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Los militares patrullan en las inmediaciones del cuartel general de la Policía, en París, donde el jueves tuvo lugar el ataque con cuchillo. EFE
Francia investiga el asesinato de cuatro policías en París como un acto terrorista

Francia investiga el asesinato de cuatro policías en París como un acto terrorista

El agresor envió un mensaje de texto a su mujer la mañana del ataque en el que le reveló que había comprado un cuchillo

Paula Rosas

París

Viernes, 4 de octubre 2019, 22:14

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¿Acto de locura o motivación terrorista? Los investigadores seguían trabajando ayer para esclarecer los motivos por los que Mickael Harpon, un anodino informático, asesinó el jueves a cuatro compañeros con un cuchillo de cocina en la Prefectura de Policía de París. Todas las hipótesis seguían abiertas, aunque una pista empezó a tomar fuerza en la tarde de ayer, la del posible atentado yihadista. La Fiscalía Nacional Antiterrorista se ha hecho cargo del caso después de que los investigadores descubrieran indicios de que el acto pudo ser premeditado.

Según desvelaba este viernes el diario 'Le Parisien', el agresor mandó un mensaje de texto a su mujer la mañana misma del ataque en el que le revelaba que había comprado un cuchillo -presuntamente el que utilizó para matar a los policías, uno de hoja cerámica de 33 centímetros-, al que ella habría respondido «Solo Dios te juzgará». El análisis del teléfono móvil del agresor, así como los interrogatorios a las personas de su entorno han hecho virar el curso de las investigaciones.

Los hechos, hasta entonces considerados como «homicidio», fueron recalificados como «asesinato y tentativa de asesinato sobre persona depositaria de autoridad pública en relación con una empresa terrorista». Su vivienda fue registrada pocas horas después del ataque, pero hasta la tarde de ayer nada hacía indicar que Harpon, de 45 años, y que se había convertido recientemente al islam, hubiera dado ningún signo de radicalización.

De hecho, su esposa, que fue detenida poco después de la agresión para ser interrogada y cuya custodia se prolongó este viernes 24 horas más, había asegurado a los investigadores que su marido había tenido un comportamiento «extraño y agitado» el día antes del ataque. Según filtraron varios medios franceses, la mujer, con una discapacidad auditiva como Harpon, aseguró a los investigadores que la noche antes de la agresión su marido había sufrido una crisis de demencia, que se había despertado repentinamente en mitad de la noche diciendo cosas incoherentes y asegurando que «escuchaba voces».

La mujer también había contado que su marido tenía desavenencias con sus jefes y que sentía que no lo tenían en consideración, según reveló una fuente policial a France 2. Al parecer, Mickael Harpon, con una sordera del 70%, había pedido un intérprete de sordos para poder acceder a un curso de formación que le permitiera ascender en su trabajo, algo que le había sido negado. La policía también está interrogando al hermano y la hermana del informático, que se presentaron ante los agentes de forma voluntaria en cuanto supieron del ataque, así como a vecinos y compañeros de trabajo.

Herida, pero fuera de peligro

El ataque, en pleno corazón de la policía francesa y por una persona que, como reconoció el prefecto de París, Didier Lallement, tenía acceso a «los secretos de Defensa», ha generado conmoción en Francia. También el hecho de que consiguiera introducir un cuchillo en el edificio.

La prefectura, un enorme edificio a dos pasos de la catedral de Notre Dame donde trabajan más de 43.000 funcionarios, volvía a abrir sus puertas al público en un estado general de abatimiento. Largas colas de ciudadanos que esperaban para renovar sus documentos de identidad se mezclaban con agentes aún conmocionados por el brutal ataque. Un minuto de silencio reunió al cuerpo de funcionarios y al ministro del Interior, Christophe Castaner, en el patio del inmueble en recuerdo de los cuatro asesinados. Una funcionaria que fue herida en el ataque se encontraba ayer ya fuera de peligro.

«Nuestra lucidez de policía nos lleva a no excluir ninguna hipótesis», había señalado ayer el prefecto, sin dar más detalles de la investigación. Hasta que se supo que la Fiscalía Antiterrorista había tomado las riendas del caso, nada de lo que se había encontrado en la casa de Harpon, nacido en Martinica, había evidenciado una posible radicalización.

Tanto lo que contaban muchos de sus compañeros de trabajo como sus vecinos de Gonesse, a las afueras de París, llevaba a la conclusión de que el informático era una persona tranquila que se llevaba bien con todo el mundo. Pero el análisis del material informático -ordenadores y teléfonos móviles- que fueron requisados en su casa parecen haber arrojado nuevas pistas que ahora están siendo investigadas.

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