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El candidato del ala izquierda de los demócratas se manifiesta en Las Vegas. Afp
Lo que aprendimos de Iowa y New Hampshire

Lo que aprendimos de Iowa y New Hampshire

Los republicanos moderados van a la baja y los demócratas sólo quieren derrotar a Trump

Mercedes gallego

Nueva York

Domingo, 16 de febrero 2020, 23:04

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Más allá de quién ganó o perdió las primarias de New Hampshire, el estado del 'Vive libre o muere' es la primera radiografía del sentir electoral, cuatro años después de la victoria de Donald Trump. El formato de los caucus de Iowa no permitía hacer encuestas a pie de urna, ni es un indicador riguroso, porque exige votantes muy comprometidos dispuestos a pasarse un par de horas en su caucus votando con los vecinos. New Hampshire, donde las primarias reproducen el método de las generales, ha arrojado una montaña de datos que los analistas escrutan con lupa para medir la temperatura. Y las siguientes son algunas de las conclusiones que arrojan.

El voto de Sanders era un voto anti-Clinton

En 2016 Bernie Sanders venció a Hillary Clinton en New Hampshire y prácticamente empató con ella en Iowa. Parecía de cajón que sus votantes aprovecharían esta segunda oportunidad, pero según un análisis del 'Washington Post', sólo el 56% de los que votaron por él en Iowa hace cuatro años y el 57% en New Hampshire volvieron a elegirle. La conclusión del rotativo es que el voto por Sanders en 2016 era en gran parte contra Clinton, a la que veían como representante del 'establishment'.

En estas elecciones sólo se ha llevado el 29% de los independientes, frente al 73% en 2016, porque el voto anti-sistema se ha repartido más. La retirada de candidatos como Andrew Yang podría favorecerle, aunque no reunieran más del 5% en New Hampshire.

Obama no era la panacea

Ni toda la morriña del mundo que ha despertado el contraste con Donald Trump ha logrado que los votantes demócratas idealicen a Barack Obama. Preguntados al respecto, sólo el 40% querría volver a las políticas de esa era, mientras que el 38% busca otras más progresistas y el 12%, más conservadoras. La encuesta a pie de urna incluye tanto a votantes registrados demócratas como a independientes. Estos últimos pueden votar en las primarias de cualquier partido.

El electorado se radicaliza

El republicano moderado es una especie en extinción. Sólo el 19% de los que votaron el martes se consideran a sí mismos moderados, en comparación al 29% de hace cuatro años. Y eso ya suponía un fuerte descenso con respecto a 2012, cuando la mitad de los votantes republicanos se veían a sí mismos moderados o incluso progresistas.

El dato oscurece las perspectivas de los demócratas moderados como Amy Klobuchar, que aspira a construir una gran coalición que englobe a los republicanos desafectos que no tengan estómago para votar por Trump. En realidad, el presidente obtuvo el 97% del voto republicano en Iowa y el 85% en New Hampshire, convirtiéndose en el mandatario reelecto por mayor número de votos de la historia.

Lo importante, ganar a Trump

En otras elecciones hay temas que acaparan el interés: la sanidad, el control de armas, el aborto… Entre los demócratas, este año sólo hay un tema: ¿Quién está más capacitado para derrotar a Trump? El 62% dice que es lo único que busca en los candidatos, mientras que apenas el 34% piensa en que el aspirante comparta sus ideas. Por eso, el 61% quiere un seguro público universal, pero el 49% votó por un candidato que no lo propone. Lo que importa es ganar a Trump.

Pete Buttigieg, de 38 años, fue el candidato favorito entre estos, quizás porque le ven como una cara fresca que supondrá un gran contraste con el magnate septuagenario. También fue el favorito de aquellos que ganan más de 100.000 dólares al año. Amy Klobuchar, sin embargo, fue la opción preferida por los mayores de 65 años y quienes atienden regularmente servicios religiosos.

Los jóvenes, más progresistas

Quienes no comprometen sus ideas son los jóvenes, cada vez más progresistas dentro del Partido Demócrata. Un tercio de los que tienen entre 18 y 29 años se define como «muy progresista» y la ingente mayoría abraza las causas de la justicia social. El 83% quiere que la educación superior sea gratuita; el 81%, que haya más control de armas; y el 68%, sanidad pública universal.

Bernie Sanders, de 78 años, se llevó a casi la mitad de los jóvenes de entre 18 y 29 años, que en New Hampshire supusieron un 13% del electorado. Las ciudades con campus universitarios son sus bastiones. Por eso cree que puede traer más entusiasmo y participación que ningún otro.

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