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Luis Vañó, reconocido como Natural de Jaén.
El visionario del olivar

El visionario del olivar

Luis Vañó recibe el premio Natural de Jaén, que concede la Universidad de Jaén, por su larga trayectoria empresarial

Lorena Cádiz

Viernes, 20 de junio 2014, 00:42

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A sus 85 años de edad, Luis Vañó no es capaz de recordar algún momento de su vida en el que no haya estado preocupado por el campo y el olivar de su tierra, Jaén. Ni siquiera cuando ocupaba los cargos de presidente del Banco Árabe Español e Iberoamericano de Panamá, entre otros. En aquellos años, a pesar de estar dedicado al mundo de las finanzas, de haber estudiado primero en Madrid y más tarde en Chicago, «los fines de semana y las vacaciones volvía a Jaén, a las olivas, al campo y a la gente...»

Tiene documentado que su tatarabuelo Francisco tenía olivar, allá por 1780. Y tiene recuerdos de las dos fábricas de aceite, otra de orujo y el olivar que tenía su abuelo. Ese campo fue el que permitió estudiar con desahogo a los siete hermanos Vañó, a pesar de que su padre falleció muy joven cuando comenzó la Guerra Civil. Y ese campo era al que siempre volvía. Pero ojo, «la empresa que no da dinero, no es empresa», deja claro el economista y abogado.

Durante 30 años, Luis Vañó localizó fincas, tanto en los alrededores de su Baeza (donde se crió, aunque nació en Valencia), y por otros términos municipales de la provincia. «Compraba las fincas de cereal, sembraba el olivar, luego las parcelaba y las vendía». Excepto las que explotaba su empresa. También compró una almazara «porque hay que estar integrado en la cadena de valor, es decir, agricultura, industria y comercio». También compró el castillo de Canena, completamente rehabilitado y habitable, y que de unos años a esta parte da nombre a esa gran empresa oleícola creada por Luis Vañó, pero que «en el día a día» capitanean sus hijos, Paco y Rosa.

Sus hijos, con puestos de relevancia en el Banco Santander y en Coca Cola, respectivamente, los dejaron para acudir a la llamada de la empresa familiar. «Los hijos tienen que salir fuera, lidiar, ver lo difícil que es el camino, coger todas las técnicas novedosas y entonces volver a la empresa familiar», dice Luis Vañó, que explica objetivamente que, aunque él creó los mimbres de la empresa, fueron sus hijos, quienes «han mejorado la productividad y han creado las marcas».

Ha recibido el premio Natural de Jaén que le concede la Universidad de Jaén. Se lo entregó el rector, Manuel Parras, en un acto doble: por la mañana en la propia Universidad, y por la tarde en su pueblo, en Baeza. Aunque el empresario dice tener «doble nacionalidad: me siento de Baeza y de Canena».

Dos millones en salarios

Dice que se sintió «abrumado» cuando le anunciaron el premio, pero cree que los motivos del mismo tienen que ver con que «en una provincia con un paro horrible, al haber transformado miles de hectáreas de cereal y plantar olivos, hemos creado muchos puestos de trabajo».

Deja claro que no le gusta hablar de datos de facturación de la empresa, pero sí del dinero que pagan en salarios cada año y que ronda los dos millones de euros. «Estamos generando empleo en Jódar, Larva, Peal... y eso me hace sentir orgulloso».

Lo curioso es que los años no pesan sobre ese espíritu emprendedor. A pesar de su edad, a la pregunta de si le ha quedado algo por hacer en su trayectoria empresarial, responde que sí, y no rechaza emprender un nuevo negocio. «Ahora el oleoturismo es un reto. Jaén necesita crear puestos de trabajo porque sino la gente se marchará fuera. No tengo el dinamismo de una persona joven, pero si puedo incitar proyectos relacionados con el turismo y el olivar».

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