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El primer ministro italiano Giuseppe Conte celebra el acuerdo con el presidente chino Xi Jinping en Roma. Efe

Italia entra en la Nueva Ruta de la Seda promovida por China

Se convierte en el primer país del G-7 en firmar con el gigante asiático un acuerdo que genera grandes recelos en la Unión Europea y en Estados Unidos

darío menor

Corresponsal en Roma

Sábado, 23 de marzo 2019, 16:05

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Italia se ha convertido en el 'verso suelto' de los grandes países de la UE. Después de dar vida al primer gobierno populista de Europa occidental, Roma vuelve a demostrar que va por libre al convertirse en el primer país del G-7 en suscribir un acuerdo con China para sumarse a la Nueva Ruta de la Seda, el proyecto estrella del presidente del gigante asiático, Xi Jinping, que contempla masivas inversiones en infraestructuras, telecomunicaciones y energía para impulsar las relaciones comerciales entre Asia y Europa por vía terrestre y marítima. La firma de un memorándum ayer en Roma entre Xi y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, supuso el momento cumbre de la visita a Italia del líder de Pekín, que seguirá su gira europea por Mónaco y Francia.

La entrada de Italia en la Nueva Ruta de la Seda suscita grandes recelos entre los aliados naturales de la tercera economía de la zona euro. En Alemania y Francia se prefería una negociación en bloque por parte de la UE con China para evitar la amenaza que podrían suponer los planes de Xi, mientras que desde Estados Unidos, embarcado en una guerra comercial con China, se observa con reticencia esta iniciativa.

Conte trató de responder a las suspicacias garantizando que «no se discute la colocación euroatlántica» de Italia y rebajando el nivel del memorándum. Dijo que se trataba de un «entendimiento programático» no vinculante que permite «operar con mayor transparencia». El documento contempla una serie de acuerdos bancarios, comerciales, empresariales, portuarios, agroalimentarios, culturales, institucionales e incluso en el ámbito de los medios de comunicación. Al final no se estableció un convenio en el sector de las telecomunicaciones, como estaba previsto, debido a los recelos europeos.

Según Luigi Di Maio, ministro de Fomento y principal impulsor del memorándum, los convenios firmados este sábado suponen un impacto económico de 2.500 millones de euros y cuentan con un potencial que alcanza los 20.000 millones de euros. El entusiasmo del líder del Movimiento 5 Estrellas contrasta con la frialdad de su socio en el Gobierno, Matteo Salvini, secretario federal de la Liga, que ni siquiera acudió a la cena de gala con Xi. «Que no me digan que China es un país con libre mercado», advirtió.

Estados Unidos e importantes miembros de la UE, como Francia o Alemania, ven con desconfianza el proyecto chino, pues sospechan de que podría aumentar la influencia asiática en el continente

Para Francesco Sisci, profesor del centro de estudios europeos de la universidad Renmin de Pekín, con su entrada en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, Italia trata de «coger un atajo» en las relaciones con el gigante asiático y superar el retraso que lleva respecto a otras naciones. Es una decisión que se ha tomado «sin pensar mucho en las consecuencias ni en el significado que tiene este gesto», advierte el experto, que ve a su país con una «total confusión y falta de preparación» para responder al desafío planteado por Pekín. «China está jugando la ficha italiana con mucha prudencia e intentando no resultar hostil a nadie. Lo que pasará a partir de ahora dependerá de lo que hagan las dos partes, pero también el resto de países europeos y Estados Unidos. Es una partida con varios jugadores».

Renzo Cavalieri, profesor del departamento de estudios sobre Asia y África Mediterránea en la universidad Ca'Foscari de Venecia, destaca por su parte cómo la Nueva Vía de la Sede supone un «reposicionamiento estratégico de China» en el tablero internacional. La entrada de Italia en este proyecto tiene «una gran importancia simbólica» por ser la primera nación del G-7 en firmar un memorándum al respecto, que puede abrir «grandes oportunidades, sobre todo en el sector de las infraestructuras», donde las inversiones chinas «son masivas».

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