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El presidente iraní Hassan Rouhani. Efe
Teherán no acepta un encuentro con Trump hasta que levante las sanciones

Teherán no acepta un encuentro con Trump hasta que levante las sanciones

Los presidentes de Irán y EE UU se muestran abiertos al diálogo, pero con unas condiciones previas que se antojan imposibles de cumplir por el momento

mikel ayestaran

Corresponsal en Jerusalén

Martes, 27 de agosto 2019

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Tras la oleada de optimismo levantada por las palabras de Emmanuel Macron sobre un encuentro entre Donald Trump y Hasán Rohani «en las próximas semanas», las reacciones de Teherán y Washington volvieron a enfriar la posibilidad de una cumbre al más alto nivel. Los dos presidentes se mostraron abiertos al diálogo ante los medios, pero con unas condiciones previas que en estos momentos se antojan imposibles de cumplir.

Trump aseguró tener «buenas sensaciones», pero sus líneas rojas pasan por reescribir el texto del acuerdo que firmó Barack Obama en 2015 para que se extienda «a un periodo más largo de tiempo» e incluya limitaciones al programa balístico de la república islámica, algo que Teherán no acepta. Con el antecedente de lo ocurrido con Corea del Norte muy fresco, Rohani dijo en un discurso televisado que «no estamos buscando simplemente tomarnos una foto con alguien» y señaló que Estados Unidos debe dar el primer paso y retirar todas las «sanciones ilegales» antes de reemprender el diálogo. Otro paso en dirección contraria a la política de máxima presión ejercida por Trump y respaldada por su gran aliado en la región, Israel.

La tensión entre Irán y Estados Unidos crece desde que Trump decidió retirarse de forma unilateral del pacto nuclear y volver a imponer castigos, pese a que los iraníes cumplían todo lo firmado, según los informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). «El cambio de nuestro comportamiento con aquellos que impusieron sanciones a la República Islámica de Irán y cometieron terrorismo económico comienza con su arrepentimiento», declaró Rohani en el discurso televisado, en el que puso la pelota en el tejado de Washington para intentar reconducir la situación.

Negativa de Zarif

Junto a Macron, la persona que abrió la puerta a una pequeña esperanza al acercamiento entre los dos países fue Javad Zarif. El ministro iraní de Asuntos Exteriores viajó a Biarritz por sorpresa para mantener encuentros paralelos a la cumbre del G-7 y fue categórico al afirmar que es «inimaginable» una reunión entre los presidentes de Irán y Estados Unidos hasta que Washington cumpla con sus compromisos del acuerdo nuclear de 2015, según recogió la agencia Irna.

«Es necesario implementar acuerdos previos y sobre esto no hemos visto ninguna señal especial», apuntó el jefe de la diplomacia en alusión a los castigos de Trump, que cada vez se hacen más duros e impiden a los iraníes, entre otras cosas, poder vender petróleo, su principal fuente de ingresos.

El pacto nuclear parece ya historia. El unilateralismo de Trump y el alejamiento posterior iraní, que ya ha dejado de cumplir algunos compromisos como forma de presión al resto de firmantes, dilapidan 21 meses de intensas negociaciones que pusieron fin a 12 años de crisis. Teherán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Rusia, China-, a los que se sumó Alemania, lograron el 14 de julio de 2015 una firma histórica.

Los iraníes limitaron su enriquecimiento de uranio y aceptaron un exigente sistema de control por parte del OIEA a cambio del levantamiento progresivo de las sanciones internacionales que sufrían. Todo funcionó hasta que Trump llegó a la Casa Blanca y decidió incumplir la palabra dada por Obama por considerar aquello como «el peor pacto posible». De momento, no ha sido capaz de lograr uno mejor.

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