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TESTIMONIO. El escritor, ayer en la presentación del libro./ E. M.
Fernández Malo surca la España del hambre en el libro 'De sol a sol'
Cultura-Jaen

Fernández Malo surca la España del hambre en el libro 'De sol a sol'

El escritor reivindica el papel de todos los que sufrieron la situación de los años cuarenta Se centra netamente en el ámbito rural y de manera especial en el sufrimiento de la mujer

ANTONIO ORDÓÑEZ

Sábado, 31 de mayo 2008, 04:57

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Alfonso Fernández Malo recorre en 'De sol a sol', su último libro, la vida de tantos hombres y de tantas mujeres en la España de mediados de los años cuarenta. El abogado y escritor hace una radiografía de aquel momento, pero centrándose en el ámbito rural, en la grave situación que soportaba esa población, haciendo referencia a los primeros movimientos campesinos -más o menos encubiertos en aquella época- y dejando parte de la huella que estas injusticias dejaron en su recuerdos de niño.

«Mi novela es netamente rural -indica el autor- y trata esos años del hambre en ese ámbito, en ese mundo tan cruel que trato de recordar y poner en su sitio. Aunque en aquel momento en el que se ubica la novela, Fernández Malo era tan sólo un niño, sí confiesa que hay parte de recuerdos y experiencias vividas. «Es algo que no ha tenido que contarme nadie, porque yo estaba ahí. He sentido el hambre en los demás, no en mí, porque afortunadamente me crié con mi abuelo, que estaba relacionado con la clase media rural, pero sí vi en otros aquel sufrimiento. No pasé hambre, pero eso no me exime de dar testimonio de aquello que padecí en otros», resalta el escritor.

Se ha tratado y está muy vigente ese recuerdo hacia los que sufrieron prisión, o a las víctimas de la sangre, pero para Alfonso Fernández Malo también hay que recordar a estas otras personas «que estaban al otro lado de la puerta, y que lo que sufrieron fue tremendo», añade. Porque el escritor señala que «el que estaba encerrado en la cárcel, se salvó y estaba bajo condena; y los que habían sido asesinados, estaban eso, muertos. Pero en la calle había otro sufrimiento, el de los que no tenían para comer, el de esas mujeres que tenían que ir a espigar todo el día para que al final del día les dieran un pan».

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