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VÍA LIBRE

El merengón

FERNANDO ARÉVALO

Sábado, 14 de febrero 2009, 03:21

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VA por ella. Oiga, seguro, busca a tope el botín de dólares de la Copa Federación. Lo quiere y lo necesita. La bolsa del club no está para bromas. Los meses vuelan y el pago de las nóminas huele a pesadilla. Ya digo, lo del testarazo de euros de esta competición serviría de propina de alivio y de respiro. Las cosas como son.

¿Lo del 2-4 frente al Granada? De envidia. Que otra cosa puedo decir. Me encantaría que ese chorreón de goles tuviera su prolongación en el mausoleo-estadio de La Victoria y en partidos de la capea liguera, que es la que de verdad interesa. En fin, todo es cuestión de esperar de que un día de estos el compás de los acontecimientos cambie.

Y mañana más marcha de la que le va al R.J., la del rico merengón de los choques que se disputan en territorio forastero. Ahí es donde luce el mejor Jaén de esta temporada. Lúcido, controlador, eficaz y rentable. Que no se rompa la racha ante el Portuense, poco menos que un fiambre metido en apuros en chilanco balompédico de la B. Pero -ojo- un rival al que el R.J. todavía tiene -que se dice- que meterlo en el ruedo y pelarlo. Tarea dura y comprometida, salvo que a la tropa de Terrazas les salgan las cosas y desde el principio a pedir de boca. Aquí, empezando por los que ya están en el túnel del desolladero, en la segunda vuelta todo tiene el sabor inquietante de lo definitivo. Atención, por tanto, a la función que se nos viene encima y que abre esa etapa angustiosa e infartante en la que en los próximos días se verá atrapado el R.J. Si se gana al Portuense, pues eso, que el plus de las posibilidades del conjunto blanco consolidará la solidez del suelo que pisa.

¿El peligroso compromiso del Linares? Peligroso e incierto. Los biberonis del Betis son imprevisibles. Nunca a priori sabes que carta puedes jugarte. O te dan un beso en la boca o te arrean una coz en el hocico. Y lo peor del caso es que el equipo de Tomé tiene necesidad urgente de ir retomando el acopio de números que le garantice el salvoconducto de la permanencia. Porque ese y no otro es el desafío de un objetivo que levita.

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