El gobierno afgano ofrece reconocimiento político a los talibanes y les llama a la paz

Gani indicó en la apertura de la segunda ronda de Proceso de Kabul, un mecanismo con acompañamiento internacional que busca impulsar un plan de paz en Afganistán, que el Gobierno afgano está dispuesto a dar a los talibanes una oficina, expedir pasaportes y seguir el proceso legal para eliminar las sanciones en su contra. "En nombre del Gobierno de Unidad Nacional propongo un plan de paz a los talibanes en el que estén asegurados los intereses supremos del país y los derechos y participación de todos los ciudadanos", afirmó el presidente afgano.

El proceso de paz propuesto se desarrollaría en tres fases que requerirían, según Gani, crear un "marco político, aplicar un alto el fuego" y "los talibanes deberán ser reconocidos oficialmente como partido político". También se tomarían medidas para la liberación de prisioneros, para que los talibanes pudieran acceder a los medios de comunicación y para la "reubicación de sus familias". "Se deben tomar medidas para ganar confianza, preparar el camino para elecciones libres y justas", dijo.

Gani afirmó que el Gobierno busca una paz "real y duradera" con los talibanes, por lo que su oferta es de unas conversaciones "sin precondiciones ni restricciones". El presidente se mostró además abierto a enmendar la constitución "si fuera necesario", aunque subrayó que la carta magna es la ley a seguir, afirmando que se deben preservar los derechos de las mujeres y no se aceptará ningún grupo vinculado con intereses extranjeros. "Se deberá buscar el apoyo internacional para el proceso de paz", dijo. Agregó que el gubernamental Alto Consejo para la Paz formaría una delegación para estas conversaciones con representación de mujeres y de la sociedad civil.

El proceso de Kabul fue lanzado en junio del año pasado como una iniciativa del Gobierno para llamar a los grupos insurgentes que operan en Afganistán a la mesa de negociación con el acompañamiento de 25 países y organizaciones internacionales, incluidas la ONU y la OTAN.

Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas tras el final en 2015 de la misión de combate de la OTAN. El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el pasado agosto su estrategia para Afganistán que incluía el aumento de tropas hasta los 14.000 soldados y una postura dura hacia Pakistán, país al que Washington acusa de ayudar a los talibanes.