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Un lince ibérico liberado con un radiomarcador corre por el campo.
Un nuevo virus acaba con el 75% de los conejos en territorios del lince

Un nuevo virus acaba con el 75% de los conejos en territorios del lince

Sin comida, la siguiente víctima en el ecosistema pueden ser los últimos ejemplares del felino más amenazado del mundo en zonas como el Yeguas

J. E. P. Y AGENCIAS

Lunes, 29 de diciembre 2014, 01:22

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Sin conejos no hay linces. Es prácticamente una ecuación matemática. Y en zonas de la sierra de Andújar, principal santuario del felino más amenazado del mundo, en peligro crítico de extinción, casi no hay conejos este años. La nueva variante de la enfermedad hemorrágica del conejo (RHDV), detectada por primera vez en España en 2012, ha acabado con más de 75 por ciento de las poblaciones de esta especie en los principales lugares habitados por el lince ibérico en la Península.

Así se recoge en el estudio 'Consecuencias de una nueva variante de la RHDV', desarrollado por científicos de la Estación Biológica de Doñana, entre ellos, el presidente del Consejo de Participación de Doñana, Miguel Delibes. Los resultados de la investigación, a los que ha tenido acceso Efe, revelan cómo por ejemplo, en enclaves como Coto del Rey, en Doñana que tradicionalmente contaba con las mayores densidades de conejo, se ha producido una disminución de esta especie en un 80 % durante 2012-2013. Se trata de una disminución similar a las detectadas en otros lugares del Parque Nacional de Doñana o en la proximidad del río Yeguas en Andújar y Cardeña, zonas que en la actualidad, también asientan importantes poblaciones de lince ibérico, pasando de una densidad de conejo de 3,5 ejemplares por hectárea en 2010 a uno por hectárea en 2013.

Hace unos meses responsables de la conservación del lince en Jaén admitían ya la gravedad de la situación. La sierra de Andújar, donde viven casi dos tercios de los linces ibéricos que quedan, llegó a sostener una población de más de 200 ejemplares en 2011. Ahora los expertos estiman que no quedan más de 170. En 2010 se contaron 57 cachorros. El año pasado fueron 15. El dato de este año puede ser peor aún.

Con once días

Esta variante del RHDV, a diferencia de las anteriores, mata a conejos de tan sólo 11 días de edad y también a conejos que han sido vacunados contra la clásica RHDV, de ahí que, haya aumentado la preocupación por la supervivencia de las poblaciones de conejo silvestre y sus depredadores y los datos parecen sostenerla.

Los científicos explican el problema con números: para que una población de linces sea viable en una zona, necesitan entre 1,5 y 2 conejos por hectárea. Es su alimento principal, el 90% de su dieta. Antes de que el virus asesino llegase a Sierra Morena la ratio era de tres por hectárea. Ahora es menos de un conejo. La conclusión es clara: no hay suficiente comida.

Dado que el conejo europeo es una especie clave del ecosistema mediterráneo ibérico y constituye la dieta principal de al menos 30 especies, su disminución podría tener «potenciales efectos en cascada sobre la función de los mismos». De hecho, según el estudio, algunos de estos efectos pueden ser ya evidente en los animales conejo dependientes, como el lince, ya que en principal zona de distribución la reducción de conejos ha ido acompañada de un notable descenso en el número de cachorros de lince nacidos en libertad. La escasez de conejos también tiene incidencia en un aumento sin precedentes de ejemplares muertos en las carreteras. En lo que va de año hay constancia de 27 ejemplares muertos por causas no naturales (en Jaén la mortandad roza de decena). En total, una veintena ha sido por atropellos. Otros por disparos y lazos. Acuciados por el hambre, los linces salen de territorios seguros, cruzan autovías o vías férreas, entran en fincas con dueños poco concienciados...

Ante esta situación desde la EBD se aconseja diseñar una estrategia de conservación del conejo ibérico, basada en un marco multidisciplinar, y protocolos de seguimiento para detectar el impacto de los factores aleatorios, como la variante de RHDV en las poblaciones silvestres, y así garantizar el futuro de la especie en la Península Ibérica.

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