindicamos además que este problema no sea tratado como un hecho puntual, como una solución válida para seis meses, como indicó el Ministerio, pues sería necesario dotar a este proceso de automatización para dar estabilidad laboral, con medidas constantes a las que acogerse cada vez que se produzca una disminución de las cosechas, tanto de aceituna como de cualquier otra campaña, sin tener que iniciar negociaciones», añaden.

Y es que, en efecto, este año la recolección ha durado muy poco. Con datos ya certificados por la Agencia de Seguridad y Control Alimentarios -donde se integra la Agencia para el Aceite de Oliva tras la aprobación de la Ley de Calidad Alimentaria-, Jaén no llega, por ahora, ni a las 200.000 toneladas, una 'minucia' si comparamos, por ejemplo, con las más de 750.000 del curso anterior. El propio aforo de la Consejería de Agricultura estimaba que, como consecuencia de todo lo anterior, se ofertarían unos cuatro millones de jornadas menos en la provincia. Un palo para el sector, que tiene mucho menos producto que vender -aunque los precios estén subiendo-, un palo para los hogares temporeros y un palo para la economía de Jaén, cuyo diez por ciento de su Producto Interior Bruto depende del olivar.

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