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Jean-Claude Juncker.
Juncker, un histórico de la construcción europea al final de su carrera

Juncker, un histórico de la construcción europea al final de su carrera

El democristiano luxemburgués, nuevo presidente de la Comisión Europea, defiende un salario mínimo en toda la UE y se opone al fracking

EUROPA PRESS

Viernes, 27 de junio 2014, 17:00

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El democristiano luxemburgués Jean-Claude Juncker, de 59 años, es uno de los líderes más experimentados de la UE, ya que fue primer ministro de su país durante casi 20 años y presidente del Eurogrupo durante ocho años, dirigiendo la respuesta a la crisis de deuda. Llega a la presidencia de la Comisión al final de su carrera, sin generar entusiasmo y con dudas sobre si realmente está interesado en el cargo y en forma para ejercerlo.

El primer ministro británico, David Cameron, le ha tachado de "hombre del pasado" incapaz de impulsar las reformas que a su juicio necesita la UE y de demasiado europeísta.

Tras estudiar derecho en la Universidad de Estrasburgo, Juncker accedió con 28 años a su primer cargo público, viceministro de Trabajo. En 1984 fue nombrado ministro de Trabajo y desde 1989 ejerció de ministro de Finanzas.

Accedió al cargo de primer ministro luxemburgués en 1995 tras el nombramiento de su antecesor, Jacques Santer, como presidente de la Comisión, y fue reelegido en 1999, 2004 y 2009. Durante su mandato defendió el secreto bancario en su país y bloqueó y retrasó varias normas de la UE para facilitar el intercambio de información en materia fiscal. Sólo al final de su mandato, en 2013, anunció que Luxemburgo levantaría el secreto bancario en 2015.

Juncker se vio obligado a dimitir como primer ministro en julio de 2013 tras un escándalo que afectaba a los servicios secretos del país y convocó elecciones anticipadas. Pese a ganarlas, los partidos de la oposición se aliaron para echarle y le sucedió el liberal Xavier Bettel.

Larga carrera

Por lo que se refiere a su carrera europea, el ex primer ministro luxemburgués jugó un papel fundamental en la preparación del Tratado de Maastricht, que creó la Unión Europea. Y en 2005, cuando Luxemburgo ejercía la presidencia rotatoria de la UE, forjó la reforma para flexibilizar el Pacto de Estabilidad.

Entre 2005 y 2013 fue presidente del Eurogrupo y desde allí dirigió la respuesta de la UE a la crisis de deuda, incluyendo los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, la creación del mecanismo europeo de estabilidad y también el rescate bancario para España.

Durante ese periodo se multiplicaron las reuniones interminables del Eurogrupo hasta altas horas de la madrugada y en fines de semana en las que las decisiones se adoptaban en el último minuto antes de la apertura de los mercados asiáticos. Juncker las justificaba por la necesidad de escuchar a todos los países, pero provocó la impaciencia de otros líderes europeos, como la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que se quejaban de su incapacidad de cerrar las decisiones.

Por su contribución a la construcción europea, Juncker ha recibido numerosos galardones, entre ellos el prestigioso premio Carlomagno en 2006.

Su sucesor al frente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, ironizó el pasado mes de enero en un programa de televisión humorístico sobre la afición a la bebida y al tabaco de Juncker durante su tiempo de presidente. "Parece que ya no fuma ni tampoco bebe", aseguró entre las risas del público. "No tengo problemas con el alcohol", se vio obligado a responder el luxemburgués.

Programa político

Pese al distanciamiento y las dudas de Merkel, el luxemburgués fue elegido como candidato del PP europeo a presidir la Comisión en el congreso que se celebró en Dublín el pasado mes de marzo, al que asistieron la propia canciller y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, imponiéndose a otros candidatos como el comisario francés, Michel Barnier.

En su programa político y en los debates celebrados durante la campaña electoral, Juncker se ha posicionado a la izquierda del PP Europeo. Así, ha defendido introducir un salario mínimo en toda la UE y ha expresado su oposición a la extracción de gas no convencional mediante la fracturación hidráulica (fracking).

Entre sus prioridades declaradas al frente de la Comisión se encuentra precisamente buscar soluciones para lograr que Reino Unido no salga de la UE. Juncker quiere también dar prioridad al crecimiento y al empleo, pero sin recurrir a la deuda y siguiendo con las actuales políticas de consolidación fiscal y reformas.

El luxemburgués, que rechazó presidir el Ejecutivo comunitario hace diez años alegando que acababa de ser reelegido como primer ministro, apuesta también por crear una unión energética, cerrar cuanto antes el acuerdo de libre comercio con EE UU y seguir reforzando la unión monetaria.

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