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Momento en que el globo es derribado con un misil REUTERS
China acusa a EE UU de «usar la fuerza» en la crisis del globo-espía y se «reserva el derecho de responder»

China acusa a EE UU de «usar la fuerza» en la crisis del globo-espía y se «reserva el derecho de responder»

El derribo de la sonda por parte del Pentágono desata duras críticas de Pekín, que había pedido resolver el incidente con «calma», y sitúa las relaciones bilaterales al borde de la ruptura

M. Pérez

Domingo, 5 de febrero 2023, 13:37

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China ha reaccionado con un «fuerte descontento» al derribo de su globo-sonda por parte de Estados Unidos. El Gobierno de Xi Jinping denuncia que la Casa Blanca ha hecho caso omiso a sus requerimientos de manejar la crisis «con calma» y optado por el «uso de la fuerza» en lo que califica como «una grave violación de las prácticas internacionales».

El incidente causado por el aerostato que EE UU considera al servicio del espionaje chino se ha convertido en una auténica crisis entre las dos superpotencias y amenaza con dinamitar el leve entendimiento que los presidentes de los dos países lograron crear en su reunión del pasado noviembre en Bali. Lo duros reproches cruzados en las últimas horas anticipan la llegada de tiempos difíciles en la relación bilateral en un momento extraordinariamente complejo. Ambos gobiernos tienen sobre la mesa asuntos graves pendientes de solucionar y que el secretario de Estado Antony Blinken se proponía tratar con Xi Jinping en su frustrada visita a Pekín, que hubiera comenzado hoy de no haberse cruzado el globo sobre los cielos de Montana, Kentucky, Tennessee y Carolina del Sur. En la agenda estaba previsto abordar la crisis de Taiwán, el respeto a los derechos humanos en el gigante asiático y las oportunidades de colaboración económicas y tecnológicas, además del papel de China respecto a Rusia en la guerra de Ucrania.

Los primeros análisis dan por rota toda posibilidad actual de mejorar la distensión entre las dos grandes economías mundiales. Apuntan incluso a que la relación retrocederá a medida que transcurren las horas hasta situarse en los niveles más bajos en décadas. Todo depende de cómo se comporten ahora los canales diplomáticos, pero también de las reacciones internas que se produzcan en China. Del mismo modo que el bloque republicano estadounidense ha emplazado estos días a Joe Biden a actuar con firmeza ante el incidente del globo y su derribo inmediato, es probable que Xi se vea sometido a las presiones del Partido Comunista Chino del que es secretario general para responder a la «campaña de difamación» orquestada desde EE UU, según declaraciones del Ministerio de Exteriores en Pekín.

La cancillería china ha protestado esta mañana por la destrucción de su aeronave con un mensaje diáfano: «China expresa su fuerte descontento y protesta contra el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos para atacar una aeronave civil no tripulada». El ministro de Exteriores ha advertido además que su país se reserva «el derecho de dar más respuestas de ser necesario».

A tenor de sus declaraciones, cabe deducir que Pekín no esperaba una acción como la efectuada por la Casa Blanca, ordenando el derribo con un misil del globo cuando se hallaba ya sobre el Atlántico. China ha defendido desde el inicio de la crisis que su aerostato era de «uso civil», una sonda meteorológica, y esta mañana ha desvelado que «solicitó claramente a Estados Unidos que manejara apropiadamente la situación de manera calma, profesional y moderada». A la vista del resultado final, el ministro ha señalado que «China salvaguardará resueltamente los derechos e intereses legítimos de las empresas afectadas y se reservá el derecho a adoptar las medidas necesarias».

El aparente globo-espía chino terminó el sábado su vuelo. Un caza estadounidense lo derribó con un misil mientras se alejaba de las costas de Carolina del Sur hacia el interior del océano Atlántico. Los restos se hundieron en el agua sin que causaran daños en su caída, el motivo por el que la Casa Blanca decidió no abatirlo desde que entró el pasado miércoles por Canadá y fue visto sobre el Estado de Montana. Ese mismo día, el presidente Joe Biden dio orden de destruirlo, pero cuando ya no existieran riesgos para la población.

En el derribo participaron dos aviones de combate y tuvo lugar sobre las dos y media de la tarde (20.30 horas en España). Un misil impactó contra el aerostato, que explotó en medio de una nube de humo visible a distancia. Numerosos testigos grabaron la escena con sus teléfonos móviles. El Departamento de Defensa, que actuó en coordinación con las autoridades de Canadá –ambos comparten el Comando Conjunto de América del Norte–, señaló que fue una «acción deliberada y legal» frente a la «inaceptable violación de nuestra soberanía» por parte de la República Popular.

