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La Guardia Civil detiene a 16 miembros de una organización dedicada al robo en viviendas y naves agrícolas

Se les atribuye la presunta autoría de 90 delitos entre los que figuran el robo con fuerza en las provincias de Soria, Jaén, Ciudad Real y Toledo

EUROPA PRESS

Martes, 20 de mayo 2014, 13:45

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La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal compuesta por 16 personas de nacionalidad rumana dedicada al robo con fuerza en viviendas y naves agrícolas en las provincias de Soria, Jaén, Ciudad Real y Toledo.

A los detenidos se les atribuye la presunta autoría de 90 delitos entre los que figuran el robo con fuerza, tenencia ilícita de armas, receptación e integración en grupo criminal y contra el patrimonio y orden socioeconómico, según ha informado la Guardia Civil.

En total se han realizado cinco registros en los que se han intervenido ocho armas de fuego (una escopeta con los cañones recortados, una pistola, dos rifles, una carabina y tres escopetas, así como munición), dos carabinas de aire comprimido, tres vehículos, compresores, radiales y televisores, todo ello valorado en 600.000 euros.

La operación "mejillones" se inició en marzo a raíz de cinco robos cometidos con fuerza en viviendas deshabitadas y en una nave agrícola en Alcubilla de Avellaneda (Soria), donde se localizó un vehículo que podría estar implicado en los hechos.

Tras las primeras investigaciones se llegó hasta un grupo completamente organizado asentado en Madrid dedicado al robo con fuerza en viviendas y naves agrícolas. La Guardia Civil procedió a la detención de dos de los miembros del grupo en El Molar (Madrid) cuando regresaban de robar ocho inmuebles en Castillejo de Robledo (Soria), y de los que se recuperaron todos los objetos sustraídos. Posteriormente, los agentes pudieron identificar y localizar a otros 14 miembros del grupo procediendo a su detención.

El 'modus operandi' que la organización seguía antes de cometer los robos consistía en hacer un reconocimiento exhaustivo de la zona. Una vez decidido el lugar se desplazaban en un vehículo propio que, en ocasiones, escondían incluso a 15 kilómetros de distancia desde el punto que pretendían robar, accediendo a pie y campo a través. Para transportar los efectos sustraídos robaban otro automóvil con el que se desplazaban hasta el lugar donde habían dejado el primer vehículo y lo abandonaban para no ser detectados.

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