Vigilancia estratégica

Antes del derribo se cerró el espacio aéreo sobre Carolina del Norte y Carolina del Sur, lo que obligó a dejar inoperativos los aeropuertos de Charleston, Wilmington y Myrtle Beach durante algunas horas. Antes de asomarse al Atántico, el dirigible había cruzado ya 3.000 kilómetros de territorio estadounidense, entre ellos los Estados de Kentucky y Tennessee, y habría sobrevolado varias instalaciones «sensibles» militares. Su paso por Montana se relacionó con la ubicación de una de las tres bases donde EE UU guarda sus misiles Minuteman III.

El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin, aseguró que el aerostato «estaba siendo utilizado por la República Popular China en un intento de vigilar sitios estratégicos». El Pentágono ha iniciado la operación para recuperar los restos. Este hecho le permitiría averiguar qué tipo de dispositivos incorporaba e incluso qué información almacenaba, siempre que la caída haya dejado el suficiente material en un estado aceptable. También será la oportunidad de comprobar si, como asegura Pekín, la aeronave se trata en realidad de una sonda meteorológica.

Por la mañana, Biden, de visita este sábado en Syracuse (Nueva York), fue interpelado por los periodistas sobre el vuelo del globo-espía y respondió: «Nos vamos a ocupar de eso». Es realidad, el Pentágono ya tenía prevista su destrucción desde hace al menos cuatro días, lo que alimenta la hipótesis de que también el presidente Xi Jinping estuviera al corriente de lo que iba a suceder. Sin embargo, el comunicado del Ministerio de Exteriores chino de esta mañana pone tal posibilidad en duda, ya que la reacción de Pekñ´in ha sido de sorpresa ante el «uso desproporcionado» de la fuerza.

El secretario de Estado, Antony Blinken, conversó con el consejero de Estado de la República Popular, Wang Yi, en la noche del viernes. Wang reiteró el argumento inicial de su Ejecutivo de que el artilugio era, en realidad, una sonda científica que sufrió un «accidente por causas forzosas» al desviarse de su trayectoria original debido a las corrientes de aire. También se comprometió a poner todo de su parte para resolver el incidente. Los dos apostaron por mantener «abiertos» los canales de comunicación mutuos.

Hasta qué nivel disparará la destrucción del dirigible la tensión entre Washington y Pekín y por cuánto tiempo son dos interrogantes que se aclararán con el paso de los días. El horizonte es muy pesimista. Blinken recriminó a su interlocutor el «acto irresponsable» de enviar un globo-espía a sobrevolar Estados Unidos. El secretario de Estado hubiera iniciado hoy una visita histórica al gigante asiático para entrevistarse con el presidente Xi Jinping, pero el viernes señaló que, ante la «clara violación de la soberanía» de EE UU y la polémica organizada en torno a la aeronave, el contexto resultaba «perjudicial» para la agenda y el tono en que debiera haber transcurrido la cumbre bilateral.

Por su parte, Pekín asegura que «algunos políticos y medios en Estados Unidos usan el incidente como pretexto para atacar y difamar a China», según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.

«No es necesario que haya una nueva Guerra Fría». Biden pronunció está frase tras su entrevista con Xi Jinping el pasado noviembre en Bali. Los dos presidentes salían satisfechos de una reunión que aventuraba una distensión en las relaciones entre sus gobiernos. Hoy resulta difícil creer que la animosidad y la confianza continúan a aquel nivel. O si siquiera continúan. Si alguien lo había entendido así, el globo ya no es una anécdota jocosa.

Segundo globo espía

Pero si un artilugio desaparece, otro permanece. La Fuerza Aérea de Colombia ha confirmado este domingo el avistamiento del segundo supuesto globo-espía chino que el Pentágono ha localizado este fin de semana sobre América Latina. Su existencia alimenta todo tipo de especulaciones sobre qué tipo de actividad está desarrollando la Inteligencia china, pero además puede contribuir a agravar las tensiones internacionales. Las autoridades colombianas han señalado que el artilugio no representa amenaza alguna a la seguridad nacional, pero sí abrirán una investigación «con diferentes países» para averiguar la naturaleza y objetivos del aerostato.

El Departamento de Defensa de EE UU informó de este dirigible el sábado. Previamente, los medios de comunicación costarricenses se hicieron eco de la presencia sobre el país de un globo similar al detectado en territorio estadounidense. El Sistema de Defensa Aérea Nacional de Colombia lo ha detectado este domingo a unos 15 kilómetros de altura, aunque a mediodía ya había abandonado su espacio aéreo.

Según el Ejército colombiano, el aparato tiene las «características de un globo». El Pentágono está convencido de que se trata de un globo-espía como el que la Fuerza Aérea identificó sobre Montana e inmediatamente relacionó con un supuesto objetivo de obtener datos de la zona donde se ubica una base de misiles Minuteman III. Pekín, sin embargo, insiste en que tales artilugios son sondas meteorológicas para estudios científicos que se han extraviado respecto de su rumbo original.

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